En estas elecciones autonómicas catalanas decenas de candidatos se han volcado a las redes sociales, y centenares de activistas de todos los colores hacen campaña. Algunos más creativos que otros, unos más aburridos que otros, y algunos sin ánimo ni de interactuar o que se han pintado las pinturas de guerra de campaña y no atienden a ninguna matización.

En definitiva, la gran conversación sólo existe para unos pocos, la gran mayoria estan o estamos (intento no hacerlo, pero resulta difícil conversar con “otros” que actúan de forma bastante autista) participando de un diálogo de sordos. A pesar de ello se puede rizar el rizo y empeorar la cosa. El primer candidato de Reagrupament por Tarragona, Ferran Pujol, ha transformado su twitter en una extensión de los carteles y lemas de campaña, sin ninguna originalidad, opinión personal, matización, punto en el que ponga más énfasis, experiencia personal, sin responder a nadie, sin interactuar y sólo eso: un lema tras otro. ¿Se cree que eso le va a proporcionar ya no sólo un voto sino que alguien que no sea un fanboy se interese por sus propuestas y sus mensajes y quiera profundizar? ¿cree que eso apoya en algo sus opciones a ser elegido o simplemente repite las arengas y recomendaciones que el equipo de campaña, bastante desconocedor de las redes sociales por lo que veo, le está dictando?

Vamos, que yo espero de un candidato en las redes sociales o si me lo encuentro en la calle que me explique algo de SU visión, los puntos de su programa que a él más le gustan o que me proporcione algo más que lo que veo en los carteles electorales. De candidatos y militantes en esta campaña en la red aburridos los hay a patadas y de todos los colores, pero ha tenido la mala suerte de ser uno de los candidatos de un partido “alternativo” y que por ello son los que más deben y pueden arriesgar el que se lleva la palma.

Modestamente he iniciado una saga de posts que tratarán sobre los 100 errores de los escritores de blogs. Consejos en negativo de lo que no deberiamos hacer los blogueros. Seguramente cada uno tiene su decálogo personal, y seguramente algunos de los que yo explique sean puras obviedades, otros no estaréis de acuerdo, y otros no aportarán