Me lanzo al reto que ha propuesto Citoyen para analizar los motivos desde diversos puntos de vista ideológicos y epistemológicos como las sociedades que parecen ser mayoritarias en occidente son democracias liberales formales y no dictaduras militares.
Marco teórico en el que me muevo
Partiré de una perspectiva evolucionista, utilizando las herramientas que la biología y la matemática utilizan para analizar sistemas sociales emergentes (como las sociedades de insectos) y también, la teoría de juegos de la misma forma que utilizan los darwinistas para analizar que “sistemas” de interacción en una población son sostenibles, para analizar los sistemas sociales humanos.
La primera cuestión es que ¿cómo puede un sistema aparentemente más inestable que un reparto de poderes fuera de las manos militares prevalecer por encima de una concentración de poder en quien tiene la fuerza cohercitiva?. Este debate no es baladí, y en biología es muy difícil explicar la pervivencia en el acervo genético de comportamientos que tildaríamos de cooperación en las sociedades animales. Parece que fuera más rentable para los individuos el comportamiento egoista de cada interacción que haga con otros individuos de su especie. El sistema se reduce a 3 posibles resultados, y forma parte del dilema del prisionero básico:
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Si yo me aprovecho de tí y tú cooperas, yo gano 10 y tú 0.
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Si tú y yo cooperamos, ganamos 6 cada uno.
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Si tú y yo nos aprovechamos mútuamente, cada uno gana 2.
La estrategia más efectiva, cuando las interacciones son simples (una y te olvidas) es siempre aprovecharse y nunca cooperar. Esta es la que fomentarían los genes. Pero en cambio se dan suficientes situaciones de cooperación entre animales como para pensar que ese modelo sea correcto. Esto se corrije introduciendo mecanismos de represión y reacción ante el animal que se aprovecha del otro, y haciendo que las interacciones se prolonguen en el tiempo. Sería el dilema del prisionero prolongado en el tiempo.
De ahí que si el animal que coopera ve que es traicionado, puede decidir no cooperar en un futuro, el animal que siempre se aprovecha nunca sacará, de media, el provecho más óptimo. Al final se seleccionarán comportamientos donde se fomente la cooperación, pero haya algún grado de represalia hacia el que traiciona, mezclado con animales que generalmente cooperen, pero en alguna ocasión traicionen.
Este sistema se puede ir aplicando a sociedades y no sólo a individuos, o para una descripción más compleja de interacciones sociales, además de que se puede simular por ordenador en juegos de este tipo.
Todo esto me sirve como previa para exponer que en sistemas complejos, sostenidos en el tiempo y además abiertos, la solución aparentemente más simple no es la que mejor resultado tiene.
En apariencia las dictaduras miltares son más estables que las democracias
Parecería que en un sistema social, el que tiene la fuerza cohercitiva lo más fácil, beneficioso y estable es que sea quien tome el poder y lo ejerza de forma cohercitiva. Esto es lo que a priori parece. Ahora bien, hay ejemplos, tanto en el mundo antiguo, como en la sociedad actual que no siempre ha sido así, ni necesariamente es el sistema social más estable y mayoritario. Por ejemplo, el número de sociedades democráticas occidentales supera con creces el número de dictaduras militares en países con economías avanzadas.
Aludir a la bondad de los individuos es algo que los moralistas les gusta, igual que algunas visiones fantásticas del mundo social (por ejemplo, algunos liberales que esperan que la “buena voluntad” asistencialistas son las que pueden ayudar a los menesterosos). Se supone que los militares no asumen el poder porqué son buenas personas. Esto puede ser así, pero por cada militar buena persona, hay un militar con ansias de poder (igual que por cada civil buena persona, hay un civil que no lo es tanto). No me creo que el estamento militar, de per sé, tenga tendencia a ser mejor o peor persona que el estamento civil, y este a su vez no demuestra excesiva bondad ni excesiva maldad. Actuamos por muchos motivos pero a largo plazo son los que nos permiten obtener mejores beneficios los que son premiados y potenciados. Por tanto no será sólo la bondad individual la que explique el porqué los militares, teniendo la fuerza no la ejerzan para asumir el poder.
Deben existir mecanismos que holgadamente compensen lo que sería un sistema aparentemente más estable. Quiero aclarar una previa, los sistemas sociales no los entiendo como sistemas estables igual que en física (donde se encuentran en un mínimo de energía y un máximo de entropía) sinó sistemas metaestables, donde un fuerte movimiento puede modificar el estado de “casi equilibrio” a otro nuevo. Por tanto los mecanismos que hacen más estable un sistema o una sociedad sobre otra pueden ser muy suaves, y sólo relevantes en un rango de variables. Si la situación se forzara podría pasar a otro sistema metaestable distinto. Pongo un ejemplo, la sociedad alemana de la primera mitad del siglo XX era bastante parecida a una democracia liberal, incluso con un incipiente estado del bienestar, pero las penúrias económicas de la década de los 30 permitió que se dirigiera a un estado militarista totalitario, poco a poco, con la permisividad de los propios alemanes.
Pero vayamos al tema, ¿porqué vivimos en una democracia y no en un estado militar? Enumeraré algunos motivos que hacen a las sociedades democráticas más estables que los estados militares.
El adoctrinamiento y diseño de las fuerzas militares.
Por un lado, las fuerzas armadas son tendientes a ser conservadoras, hay un “adoctrinamiento” de los militares para ser obedientes al poder. Si el poder es civil, este fomentará mecanismos para que las fuerzas armadas sean dóciles. El poder civil (político y económico) tiende a autoperpetuarse (igual que haría un poder militar), y por tanto establece mecanismos legales pero sobretodo culturales para hacer que el ejército sea tranquilo, dócil y relativamente poco tendiente a injerir en la política. Mecanismos como un ejército profesional reducido muy profesional pero con una dotación relativamente pobre hacen que se tenga un ejército operativo, pero con una justa capacidad de acción. Ningún general golpista se atrevería a lanzar un golpe con una sóla división operativa, o con un ejército que se cae a trozos. Se pueden enviar batallones a las zonas de conflicto internacional o en las operaciones mínimas que requiere la llamada defensa nacional, pero un ejército pequeño y disgregado que además interacciona mucho con la sociedad civil (los soldados por ejemplo, viven en sus casas y no en cuarteles) costaría de levantar y de que este alzamiento tuviera efectividad. El mando en un ejército como el español, pasa por muchos generales y cada uno tiene muy poca tropa a su cargo. Además el estado mayor está cosido de injerencias civiles por todos lados, desde la capacidad de los ministros de defensa, de periódicamente deponer altos mandos, a las formalidades en la dirección del ejército que pasan por un jefe del estado con buena prensa en los militares pero que además ya le va bien el sistema actual y no va a secundar ningún aventurero. En el golpe del 23 F, varias unidades no pudieron salir, estaban inoperativas, lo mismo que sucedió en la revolución de los claveles de Portugal donde varios de los tanques eran maquinarias obsoletas y tendientes a las averías (si funcionó ese golpe contra la dictadura portuguesa fué porqué tenía el apoyo de la sociedad civil y porqué buscaba una democratización).
Los militares juran constituciones, hacen rituales constantes de sometimiento al poder civil y la estructura militar en sí tiene un gran número de rituales que fomentan la obediencia y el respeto a la jerarquía, cuando esta está dispersa y además sometida al poder civil, hacer un levantamiento eficaz requeriría mucha mayor coordinación.
Otra forma puede ser un alto nivel de militarización civil. Los civiles no nos gustan las dictaduras militares, y si el ejército es básicamente tropa de reemplazo, o como en el caso de los suizos, las levas son periódicas y casi cada adulto es un soldado en potencia, difícilmente el ejército se va a alzar en contra de los intereses de los ciudadanos, porqué precisamente es un ejército de ciudadanos. Por eso casi todas las polis griegas cambiaron de sistema político al generalizarse el uso de las falanges hoplitas con el reclutamiento de tropa entre las clases medias, y excepto Esparta, todas abandonaron el sistema aristocrático por uno pseudo-democrático. Suiza es imposible que sufra una dictadura militar ya que los ciudadanos suizos son los propios soldados.
Los costes de la dictadura y su competencia externa
Someter un gobierno democrático con un ejército es relativamente sencillo. Cuatro tiroteos aquí y allá, algún conato de resistencia de tropas no adeptas al régimen dictatorial y de civiles armados, pero en un plis-plas un ejército moderno y bien equipado somete rápidamente una nación. El coste está más en la gestión de la paz que en las operaciones militares. Esto lo sabían desde los tiempos de Alejandro Magno. Derrotar un enemigo en campo abierto era factible, conquistar las ciudades también, pero mantenerlas tenía un coste doble.. .la retaguardia requiere mantener guarniciones, someter a los rebeldes, mantener la paz, etc… Si la población civil ofrece resistencia todo esto aumenta la dificultad. En tiempos modernos eso también se da. Desde la resistencia cotidiana de los ciudadanos que se niegan a ayudar al ocupante (o al propio ejército), a la presión social constante que debe ser reprimida, a las acciones de resistencia activa que conllevan seguramente más bajas que las operaciones militares previas.
Mayores costes de mantener controlado el descontento social
Aunque una dictadura militar es relativamente estable, sobretodo si se vive cierto aislamiento, en comparación con los países de su entorno es menos efectiva social y económicamente. Las sociedades económicamente avanzadas se ven sometidas a mercados globales y a competir. Las empresas promovidas desde una dictadura militar son menos efectivas que las empresas privadas que viven en sociedades democráticas, cuando los productos salen al mercado mundial, es más factible que compren los de la segunda y no los de la primera. Pero además, las sociedades democráticas son capaces de dar más oportunidades y libertades a sus ciudadanos que las dictaduras militares. Esto inyecta un constante desencanto (y un gasto de energías, dinero y esfuerzos en contenerlo) que no se da en las sociedades democráticas. Mientras las segundas gastan relativamente poco en mantener su descontento a niveles administrables, las dictaduras militares han de estar constantemente firmando penas de muerte, sometiendo ciudadanos, estableciendo toques de queda, entrando en las universidades con las armas, etc…. Además de que su gasto militar es infinitamente mayor por ciudadano que lo que tienen las vecinas democracias. A la larga, las dictaduras militares, si no son expansivas, tienen un serio problema de pervivencia económica y de sostenibilidad social. El coste de mantenerlas es relativamente alto.
Las dictaduras militares no son más efectivas en las guerras.
¿Pero una democracia enfrentada a una dictadura militar es más efectiva?. Siempre podríamos pensar que la dictadura militar puede pasar a lo que han hecho todos los estados militares de la historia: invadir al vecino para sacar los recursos que pacíficamente no puede obtener (son menos efectivos que las democracias). Hay un problema en todo esto. Las sociedades militares no necesariamente son más eficaces que las democracias a la hora de ganar una guerra. Entre otras porqué las sociedes democráticas forman más facilmente coaliciones y alianzas entre ellas. Por tanto un estado militar que intente invadir una democracia avanzada de un tamaño semejante se encontrará no sólo combatiendo contra ese estado sinó contra un montón de aliados. Pero además la maquinaria de guerra no ha de ser necesariamente mejor, e incluso, por el funcionamiento más efectivo de la economía, la maquinaria bélica puede ser mejor. La prueba la tuvieron los alemanes en la batalla de Inglaterra que veían como constantemente se reponían aviones y pilotos de la RAF a un ritmo mayor que el que la propia Luftwafe reponía sus bajas. Una democracia a la defensiva puede ser más demoledora que una dictadura militar.
Incluso en la edad antigua esto podía darse, las democracias griegas eran capaces de ganar batallas a la hipermilitarizada Esparta. La falange de élite lacedemonia fué derrotada por un ejército inferior tebano. Alemania y sus aliados fué derrotada por Francia, Inglaterra y sus aliados en la Gran Guerra, y la máquina militar nazi fué superada por la superpotencia estadounidense y la industria británica. Las dictaduras militares vencen a otras formas de sociedad cuando tienen un porcentaje de apoyo social relativamente grande o ayuda externa (como en el caso de los “nacionales” en la guerra civil española), o cuando tienen mucho apoyo social. Pero no necesariamente vencen a las democracias.
Por tanto, el factor de presión y costes socioeconómicos hacen más estables las democracias a las dictaduras militares. Estas compiten en situación de inferioridad, y sólo cuando son enormes y pueden ejercer monopolios militares (por ejemplo las repúblicas soviéticas y los estados clientes de la URSS) son efectivas a la hora de competir con sus vecinos inmediatos (o de mantener el poder durante un tiempo más largo).
Los intereses de los poderes internos
Al final también la presión de “otros poderes” lleva a que haya presión en las dictaduras militares para volverse hacia la democracia. Las democracias son más eficaces socioeconómicamente y por tanto ofrecen más oportunidades de negocio. Los poderes económicos prefieren democracias cuando han de competir con otras élites económicas externas que tienen mayor competitividad. Tan sólo los que disfrutan de los monopolios estatales y los sectores de producción de material militar prefieren las dictadura militares, el resto de poder económico favorecerá una transición política hacia una democracia (ejemplo fué la democratización de Chile).
Los límites de estos condicionamientos: ¿porqué a pesar de todo existen dictaduras militares?
Todo esto son condicionamientos, no impedimentos definitivos, sinó mecanismos de presión negativa para que las sociedades democráticas se mantengan como lo que son y no tiendan hacia la dictadura militar. También he dejado muy bajos los factores “culturales”. Sociedades que no hayan conocido las libertades sociales ofrecen menos resistencia a las dictaduras que aquellas que las han conocido o tienen vecinos que las disfrutan. Los militares no analizan todos estos factores, se ven influídos por ellos, y cuando en el mundo ves caer las dictaduras militares una por una cuando la economía del país y la sociedad avanzan, por motivos que he explicado antes, genera una convicción cultural y social de que el sistema dictatorial no es aceptable y es una solución absurda. Por motivos así, las organizaciones comunistas de los países de la UE abrazaron propuestas no revolucionarias, ha quedado en su acervo que las revoluciones son inviables o producen situaciones aún peores, de la misma manera que en la cultura de los militares les lleva que a pesar de los pesares defender la democracia es mucho mejor para ellos y para el resto de la sociedad, incluído los lobyes económicos que serían necesarios que les apoyaran para tener éxito.
Una dictadura militar podría ser más estable en un entorno de poco desarrollo económico, poca capacidad de competitividad interna, y donde los vecinos también son dictaduras de todo tipo. De ahí que régimenes pseudomilitares se puedan sostener durante más tiempo en regiones subdesarrolladas del mundo. Los factores de presión que favorecen las democracias no se darían, y el descontento social sería igualmente alto, una democracia con poco desarrollo económico y social no solventa problemas muy básicos de sus ciudadanos, no ofrece oportunidades y por tanto su ventaja básica (mayor eficacia económica y menor coste en controlar el descontento social) se pierde. Además los entornos internacionales inmediatos poco democráticos no hacen de las dictaduras militares un socio menos atractivo que una democracia. Las democracias pactan normalmente (o al menos de forma abierta) con democracias y se alían contras las dictaduras militares, pero cuando tu entorno internacional son pseudodictaduras no te vuelves un socio más incómodo para tus vecinos si el estado es una dictadura militar.
Por último, como toda teoría evolucionista, sus “verdades” son reales en sistemas a largo plazo y sin grandes alteraciones. Se pueden dar casos de dictaduras militares que se sostengan de forma inestable pero durante cierto tiempo rodeados de democracias (el carisma del dictador, la “livianidad” de la represión, la construcción de un lobbye corporativo que lo sostenga porqué temporalmente saquen más beneficios, la pasividad de las democracias vecinas o situaciones geopolíticas como la guerra fría que hacen aceptable una dictadura capitalista como aliada que una democracia filosoviética), pero la tendencia a largo plazo se vería más fomentada por los factores que mantienen a ralla las tendencias a dar golpes de estado y mantener la paz interna mediante democracias formales.
Otros, que han aceptado el reto (sacado del blog de Citoyen):
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Mario nos ofrece un explicación en términos de patriotismo constitucional
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Eduardo también ha posteado una respuesta en su línea naturalista
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Albert Esplugas también nos ofrece su interpretación en términos de “restricciones morales”
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Geografo da la explicación que personalmente me convence más (en términos de organización y funcionamiento interno)
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Se nos unido también Becario en Moncloa con una explicación en términos de teoría de juegos y path dependence (que chafa un poco la mía por cierto)
- Y también Berti que nos da un enfoque de “cultura política”
2 thoughts on “¿Porqué no vivimos en una dictadura militar?”