La pasada semana elaboraba un pequeño modelo simplificado que demostraba que habiendo un territorio rico de una zona más amplica podría haber 3 posibles situaciones: que en ausencia o con una redistribución de riqueza territorial se fuera insolidario y los pobres de las zonas más pobres se vieran perjudicados, que había una situación de equilibrio donde los pobres de las regiones ricas y pobres salían mejor parados y que había una situación de “expolio” donde la zona más rica aportaba tanto que no tenía recursos para sus pobres.
En definitiva es algo sencillo de entender, si un territorio más rico aporta el 0% de su riqueza al desarrollo de otras regiones es insolidaridad, si aporta el 100% de su riqueza no le queda nada para desarrollarse, por tanto existe una situación intermedia donde ni se es insolidario ni sale peor parado. A mi modelo le han salido críticas de carácter técnico: son ciertas muchas de ellas, pero al final van al “chocolate del loro” y las conclusiones serían iguales aplicando las correcciones mostradas. Ya que la lógica subyacente es la misma.
Bien, estamos de acuerdo que pueden existir esas tres situaciones. Observemos si Catalunya con respecto a otros territorios se encuentra en la primera (es insolidaria), en la segunda (su aportación es equilibrada) o en la tercera (hay un cierto grado de expolio).
Demostrarlo no es fácil… hay objecciones no “liquidables” a las balanzas fiscales. Por ejemplo el IVA lo pagan los consumidores, normalmente dispersos por muchos territorios, pero “salen a cuenta” de las empresas con un domicilio fiscal en un territorio determinado, también es difícil calcular el impuesto de sociedades de forma justa. Ejemplos son las centrales nucleares catalanas que lo pagan en Madrid o la nuclear de Extremadura que lo paga en el País Vasco. Cientos de empresas catalanas tienen sedes en otros territorios (y generan riqueza allí a pesar de no pagar impuestos allí) igual que cientos de empresas de otros territorios con actividad en Catalunya no lo pagan donde generan esa actividad. Esa objección es cierta, y posiblemente las balanzas fiscales son “un indicador” no el único a considerar si Catalunya aporta más de lo que puede.
Es cierto que a priori Catalunya aporta en apariencia más de lo que podría aportar… con un 20% más de riqueza neta redistribuye el 33% de todos sus impuestos recaudados, aportando el 120% de los impuestos por habitante con respecto al 100% de la media estatal, recibe el 95%… En bruto, 1 de cada 3 € recaudados en Catalunya va en cuota de solidaridad a otros territorios. En un primer cálculo puede parecérnoslo.. pero hay objecciones (incluídas las anteriores) que se pueden hacer.
A pesar de que el cálculo de las balanzas fiscales hay algunas correcciones (impuesto de sociedad, IVA) que podrían hacer variar el resultado final, sí que es poco dudable que Catalunya recibe bastante menos de lo que aporta de una forma bastante sensible y que el gasto público de todas las administraciones por ciudadano es menor.
Aún así hay objecciones a afirmar que “Catalunya” está siendo expoliada. Por este orden: hay que demostrar los servicios públicos de Catalunya son inferiores a los de otros territorios, además hay que demostrar que esto no es por una mala distribución y priorización del gasto público o por una inferior fiscalidad (es lógico que si los catalanes pagamos menos impuestos luego, nuestro estado del bienestar sea menor).
Primero comenzaré por matar algunos mitos o argumentos falaces:
FALACIAS SOBRE ALGUNOS CONTRAARGUMENTOS A LAS BALANZAS FISCALES
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En las balanzas fiscales no se calcula la riqueza que generan andaluces y extremeños emigrados en Catalunya. Esta es de las más gordas, los extremeños o andaluces que viven y trabajan en Catalunya generan riqueza en Catalunya y pagan los impuestos en Catalunya. Esto es evidente, pero también consumen los servicios públicos en Catalunya. La mentalidad de quien argumenta esto es feudal: los andaluces o extremeños emigrados le “deben algo” a la comunidad autónoma de origen y su trabajo debería rendir para los andaluces y extremeños no emigrados en lugar de para ellos mismos… en lugar de ciudadanos son siervos que “la comunidad” ha cedido a otro territorio. Mis padres, andaluces, necesitan sanidad en Catalunya, no en su tierra de origen, necesitan el metro de Barcelona no en Sevilla, han necesitado centros educativos para sus hijos en Catalunya, no en Andalucía, necesitan un servicio de limpieza urbana en Barcelona no en Granada, etc… Su aportación a la riqueza de Catalunya y sus impuestos son importantes, pero igual que sus necesidades de servicios públicos las utilizan básicamente en Catalunya. Incluso cuando van de vacaciones a su tierra natal, si se ponen enfermos, la sanidad andaluza le pasa la factura a la catalana (como no puede ser de otra manera)…
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En las balanzas fiscales no se tiene en cuenta la balanza comercial. Sin querer se intenta argumentar en base a una solemne tontería, ningún país del mundo le reclama a otro cuentas de su balanza comercial. Porqué vayamos a una cosa, la balanza comercial favorece a “privados” en Catalunya que pagan sus impuestos en Catalunya (y por tanto esa sobrefinanciación de origen), pero no se traduce, como no estamos en un sistema soviético donde todo lo gestiona el estado (el sector privado también) en mayores ingresos para servicios públicos, sinó indirectamente a través de los impuestos que se recaudan. En principio el cálculo de esos impuestos extras cobrados por la balanza comercial ya entran en el cálculo de la balanza fiscal, Además esa balanza comercial no significa que los catalanes le roben la cartera a los extremeños en X millones, o se los cedan alegremente para que en Catalunya vivan mejor, sinó que hay empresas catalanas que ofrecen bienes y servicios y empresas del resto del estado que ofrecen bienes y servicios… al final los catalanes venden más bienes y servicios por un valor de 20.000 millones, PERO A CAMBIO OFRECEN SERVICIOS Y BIENES. Es decir no son 20.000 millones gratis, estos se transforman en coches, servicios financieros, consultorías, transferencias de tecnología, servicios de logística, bienes industriales, consultores, prendas de ropa, etc… Como ejemplo ilustrativo utilizaré un comentario de Bensoussan: “Pongamos como ejemplo que tú eres una autonomía: 1) Imagínate que te quito con impuestos 100 euros. Tendrías una balanza fiscal negativa. 2) Con esos 100 euros te compro tus pantalones. Te quedarías con déficit en la balanza fiscal, superávit comercial y con el culo al aire.” Las balanzas fiscales indican dineros que se dan “por la cara” sin ninguna contraprestación a cambio para poder equilibrar los déficits del estado del bienestar de los territorios menos ricos. A nadie se le ocurre compararse con el tendero y decir que ha de recibir mejores servicios públicos que él (aunque cobremos lo mismo) porqué nuestra balanza comercial con él es negativa… leñe, el señor de la tienda nos ha vendido objetos que hemos disfrutado y consumido nosotros y a la que voluntariamente hemos ido a comprar. Igual que la balanza comercial catalana.
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No se ha de pensar en la financiación en base a la población, sinó en base a otros factores como la dispersión, la cantidad de zonas forestales (porqué contribuyen a absorver gases invernadero, etc…). A parte de que en las actuales leyes de financiación de las CCAA el factor poblacional siempre es el principal (y uno de los problemas más graves es que la población catalana ha variado en 1.500.000 de ciudadanos de hecho desde 1999 que es la fecha que se tiene en consideración para los presupuestos) elemento de cálculo en las transferencias, y los factores como la insulidaridad o la dispersión producen correcciones, estas tienen un peso muy pequeño. A parte, si analizamos estos factores, Catalunya también sale favorecida: Catalunya tiene casi tanta masa boscosa como Extremadura (más de 1.100.000 hectáreas) estando entre las 6 primeras, es un territorio con alta dispersión geográfica (el primero en número de municipios y el cuarto en número de entidades singulares de población), es uno de los territorios con más población inmigrada (a la par que Madrid y Andalucía), es un territorio frontera y de los más complicados orográficamente (2 sierras litorales, varios macizos prelitorales, varios macizos prepirenaicos y varios cordales pirenaicos, centenares de kilómetros de costa, centenares de ríos, altiplanos, etc…). Si calculamos en las “balanzas fiscales” las necesidades singulares Catalunya no sale mal parada en ningún indicador… excepto el de insularidad.
DUDAS RAZONABLES ALREDEDOR DE LA INSUFICIENCIA FINANCIERA CATALANA
Bien, hemos matado algunos mitos, pero hay objecciones que de origen requieren un tratamiento más adecuado… y que se centran en dos aspectos: ¿tiene Catalunya un estado del bienestar menos desarrollado que otros territorios? Y ¿se puede achacar a una parte importante de este supuesto subdesarrollo a la insuficiencia financiera catalana o a un mal gasto público o a una menor presión fiscal?.
Vayamos primero a lo segundo…
¿Se gasta poco en servicios sociales en Catalunya?
La pregunta no es baladí, y es difícil de contestar. Sobretodo si vamos a la “tercera pata del estado del bienestar” los servicios sociales (referidos estos a ayuda a la pobreza, servicios a las personas dependientes, la familia, trabajo social, educadores de calle, etc…), debido a que hay diversos operadores públicos que actúan. Hay “servicios sociales” que son gestionados de forma municipal, autonómica, estatal, por fundaciones a través de dinero público, etc… Calcular “cuanto” del gasto público se destina a estos servicios es una tarea ingente y que no la he encontrado calculada de forma satisfactoria. En cambio el gasto en sanidad y educación es más fácil de calcular ya que las transferencias están realizadas a las CCAA y prácticamente el 90% de ese gasto se realiza por las CCAA. Es verdad que hay gasto municipal en estas partidas (por ejemplo en Barcelona, las guarderías públicas son municipales y cofinanciadas por el ayuntamiento y la Generalitat), pero en una aproximación más o menos buena podemos trabajar con los presupuestos ejecutados en sanidad y educación por parte de las CCAA y compararlos con el total de gasto público en el territorio (que se puede extraer de las propias balanzas fiscales, en la tabla carga-beneficio que se centra en el gasto público “de partida”) o bien de los propios anexos que salen en los presupuestos ejecutados de cada CCAA.
Bien, me he centrado en las partidas de sanidad y educación y las he aplicado al porcentaje invertido en cada uno de los territorios.. He seleccionado dos territorios ricos pero con balanzas fiscales negativas: Catalunya y Madrid, y dos territorios pobres y con balanzas fiscales positivas: Andalucía y Extremadura. He seleccionado 3 territorios rojos y uno “azul”. Primero para comparar Catalunya con dos regiones que tienen un excelente sistema sanitario y educativo (luego lo compararemos) y supuestamente unas prioridades de gasto social muy izquierdistas, segundo comparar Catalunya con Madrid para ver cómo dos territorios con gobiernos claramente diferentes (uno tripartito de izquierdas, y el otro de derecha) tienen prioridades de gasto distinto. Si analizamos la gráfica siguiente veremos el % sobre el gasto público en educación y sanidad en estos territorios:
En Catalunya se destina por parte del conjunto de las administraciones públicas un 47% a sanidad y educación… le siguen Extremadura y Andalucía con el 40% del gasto público y Madrid con el 31% del gasto.
En partidas, Catalunya gasta el 29% del gasto público en sanidad, 2 puntos más que Extremadura, 7 más que Andalucía y 11 más que Madrid. En educación Catalunya y Andalucía gastan el 18%, y Extremadura y Madrid el 13%.
He escogido el peso de la sanidad y la educación en el total del gasto público de todas las administraciones porqué es un indicador que “iguala” los territorios a pesar de las diversas competencias que tienen unos y otros. Por ejemplo la Generalitat tiene competencias en seguridad ciudadana que no tiene Madrid o Andalucía, pero es el estado el que proporciona policía nacional y guardia civil para cubrir esas necesidades (y que cuenta en el total de gasto público en el territorio) y es la Generalitat la que paga a los Mossos d’Escuadra… en ambos territorios hay un gasto público en seguridad ciudadana.
Si el estado del bienestar estuviera menos desarrollado en Catalunya no es porqué el conjunto de administraciones gasten mal el dinero, sinó porqué gastan poca cantidad: el estado invierte poco y la Generalitat no tiene suficiencia financiera.
Se puede argumentar también que Catalunya tiene una menor carga fiscal, cosa que no es así… Aunque es difícil poder decir si la presión fiscal catalana es más alta que la andaluza si que podemos decir que las diversas administraciones que cobran impuestos en Catalunya o no están entre las más bajas (la Generalitat no es de las que más reduce sus impuestos, es la Generalitat Valenciana y la CAM), y las ciudades catalanas están entre las que más carga fiscal tienen (tasas municipales más elevadas).
También el mito de que los catalanes gastamos mucho en “cosas de los catalanes” y eso lastra otras partidas es algo que se muestra que no es así. Por un lado “cosas de los catalanes” no es tener Mossos (ya que en los territorios donde no hay Mossos o Ertzaina, hay policías nacionales y guardias civiles que ejercen esas mismas competencias), o tener Ferrocarriles de la Generalitat, el FEVE lo gestionan las CCAA del “norte” y el gasto público en transporte ferroviario está contabilizado en la gráfica anterior: lo haga la RENFE como empresa pública estatal, o lo haga la administración autonómica. “Cosas de los catalanes” son partidas que no hay en la mayoría de otros territorios: normalización lingüística y oficinas externas de promoción económica, cultural y turística de Catalunya. A parte que lo segundo es una inversión (ayuda a la internacionalización de la economía catalana, entre otras cosas), ambas partidas no superan los 65M€, que en un presupuesto de la Generalitat del 2008 es de 35.000M€ no supone ni el 0,2%. Además la parte del león de esta partida es de normalización lingüística y promoción de la lengua catalana… Los catalanes también financiamos el Instituto Cervantes y al Ministerio de Cultura, la RAE y demás instrumentos con financiación pública de promoción de la lengua castellana… Es normal y no sólo “lujos de los catalanes” promocionar la lengua catalana y protegerla financiando al Institut d’Estudis Catalans que normativiza el idioma y promueve la actividad científica en catalán. Pero a pesar de ello es un coste que representa poco más del 0,13% del presupuesto total de la Generalitat.
Se puede achacar que haya “otros lujos” como por ejemplo la deuda que asume o que termina recayendo en los presupuestos de la Generalitat de la Corporació de Mitjans Audiovisuals (que incluye la radio y la televisión pública catalan) es de un máximo de 200M€ anuales, que no representa ni el 0,7% del presupuesto de la Generalitat. Sumando lujos y “pijotadas de catalanes” no afecta ni al 1% del presupuesto total de la Generalitat, es decir ni al 0,7% del gasto público en Catalunya.
En definitiva, los argumentos de que en Catalunya se realiza un mal gasto en partidas sociales parece indicar que no es así… En Catalunya las administraciones (principalmente la Generalitat) gasta aún más que en los territorios “más rojos” en educación y sanidad pública. El argumento que el retraso de la sanidad es debido única y exclusivamente a una mala gestión de CiU comienza a caer… Aún cuando CiU no fué un dechado de virtudes, el Govern tripartit lleva más de 6 años con un porcentaje de gasto social superior al de las zonas más rojas de España. En Madrid en cambio sí que tienen aún más margen para poder repartir la riqueza de forma más social.
Si calculamos el flujo monetario por habitante, vemos que en Madrid se invierten unos 11.700€ por habitante, en Extremadura 6.100 € por habitante, Andalucía 4.800 € por habitante y en Catalunya 4.400 € por habitante. Centrándonos en el “carga-beneficio” Madrid se invierten 8.400 € por habitante, en Extremadura 5.910 € por habitante, Andalucía 4.700€ por habitante y en Catalunya 4.500 € por habitante.
Sea como sea, en Madrid si tienen un peor estado del bienestar no se pueden quejar de las transferencias insuficientes. Madrid aporta mucha riqueza pero aún así sigue teniendo una buena aportación por ciudadano y en cambio realiza un gasto social muy bajo, en parte por el efecto de capitalidad (hay que invertir más en seguridad ciudadana y en ministerios) pero no todo es achacable a la capitalidad, el diferencial del gasto público en sanidad y educación es muy alto.
En cambio en Catalunya que es más rica que Andalucía y Extremadura, recibe menos por ciudadano que ellas y tiene una política de gasto público algo más fuerte en sanidad y educación con respecto a lo que recibe por ciudadano. Si Catalunya tiene un peor estado del bienestar una parte significativa se puede achacar a la insuficiencia financiera.
Al parecer los datos nos comienzan a apuntar que Catalunya se encuentra en la situación “3” del modelo de la semana pasada… Tan sólo, y no es poco, hay que demostrar que los servicios sanitarios y educativos catalanes tienen carencias respecto a los de Andalucía o Extremadura… o a los de la media del estado.
El post es simplemente genial. Congratulations!
No hi ha pedagogia possible. Ho facis com ho facis, no hi entraran. Al tomate t’ho deien, no lo compro, no lo compro. I t’ho dic jo, no et compren, diguis el que diguis, mostris el que mostris. No hi ha enteniment possible, i acabaras com el Sobreques, tard i malament, que la possiciò no 3 no te arreglo.