Los blogueros somos personas, las personas tenemos problemas personales y terminando colisionando con otras personas. Cuando esto ocurre llegamos hechos una furia a casa y deseamos vengarnos de los agravios, ya que como dijo Maquiavelo los hombres se vengan de las ofensas ligeras porqué de las graves no pueden.
El blog sirve para comunicarnos y es muy fácil llegar y volcar nuestra ira en él, dedicarle un post al personaje que odiamos, y quedarnos a gusto. A parte que escribir este tipo de cosas nos expone a cometer el Error 12 (escribir con las manos calientes), esto nos provocará dos efectos negativos:
a) Perder lectores. La gente que nos lee, a menos que sea por el puro morbo y actúes como un verdadero bloguero-troll, dejará de hacerlo. No sólo en este post sinó en el resto. ¿Que de interesante me está escribiendo esta persona si lo que dice es por su propio interés y en perjuicio de una persona que no conozco?.
b) Perder credibilidad. A diferencia de tratar temas personales y aspectos de nuestra vida, dándoles un giro y haciendo de ello algo interesante provoca que aumentemos nuestra credibilidad sobre quien nos lee (estarán viendo un aspecto humano y personal de nosotros), el escribir en contra de un desconocido sólo para desquitarnos hace que perdamos credibilidad (a menos que no se sea un lector rencoroso que también se identifique con ese tipo de odios).
Además, a diferencia de una conversación telefónica, un grito en la calle o una charla de café, lo que escribimos en el blog ahí queda y puede meternos en más de un atolladero. Desde que se nos vaya la mano y comencemos a difamar, con lo que el aludido puede utilizarlo para demandarnos, a sacarlo en ámbitos personales o profesionales como prueba de nuestras malas intenciones, pasando por hacernos inempleables. ¿O es que nos olvidamos de nuestra huella digital?. Hoy en día cualquier empleador mínimamente listo va a leer que es lo que escribimos, como nos comportamos, que es lo que decimos, etc.. y si en un blog (o incluso, aplicable a Facebook o Twitter) nos dedicamos a poner a parir a compañeros de trabajo, antiguos jefes, o personas de nuestro entorno ese futuro jefe se lo pensará dos veces antes de contratarnos: una cosa es que seamos unos broncas y eso lo conozca la gente de nuestro entorno y otra es que encima lo hagamos público a los 4 vientos.
El insultar en público dice más del que pronuncia el insulto que del que lo recibe.
Además, por último, es un arma de doble filo, igual que podemos vilipendiar a una persona, esta puede hacerlo de nosotros y además de forma más inteligente, utilizando pseudónimos para referirse a nosotros, haciendo generalizaciones, por vía indirecta, utilizando el humor inteligente, aprovechando la réplica pública, etc.. y nuestra imagen quedar más dañada que la de la que queremos hundir.
Vamos, nada que no vaya a lo del sentido común, ¿verdad que si te enfadas con el vecino no te dedicas a colgar por el barrio carteles poniéndolo a parir firmándolos con tu nombre?, pues eso… de cajón.
PD: No confundir el tema de entrar a resolver un tema personal con la crítica legítima desde la perspectiva del interés general que podamos hacer a un responsable político o líder social de cualquier otro tipo. Aún así, no nos engañemos, hay personas que atacan a políticos por sus problemas personales no por un interés legítimo… No toda crítica a los políticos es por interés general o formas distintas de entender la política.
Modestamente inicio una saga de posts que tratarán sobre los 100 errores de los escritores de blogs. Consejos en negativo de lo que no deberiamos hacer los blogueros. Seguramente cada uno tiene su decálogo personal, y seguramente algunos de los que yo explique sean puras obviedades, otros no estaréis de acuerdo, y otros no aportarán nada. Bien, igualmente voy a abrir la batería de errores de los bloguerso y haré esta labor de recopilación.
Me temo que lo que describes no es meramente un error de un bloguero, que también, es un error grave criticable en cualquier persona.
Sí, ciertas cosas es peor dejarlas por escrito que simplemente decirlas en un calentón, pero cuando se dice según qué, el medio por el que se haga pierde importancia.
En todo caso, con nuestras obras nos calificamos a nosotros mismos, y leer lo que cierta gente escribe es muy ilustrativo a la hora de formarte una opinión sobre ellos.