Mañana es domingo 9 de noviembre, los catalanes estamos convocados a un acto de participación cívica en el que expresaremos que futuro nos gustaría para Catalunya. No es un acto legal o administrativo, es un acto social.

No sabemos si al final algún juez o el gobierno del estado español terminará impidiendo físicamente la realización de este acto. Sabemos que algunos voluntarios ya han recibido una bonita carta de Llanos de Luna indicándoles que su acción es ilegal, también sabemos que hay una guerra sucia digital en las últimas horas en los que se ha bloqueado los teléfonos de ANC y Ómnium (no solo los de centralita, también los móviles privados) y las webs de ambas entidades y que la fiscalía está estudiando enviar a las FFSS para bloquear el acto participativo.

Puede darnos algo de miedo, y es que desobedecer civilmente ante un estado puede tener consecuencias, pero mañana sólo podemos ganar.

Si podemos realizar el acto de participación habremos demostrado al mundo que una serie de millones de catalanes queremos ser soberanos, y que ejercemos esa soberanía a pesar de las coacciones, amenazas e intentos del estado español de impedirlo.

Si al final el estado utilizando su pura fuerza lo impide, habremos demostrado al mundo que España es una democracia de muy bajo nivel, que utiliza la fuerza para el ejercicio de derechos fundamentales como el de expresión y que los catalanes no tenemos más remedio que huir y marchar de ese estado que tiene prácticas de este tipo.

Sea como sea, los soberanistas habremos ganado, las editoriales del Lunes de toda la prensa internacional, ya que hay más de 600 periodistas internacionales acreditados para seguir la jornada de mañana, dirán una u otra cosa: o que los catalanes somos capaces de vencer a un estado cerril, o que España no permite ni la más mínima muestra de expresión y discrepancia.

Sea como sea, es una victoria, porqué ganar la batalla internacional es necesaria para poder ejercer nuestra soberanía.