Se habla bastante de la participación ciudadana. En general los esfuerzos que este mandato está haciendo el ayuntamiento de Barcelona son ingentes. La implantación de los consells de barri está llevando a la extenuación la capacidad de participación tanto de la administración como la de los ciudadanos activos de los barrios de Barcelona.

Aún así la queja de que falta participación es sempriterna. Hace una semana, se realizó el Consell Ciutadà de Horta-Guinardó donde se valoró el estado del cumplimiento del Pla d’Actuació de Districte. Excepto un barrio, el resto valoraban que el cumplimiento del PAD era muy alto y satisfactorio. De hecho el propio PAD se discutió y debatió con los vecinos y la oposición y es muy difícil que con el esfuerzo de participación que se hizo alguien lo critique muy a fondo (todo el mundo puede matizarlo). Aún así, la queja siempre es que falta participación.

Es evidente que el volumen de horas de técnicos y políticos en los distritos y en el ayuntamiento de Barcelona dedicadas a participación es sustancial y que se utilizan las mejores herramientas de participación para intentarla hacer funcionar. ¿Donde falla?. Basicamente, al rascar es en dos ámbitos:

a) Aquellos ciudadanos no activos y que se preocupan por el barrio en temas puntuales. Ellos son los que no participaron en la elaboración del PAD o no asisten a los consells de barrio, pero que en un momento determinado hay un tema que les interesa.

b) En la toma de decisiones final. Es algo que cuesta a las entidades aceptar es que hay una administración que ha de responder a las demandas pero que ha de decidir y que la participación es deliberativa no directa. Al final la administración puede y debe decidir, en contra de la opinión de la asociación de vecinos de turno, arreglar una calle y no otra, porqué han de responder a criterios de interés general, oportunidad, presupuestarios y de viabilidad y como no, de modelo de ciudad.

Por ello los esfuerzos no han de quedarse sólo en las vías de participación deliberativa, también hay que ensayar algunas de democracia directa donde los ciudadanos vean que escoger entre una opción u otra tiene una repercusión real.

De ahí que el ayuntamiento de Barcelona haya iniciado la consulta pionera sobre “que proyecto queremos de Diagonal”, realizó un proceso deliberativo que llegó a bastante poca gente (en general los ciudadanos no queremos participar de la política si algo no nos afecta directamente y esperamos que la administración nos proporcione soluciones y propuestas, que para eso está), pero que tendrá su versión en democracia directa. Con ello se llega a los ciudadanos que quieren participar, pero no implicarse en proyectos deliberativos largos y tediosos, y también llegar a que esa participación tenga una consecuencia efectiva que implique a los políticos de gobierno u oposición de forma significativa.

Ese proceso del proyecto de Diagonal tendrá su plasmación en una consulta ciudadana, de las de verdad, con censos serios y no pura movilización ciudadana. Se presentarán dos proyectos, ambos con ciertas diferencias significativas para que escoger uno u otro se noten y los ciudadanos de Barcelona, mayores de 16 años que estemos censados, seamos nacionales o no, podamos escoger que proyecto de Diagonal queremos para el 2015. El compromiso es serio, hasta el punto que dos de los grupos de la oposición también apoyan la iniciativa (aunque CiU, en su estilo de defender a los NIMBY ha condicionado a que también esté la opción “dejémoslo como está que para qué vamos a tocarla”).

Ambas propuestas de transformación incluyen la conexión del Tranvía y como no, la potenciación del transporte público, para conectar la ciudad, pero en el resto de aspectos serán claras las diferencias.

Aún no tenemos las propuestas en la mesa, pero sí que podemos saber si podemos o no votar en la consulta, ya que está disponible el censo. Es importante comprobar que estamos y hacerlo pronto ya que el período de alegaciones al censo termina este 17 de marzo.

Puedes consultarlo en www.bcn.cat/diagonal