Ubicación: Ulldeter
Dificultad: PD- (una canal de 100 metros de desnivel de 45º)
Altitud: 2.881 metros.
Desnivel acumulado: Unos 750 m.
Tipo de ruta: Invernal.
Meteorología: La peor posible, visibilidad casi nula, tormenta de nieve.
Sé que me adelanto a relatos de ascensiones que han habido antes, pero esta lo merece debido a que hay que hacer un reconocimiento al grupo de rescate de montaña de los bomberos de la Generalitat. En un momento que la conselleria de Interior, dirigida por Joan Saura, está tan criticada hay que reconocer los servicios que funcionan de una forma escrupulosamente profesional. Mi agradecimiento al equipo de rescate aéreo de montaña de los bomberos de la Generalitat, al equipo de rescate de montaña de Olot y al de coordinación de la central de bomberos de Girona. Sin ellos, las cosas hubieran salido de otra manera.
La alta montaña tiene muchas caras, y este fin de semana hemos conocido una de sus peores, una montaña extremadamente fácil, conocida y en una zona que dominas puede darte un susto. En nuestro caso la mala fortuna y el mal tiempo, junto a un cierto grado de riesgo controlado, nos metió en una situación complicada.
La parte fácil, la ascensión
Como había que aplicar a la práctica lo aprendido en el curso de alpinismo, la opción de intentar subir el Bastiments y luego el Vacibers era una buena idea, había de todo, progresión por pendientes moderadas de nieve y hielo, paso por una cresta alpina, e incluso se podría practicar las autodetenciones y las técnicas más simples que había aprendido.
Así que para Ulldeter con Joan y Raquel. Al llegar, mal tiempo, visibilidad reducida (200-300m), pero como la zona la tenemos más que conocida, no nos causaba ningún problema ni la orientación, ni sufrir algo de nieve en la cara. Sabíamos que lo peor que puede pasar en aquella zona, el viento del Torb, no estaba previsto, así que continuamos hacia arriba. En el camino nos encontramos con un par de montañeros que nos dicen que el coll de la Marrana está practicable, así que seguimos avanzando por el lateral de las pistas de esquí de Vallter 2000, hasta llegar a la ladera del Bastiments.
La visibilidad se había reducido y cuando llegamos a pié del Coll de la Marrana, no logramos encontrar el camino de ascensión normal, y tomamos una canal de subida hacia el noreste, que tenía 45º (con la técnica de los dos palos, pudimos comprobar que las puntas se tocaban, por tanto, sí, tenía 45º), lo cuál le daba un aliciente ligeramente técnico, aunque como la nieve estaba recien caída y debajo había una capa de nieve más dura, era bastante seguro avanzar y sólo había que tener cierto cuidado. Salvada la canal que me hizo ensayar la progresión aprendida durante el curso de alpinismo, nos encontramos por encima del coll de la Marrana. Antes de subir el Bastiments, retrocedemos hacia el coll de la Marrana (2.530m) y ver como estaba. Llegamos sin problemas en 5 minutos y no vemos problemas, así que nos lanzamos hacia el Bastiments. La visibilidad estaba comenzando a empeorar y llegaba a unos 100 metros, pero siguiendo un poco la línea de más pendiente y en base a brújula, altímetro y la visibilidad que teníamos avanzamos dirección Norte – Noroeste, y progresamos por la enorme pala de ascensión del Bastiments. Llegamos a la confluencia de la ladera este (la llamada esquena del ase) del Bastiments con la sur casi en las peores condiciones, visibilidad de 50 metros máximo, y con una enorme loma cornisada hacia el norte. Con la niebla casi no veo la cornisa hasta que estoy a un metro de ella, aviso a los compañeros de atrás que pisen sólo donde yo piso y hacemos cima en la cruz precimal. No había narices de llegar al punto geodésico 5 metros por encima, así que fotos y para abajo. El ruido de la nieve descargándose en un alud en la esquena del ase nos hace apresurarnos.
El descenso sin problemas hasta el coll de la Marrana. Y allí vimos el problema, en los 45 minutos que tardamos en subir y bajar del Bastiments se había formado no sólo una cornisa de nieve que bloqueaba la bajada, sinó que se había borrado toda la traza del camino de bajada, nuestras trazas en la canal de subida y la vía de descenso estaba sepultada sobre un montón de nieve fresca. Comenzamos a pasearnos en mitad de tormenta por toda la línea del coll, intentando dibujar una diagonal de descenso por la pendiente nevada. Raquel intenta romper la cornisa para iniciar el descenso pero provoca un alud quedándose ella en la parte superior. Estaba claro que intentar bajar por ahí era muy arriesgado, tal vez lográramos superar la cornisa pero la dejaríamos muy inestable y con nieve reciente acumulándose era fácil que un alud nos sepultara en la bajada.
Retirada hacia el refugio de Coma de Vaca
Atorados en el coll comenzamos a valorar los posibles caminos de bajada. Una alternativa era flanquear el Gra de Fajol y terminar en el coll de coma de l’Orri, pero si en la marrana estaba cornisado, coma de l’Orri estaría igual y con el mismo riesgo de aludes, además el flanqueo del Gra de Fajol se hace por una loma que con la nieve que se estaba acumulando podría romperse y ser arriesgado, así que descartado.
Teníamos que tomar una decisión, porqué allí en el coll no nos íbamos a quedar, estábamos en mitad de una tormenta de nieve con una visibilidad de apenas unos 20 metros y con niebla por todos lados, al menos no hacía Torb y el viento no era escesivamente fuerte.
Decisión tomada: tiraríamos hacia abajo buscando el río Freser que nos llevaría eventualmente al refugio de Coma de Vaca, que en esta época está no guardado y allí descansaríamos y por la mañana bajaríamos a Queralbs. Además esta ruta nos hacía perder cota, y teóricamente íbamos a ganar visibilidad, perder nieve de por medio y ganar algo de temperatura.
Era más fácil decirlo que hacerlo, porqué con una visibilidad tan reducida no había muchas referencias. La pendiente percibida en el suelo, la brújula y el altímetro. Así que prácticamente brújula en mano comenzamos a descendir dirección oeste, suroeste, casi a ciegas. He de decir aquí que la sangre fría de mis compañeros ayudó a que no entrara en pánico y me permitió hacer de navegante en este caminar a ciegas, si ellos se fiaban de mí, tendría que fiarme yo también de mí mismo.
No sé cuantos de los montañeros que conozco hubieran mantenido la calma de mis compañeros… seguramente algunos hasta hubieran encontrado un aliciente en esta desventura (estoy pensando en la otra Raquel o en el grupo de las “supernenas” o en Álex o Javi que les va la marcha), pero no sé como hubiéramos reaccionado si alguien hubiera entrado en pánico, a mí seguro que me lo contagia. La verdad, tanto Raquel como Joan se comportaron como unos campeones y sin ellos me hubiera rendido allí mismo.
Avanzar con poca visibilidad, niebla y con todo nevado es una sensación extraña, no tienes sentido de profundidad ya que la nieve y la niebla se funden, das un paso para descender sin ser consciente de que pendiente de nieve estás bajando y hasta que no clavas el grampón no te das cuenta de donde está el suelo realmente, de vez en cuando se intuyen algunas rocas en las pendientes de los lados, o puedes ver algún arbol entre la nieve, que te permiten tener un poco de sensación de profundidad. Más hacia abajo con algo más de visibilidad sólo se ve la parte baja del valle dando una sensación de magnificiencia, una V escoltada por las paredes de los macizos a izquierda y derecha.
Vamos bajando de cota y nos encontramos con el río Freser, que estaba cubierto de nieve, pero que de tanto en tanto dejaba ver sus aguas, tomando dirección sur por el valle del río, para luego volver a girar hacia el suroeste-oeste. Llegamos a una especie de planicie en mitad del valle y al fondo intuimos a unos 200 metros el refugio. Los últimos metros son muy duros ya que en esa planicie la nieve estaba muy blanda, pero por fín llegamos al refugio. Entramos y nos abrigamos con las mantas. Contactamos con los bomberos a través del walki de emergencia que hay en el refugio y damos aviso de que estamos bien, que no hace falta enviar ningún rescate ya que al día siguiente teníamos pensado bajar a Queralbs por el camino normal del refugio de Coma de Vaca. Dormimos y la noche la pasamos mal, bastante frío y fuera un viento bastante fuerte (pero no el Torb, por suerte).
Intentando salir de la Coma de Vaca hacia la civilización
Al amanecer decidimos ponernos en marcha hacia Queralbs, pero durante toda la noche había caído medio metro de nieve fresca, el caminar es casi un suplicio y el camino hacia Queralbs estaba impracticable y sobretodo, imposible de encontrar. Las alternativas que se nos ofrecían para salir eran bastante malas. Por un lado, volver hacia la Marrana descartado, si el día anterior estaba cornisado e impracticable, ese día con todo lo que había nevado aún estaría peor y con más riesgo de aludes, tirar hacia Queralbs, imposible, bajar diréctamente por el río descartado, nos haría falta equipo de descenso de barrancos. Tirar hacia Núria, teníamos dos alternativas, por el camí dels enginyers, descartado porqué si ya es difícil en verano, en invierno y con estas condiciones era resbalón seguro y caída de muchos metros, además que tampoco hubiéramos podido encontrar el camino al estar tapado por la nieve. La segunda era remontar la coma de Vaca y subir por el coll de Torreneules y de allí un flanqueo dirección pic de l’Àliga. Descartado, Raquel no tenía muchas fuerzas y el resto tampoco andábamos muy sobrados, y suponía salvar un desnivel de 700 metros en condiciones de nieve fresca, un caminar terriblemente penoso, con mal tiempo, sin saber si el coll de Torreneules estaría practicable o no (este es otro que forma bonitas cornisas). Una última alternativa era tirar dirección al coll del Balandrau llamado coll dels tres pics, y luego bajar a la pista que eventualmente nos llevaría a Tregurà… alternativa que hubiéramos escogido en caso de tener visibilidad y el caminar con nieve fresca lo hubiera permitido. Pero no había casi visibilidad y estábamos gastando energía buscando una salida y casi ya sin comida.
Mapa de las vías de descenso, el camino hacia Queralbs (1) estaba impracticable, el camí dels Enginyers hacia Núria (2) era una locura en condiciones invernales y cruzar el coll de Torreneules (3) es una aventura con nieve fresca y con riesgo de aludes. Volver hacia atrás al coll de la marrana (4) o al coll de Coma de l’Orri (6) sería muy complicado, además que volveríamos a encontrarnos unas cornisas y un alto riesgo de aludes. , Intentar cruzar la collada de Malinfern para tirar hacia Francia (5) ni nos lo planteamos, era ganar demasiada cota en una zona muy empinada.La vía más razonable era cruzar el coll dels tres pics y luego buscar la pista forestal hacia Tregurà (7), pero la ausencia de visibilidad nos impedía localizar correctamente el coll y luego los bomberos nos dijeron que la zona es propensa a aludes (hace unos años, en la misma pista forestal dos ciclistas fueron arrollados por un alud).
El rescate por parte del grupo de montaña de los bomberos de la Generalitat
Por tanto después de 1h30 de búsqueda infructuosa del camino de bajada, volvemos al refugio y contactamos con los bomberos de Girona, aviso de que necesitamos rescate y que estamos atorados. Discutimos con ellos las alternativas y ven que sí, no las hay… deciden enviar un equipo por tierra para alcanzarnos y ayudarnos en el descenso. En estos casos, somos nosotros los que vamos contactando con ellos, ya que el walki de emergencia se desconecta sólo cada 4 minutos y hemos de ir activándolo. Pactamos una serie de contactos periódicos cada 30 minutos que vamos espaciando cada 45. El equipo de tierra no puede alcanzarnos, los mismos problemas para salir que tenemos, lo tienen ellos para subir (al menos no somos tan mendrugos como creemos y nos damos cuenta que lo mejor que podíamos haber hecho es no arriesgarnos por un lugar impracticable para quedarnos atorados en un sitio peor). Aviso de que tal vez nos quedaremos otra noche a cota alta y comienzan a urdir cómo subirnos algo de comida.
Por suerte, el tiempo está mejorando, y al cabo de unas horas el tiempo despeja y desde Girona dan aviso al helicóptero. Al cabo de unos 20 minutos el helicóptero con un equipo de rescate de bomberos de montaña comprueban que estamos bien,nos recogen y salimos del valle. Cuando el helicóptero se va elevando en círculos vemos todo el pirineo oriental con una vista privilegiada y única.. las cimas que ya conocíamos tanto en verano como en invierno estaban cargadísimas de nieve, hasta el punto que parecía un paisaje himalayístico, de tanta nieve que tenían muchas de las montañas no se veían aristas de roca, parecía como si tuvieran un manto glaciar más que un montón de nieve.
En un vuelo de pocos minutos nos dejan en Setcases (el tiempo impedía aterrizar en el helipuerto de Ulldeter) y allí un equipo de rescate de montaña de los bomberos de Olot nos recoge y comprueba nuestro estado, nos dan alimentos y agua y nos llevan hasta nuestro coche. Valorando con ellos, nos comentan que dentro de todo, habíamos tomado la decisión más acertada: buscar un lugar para refugiarnos y no arriesgarnos a bajar cuando no se podía. Con ellos estuvimos valorando que opciones habíamos tenido e incluso la del coll dels Tres Pics la veían algo arriesgada (teníamos que intentar ir a parar justo al collado, porqué si nos desviábamos íbamos a encontrarnos con zonas de aludes), el volver por la marrana lo veían complicado y los caminos hacia Núria o Queralbs una locura en ese estado de la nieve. Íbamos equipados para lo que queríamos hacer, grampones y piolet, teníamos el equipo de navegación adecuado (brújula, altímetro, mapa de la zona), pero nadie espera tener que llevar un ARVA o cuerdas y arnés para hacer un rappel de bajada cuando sube al Bastiments, algo que tal vez, nos hubiera permitido salvar el coll de la Marrana, así que íbamos preparados para lo que queríamos hacer pero el tiempo se puso peor que lo que habían previsto (había previsiones de precipitaciones pero no de visibilidad tan baja o de una tormenta tan intensa y en tan poco tiempo de nieve que acabó con las vías de descenso en pocos minutos).
Tuvimos mala suerte sí pero fuimos algo arriesgados al subir con mal tiempo, pero tomamos las decisiones adecuadas una vez enfrascados en el problema e íbamos con el equipo adecuado para poder progresar y ponernos a cubierto. Lecciones se extraen muchas, en la montaña si no arriesgas un poco no terminas aprendiendo y haciendo cosas, y aunque hubiera preferido poder volver sobre mis propios pies, el hecho de que en la peor de las condiciones nos hayamos podido valer por nosotros significa que estábamos asumiendo un riesgo razonable, lo cuál me lleva a otra lección importante: la experiencia y conocimientos son vitales en este entorno. Aunque cualquiera puede subir el Bastiments en verano y la mayoría en invierno con el equipo adecuado, no todo el mundo debería subir ya que a la hora de aparecer los problemas hay que poder tener recursos. Para nosotros fué importante tener un conocimiento del territorio y de la zona, saber utilizar el instrumental de navegación y contar con el material (hay quien tal vez, ese día hubiera subido sin grampones o sin altímetro al Bastiments, porqué total.. ya se puede hacer con botas y un botellín de agua), fué vital también el tener cierta experiencia en montaña invernal para saber progresar lo mejor posible por pendientes nevadas, conservando al máximo la energía, y tener familariedad con el material para travesías invernales… creo que el curso de alpinismo, aunque me dió técnicas algo distintas, sí que en parte lo amorticé mientras buscábamos el refugio de Coma de Vaca. Y eso último también es importante, el curso de alpinismo de la Escola Glacera que organiza la UEC de Horta te dá suficiente pericia para ir bastante sobrado en travesías invernales y ascensiones normales, lo cuál es importante cuando las cosas se complican.
Otra lección es que sólos tal vez no hubiéramos salido de esta, vale que pudimos valernos para buscar refugio, no perdernos y tomar las decisiones más prudentes, pero sin que los refugios estén en funcionamiento y sin que los equipos de emergencia estén operativos seguramente la historia se estaría contando de otra manera. Es importante ser prudente, pero no ses uficiente, aún cuando crees que todos los parámetros están dominados, que sabrás volver, que dominas la situación, algo se puede girar, o tu valoración ser incorrecta es igual que estés en la montaña más fácil del mundo y la hayas subido nosecuantas veces, siempre puede pasar algo malo.
Por eso creo esencial que los que practicamos actividades de montaña estemos federados y colaboremos con nuestra cuota a mantener los refugios y con nuestro seguro de montaña podamos sufragar y cubrir esos rescates que la sociedad nos paga a los montañeros que pasamos problemas. Este año es el primero en el que tengo una licencia federativa, y durante años no la he tenido. Más allá de las ventajas o no de estar federado (descuentos en refugios, etc.), es una cuestión de militancia: sin esos miles de federados los refugios no estarían abiertos ni cuidados, y el coste de los rescates de montaña han de estar distribuidos de forma que un seguro privado los cubra y no seamos una carga para el conjunto de la sociedad. Es una actividad que nadie nos obliga a hacer y que escogemos por nuestra cuenta, por tanto asumamos los costes y externalidades negativas que generamos.
Por último algo importante: volver a agradecer a los servicios de rescate de montaña de los bomberos de la Generalitat su actuación, tanto al bombero de la central de Girona que transmitió tranquilidad en todo rato, como al equipo aéreo y el de tierra de los bomberos de Olot, son unos profesionales de tomo y lomo; con gente así, los montañeros y alpinistas estamos mucho más seguros.
Insensatos, 1º- la montaña cuando se pone en malas condiciones, es una ratonera, un III grado se convierte en un VI, el viento o una nevada son signos de bajar. 2º- la sobrevaloración de las habilidades o equipamiento del más devil del grupo es la 1 causa de accidentes
Grácias por la “lección”.
1º Y la ausencia de pasos se transforma en pasos infranqueables, el coll de la Marrana no tiene grado, pero fué lo que nos bloqueó.
2º Yo no las sobrevaloré, asumí el marrón de una decisión que tomamos tres con dos votos contra uno, y asumí, ya en el marrón el proponer las opciones de supervivencia. No es la primera, ni la segunda vez que mi “exceso” de prudencia o de llevar equipamiento ha terminado ayudando al que veía sus posibilidades más allá, como en esta ocasión llevar más comida de la necesaria, llevar piolet cuando todo el mundo se cachondeaba de llevarlo al Bastiments, llevar siempre abrigo suficiente, altímetro, brújula y mapa a pesar de ser una ruta conocida e insistir en que era mejor no subir. Aún así asumí la decisión del grupo (y podría no haberlo hecho, pero no sé que hubiera pasado entonces a ellos dos) y me metí en el marrón y ayudé a resolverlo.