Aprovecharé este mal momento para despedir al compañero Isaías, porqué ha sido él, pero podría ser cualquiera. Isaías somos todos los que hemos ejercido alguna responsabilidad institucional. Un currela, sin escolta, que en un momento dado había sido concejal, un cobarde de los de peor calaña ha ido a este objetivo fácil, que trabajaba en un peaje y que sabía donde encontrarlo, sin escolta, sin protección, viviendo su vida… ha apretado el gatillo y ha sesgado la vida de Isaías.

No hay más que añadir… los “de siempre” vuelven a hacer de las suyas. No lo entiendo, ni quiero entenderlo, ni quiero que nadie me lo explique, ni quiero que salga el de “la barba” a decir que condena el atentado, porqué para él las víctimas son instrumentos para ganar las elecciones e Isaías no desearía que “el barbas” y su tropa se beneficie de su asesinato. No quiero que ZP diga demasiado, que haga una condena y punto y que los asesinos no condicionen la campaña. Seguramente Isaías desearía que la campaña continuara, que la vida pudiera seguir sin que los asesinos condicionen nuestras elecciones. Pero esto no es así.

Negociamos con ellos porqué tocaba negociar, para evitar que Isaías fuera hoy asesinado, para que los de siempre dejaran de existir como asesinos y se integraran, peor nuevamente demuestran que no buscan ni la libertad del pueblo vasco, ni conseguir nada para su país. Buscan tener el protagonismo, buscan condicionarnos y secuestrarnos.

No les haré publicidad, y espero que nadie se las dé. Espero que no se hable de ellos, se hable de Isaías y de la gente como él. Que el 9 todos votemos sin que “ellos” condicionen nuestro voto, que vayamos a las urnas sin miedo, porqué si la muerte de Isaías ha de tener algún sentido, dentro de la absurdidad de este asesinato, no ha de ser para que los de siempre nos condicionen.

Isaías, ojalá hoy siguieras vivo…