Anton Costas publicó en Abril de este año un artículo titulado “Estamos mal pero vamos bien” centrándose en que había algunos indicadores que a largo plazo decían que comenzaría la recuperación económica. Antón Costas tiene una virtud, hay quienes vieron en los primeros indicios de la crisis que esta sería profunda, uno de ellos Marc Vidal, pero él ya en el 2006 alertaba de que estábamos en unos años de vinos y rosas que se iban a acabar.
Lo cuál no quiere decir que su predicción de Abril se vaya a cumplir. Acertar en el pasado no te hace valedor de acertar en el futuro en economía, ahora bien, es bueno seguir algunos indicadores que van al “moll de l’ós” o núcleo duro de la actividad económica productiva. Uno de ellos, como hice, son los indicadores de inversión industrial que parecían ser uno de los primeros sensores de que “estamos mal pero vamos bien“.
El sector industrial es un ámbito que para los que aún no estamos tan subsumidos por la cultura postmaterialista nos sigue siendo interesante. Alguien al final ha de construir los productos que consumimos y de los que comienza a pender todo el proceso productivo y económico (todo el sector financiero, el sector logístico, el sector servicios, el sector del turismo, el sector del comercio, no funcionaría sin esa actividad industrial que hay detrás, y el sector industrial es precisamente donde mayor capacidad se tiene para mejorar la productividad).
Por eso para Antón Costas y otros analistas las inversiones industriales son un indicador. Otro es el que muestra la reciente Encuesta Industrial de Productos, que indica la cuantía de las ventas de los sectores industriales. En este caso, como en mi anterior artículo, me fijaré en Catalunya. Este indicador refleja a como de bien les ha ido a las empresas industriales en su capacidad de venta de sus productos.
Podemos ver las siguientes gráficas que nos indican una foto entre el 2008, 2009 y 2010.
Fuente: IDESCAT, elaborado de la Encuesta Industrial de Productos del INE
Las gráficas son muy interesantes, está claro que a las empresas industriales catalanas la situación del 2010 es peor que la del 2008, mientras que en el 2008 vendían productos por el valor de 96.500 M€, en el 2010 la venta de productos supera apenas los 81.600 M€. Es decir una caída de más del 15% (a lo cuál hay que sumar la inflación de estos dos años, lo cuál agravaría aún más la situación).
Algunos datos interesantes, los tres macrosectores industriales más importantes de Catalunya, el alimentario (sí, aunque pueda parecer que no, somos potencia mundial en industria agroalimentaria), el sector químico y de derivados del petróleo (las famosas petroquímicas de Tarragona y nuestro sector farmacéutico) y el de la automoción y producción de vagones de trenes (algo que le gustará aEgocrata) son los que más han se recuperado del 2009 al 2010, como en el sector industrial agroalimentario son los que menos sufrieron en el peor año de la crisis. Es decir, en los tres macrosectores, donde más cantidad de ventas de productos tenemos y más valor añadido generamos (y somos más competitivos) la recuperación se está dando con más intensidad.
La noticia positiva está en que con respecto al 2009 ya hay una recuperación, 2009 con respecto al 2008 supone una caída superior al 22%, es decir las empresas industriales catalanas perdieron 1€ por cada 5€ que vendieron el año anterior. Pero esa pérdida se ha reducido parcialmente (del orden de 1/3) en el 2010. Con respecto al 2009, el 2010 las empresas productivas catalanas vendieron productos por un valor de más de un 9% superior al del 2009, y lo mejor, incluso superior a la inflación (del 3% en el 2010 para Catalunya). Es decir se recuperó parte de las caída sufrida en el año de más caída de la crisis.
No es para dar saltos de alegría, el sector servicios tardará en apreciar esta mejora del sector industrial, otro motor industrial como es la construcción anda de capa caída (cosa que se nota en este gráfico en las ventas de industrias que producen materiales de construcción y maquinaria para esta) y el paro sigue siendo una lacra. Ahora bien, estos datos indican que los fundamentos a medio y largo plazo de nuestra economía productiva, y en especial de nuestra industria están siendo positivos.
A decir verdad, si no fuera por el problema de credibilidad que tiene la eurozona y por ende (y también por motivos propios) la deuda pública española y la situación de recortes en la que nos encontramos es muy posible que estuviéramos hablando de recuperación.
Al parecer la “crisis de deuda” (algo de lo que escribiré porqué hay que poner las cosas en su contexto y en comparación a otras crisis bancarias que ha habido historicamente), y el pánico de los gobiernos de la eurozona traducido en recortes del estado del bienestar están siendo responsables de que no se esté recuperando la economía. Al parecer, para el sector privado industrial, estamos mal pero comenzamos a ir bien.
Dos cosas:
¿A quién se están vendiendo esos bienes? Si la venta es al exterior es positivo, pero también implica que España sigue anémica.
El orden de los factores es: elevada inversión en activos devaluados = elevada deuda de baja calidad = estrangulamiento del crédito= baja inversión y consumo = reducción de ingresos públicos y privados. Pretender que el estado puede gastar alegremente en este contexto es gloriosamente panglosiano.
Si es externo también, implica que el sector industrial está consiguiendo algo de crédito (los datos de inversión industrial así lo indican) y que estamos exportando y por tanto siendo más competitivos (al menos más que en el 2009).
Otra cosa, lo de mantener el gasto público es algo que ha ocurrido en otras crisis bancarias, aumentando la deuda, las crisis bancarias de los últimos 50 años se ha reaccionado así, y la primera gran contracción del 29 si fue más grave es por el retraso de la reacción pública. O eso o creemos que la directora del FMI es una troska peligrosa.
¿Sabes el tamaño medio de las empresas que trabajan en la industria? Yo no, pero sospecho que serán empresas medianas o grandes. Eso hace que tengan más margen de maniobra en momentos difíciles (ajustes de sueldo y horarios internos, posibilidad de recortar en departamentos no vitales, mejor acceso al crédito, menor dependencia de la demanda interna…) que las pequeñas. Y dado la cantidad de pequeñas empresas que hay en España la cosa pinta para largo.
Creo que os confundís de ejemplos al buscar correlatos. La nuestra, y eso algunos lo dijimos hace ya tiempo, es parecida a la japonesa. Aquí el problema fundamental es que todos los actores: empresas, familias y estado, tienen dificultades importantes para pagar su deuda actual, así que les es muy difícil encontrar financiación para endeudarse aún más. Por no hablar del hecho de que el gasto público al que nos habíamos acostumbrado sólo era sostenible con ritmos de crecimiento burbujil que no volverán en mucho tiempo, si es que vuelven.
Carlos:
Hay también pequeñas (un taller de 10 currelas que hace piezas para otra empresa). El tema está en que no es solo “adaptación” y por tanto evitan cierres o pueden hacer ERE temporales que mantengan el empleo distribuyendo las pérdidas entre toda la plantila, es que VENDEN más.
Demócrito:
Si no pongo en duda que estamos muy mal, lo que veo es que este dato es positivo, lo miremos como lo miremos, porqué al menos para el caso de Catalunya el sector industrial es muy importante como motor del resto. Me explico Nissan el 80% de su producción se vende fuera, igual que la mayor parte de automoción. Y cuando nosotros tenemos una crisis más profunda que nuestros vecinos y estos salen la forma de comenzar a salir es por las exportaciones (y el turismo, pero eso ya está amortizado y descontado).