Ayer la Izquierda Verdadera SL decidió ir a manifestarse a las sedes de UGT y CCOO de toda España. A la práctica, solo funcionó y mal en Barcelona donde unas 50 personas se reunieron, primero en la sede de CCOO en Via Leitana y luego en la sede de UGT en Rambla del Raval.
La convocatoria que pretendía ser “masiva” y en contra de las reformas que están pactando patronal y sindicatos pretendía ser un toque de atención a los “sindicatos traidores vende obreros”, en la clásica retórica cegetista de toda la vida a la que ya estamos muchos acostumbrados.
De la legión a la decuria, de “pueblo” a aldea.
Entre los convocantes estaba “Democracia Real Ya” y todo movimiento alternativo, acampada, etc.. que se sumaba a última hora. El mensaje muy vertebrado entre los convocantes es que “el pueblo” iba a decir a los sindicatos lo traidores que son. El mensaje también hablaba de las masivas manifestaciones que estaban convocadas y que se iban a enfrentar a legiones de indignados.
La verdad es que en lugar de “somos legión” tendrían que decir “somos un puñado de decurias” porqué no llegaban ni a medio manípulo de una cohorte, una fracción de la fracción de la fracción de una legión. Cuando alguien se llena la boca de un discurso tan grandilocuente como “somos legión”, “somos el pueblo”, debería poder acompañarlo con un respaldo adecuado a la dimensión de lo que pretende representar.
En definitiva 50 personas en la manifestación más multitudinaria de las que reunieron decidieron ir a la manifestación. De legión a decuria y de “El Pueblo” a la aldeilla.
Cuanto más sectario más agresivo
Es evidente que cuando una convocatoria es tan minoritaria y está conformada por personas tan convencidas y radicalizadas ideológicamente es que el diálogo sea difícil. En la UGT de Catalunya una delegación de dos personas (de hecho el 5% de la manifestación, :-) ) fueron recibidos y se dialogó con ellos. Pero mientras se intentaba ver “que es lo que demandaban” y poder intercambiar razones, afuera se dedicaban a dar consignas tan bonitas y democráticas como “tírate de la ventana“, “no nos mires, tírate“, “traidores, vendidos“, “chorizos”, “vas a volar“, etc… terminen pintando ambas sedes y hacían amenazas verbales. No por esperado, no deja de ser lamentable.
Quien representa a quien
Que 50 personas griten “no nos representan”, “fascistas” o “esquiroles” a sedes donde había dentro en cada una más gente y entre ambas organizaciones solo en Catalunya reunen más de 300.000 afiliados, 45.000 delegados sindicales electos en las elecciones sindicales y recaban más de 2.500.000 votos en las elecciones sindicales, no deja de ser curioso.
Una cosa es que los sindicatos, partidos, instituciones, etc.. tengamos una crisis de legitimidad y representatividad, estemos más cuestionados que antes y que es un problema que se tenga que afrontar de cara. Otra es que 50 tipos se quieran arrobar la representatividad “del pueblo” cuando solo en número de individuos presentes en uno y otro lado estan en absoluta minoría. Puede que los sindicatos no representen el sentir de todos los trabajadores, pero como mínimo representan a sus afiliados y delegados que son abismalmente muchos más que los que se les manifestaron en contra.
Más allá de que el que llama “fascista” a otro que no lo es pierde todas las razones, llamar “esquiroles” sin saber que es un término solo utilizable en las huelgas (y hoy por hoy no hay huelga convocada, ni tan siquiera por el sindicalismo hipercombativo), muestra una clara ignorancia de los que se presentaron.
No hacer lecturas incorrectas del fracaso de la manifestación antisindical
Podría esto, en lecturas como las que hace el govern de la Generalitat, suponer que el terrible, indiscutible y catastrófico fracaso de la convocatoria contra los sindicatos es un aval a lo que hemos hecho y hacemos desde el sindicalismo de clase.
El fracaso absoluto e indiscutible de la manifestación antisindical indica solo una cosa, la mayor parte de los ciudadanos no nos ve “como el enemigo” o la causa de los problemas. Eso no implica que haya un sentimiento crítico con los sindicatos y nuestra labor. Las encuestas dicen cosas claras: nos critican pero siguen considerandonos necesarios. Por tanto el fracaso de la convocatoria hay que leerlo en ese contexto: no somos el mal encarnado que hay que convocar pero tenemos que mejorar.
También el hecho de que los manifestantes fueran a las sedes de CCOO y UGT y no a las sedes de partidos o la patronal también es un indicador. Aún aspiran que desde el sindicalismo les escuchemos. Aunque en la manifestación de ayer había mucho “perroflauta” y radical, también había un puñado de personas de la calle y es gente que el sindicalismo les ha abandonado pero esperan convencernos. Esto también es importante y hay que saber verlo. Entre los manifestantes de había radicales que le hacen el caldo gordo a los intereses antisindicales, pero también personas que esperan que estemos a la altura y confiaban convencernos.