Entraré muy por encima sobre los objetivos políticos con los que nace Ciudadanos: el nacionalismo español necesitaba una versión joven, menos rancia y más marketiniana que la del PP. Un partido joven, con un líder guapo, miembro de la generación X (la anterior a los millenial) que entonces éramos los jóvenes pujantes. Ciudadanos era un ariete diseñado para laminar al PSC i alejarlo de la postura central alrededor del catalanismo. Y no olvidemos que su objetivo más profundo era acabar con la inmersión lingüística y dar voz a esa élite social catalana que hablan castellano y que vive en el upper Diagonal. Esta élite estaba cansada de no poder defender su privilegio de ser para siempre monolingues y que se veía traicionada por unas clases medias y populares habían alcanzado esa pax catalana alrededor de la lengua.

Los partidos “causa”, estilo C’s, tienen la solidez ideològica de la mantequilla al sol, y solo pueden subsistir como producto de márketing político. Hasta el momento les estaba funcionando. Eran jóvenes, guapos, representaban unos valores estéticos más modernos que la carrinclonería del PP o de un PSOE oxidados. Por otro lado su discurso es sencillo, marketiniano, diseñado al milímetro para causar efecto. Como un vídeo de Youtube era capaz de captar la atención y en pocos segundos causar un efecto comunicativo potente.

También el problema de este tipo de políticas es que no pueden tener un recorrido a largo plazo. Un vídeo de Youtube de 2 minutos no es una película, un discurso fácil lleno de lugares comunes, no es una base ideológica. Ciudadanos se ha tenido que transmutar de socialdemócrata a liberal, de liberal a conservador y de conservador a nacional populista. Es un partido que puede pactar incluso con VOX si es necesario. La capacidad y la plasticidad ideológica es tan alta como lo permite el márketing político.

Pero todo esto tiene un recorrido corto. Estas semanas Ciudadanos ha estirado el márketing político al máximo. Ha intentado asociarnos a los independentistas con el terrorismo, de forma tan torticera que incluso las mismas víctimas del terrorismo han denunciado la instrumentalización política que hacen de su dolor. Nos intenta asociar con los racistas y etnicistas cuando son ellos los que pactan con VOX y los que se manifiestan junto la extrema derecha. Todo llevado al paroxismo.

Para rematar la jugada, viendo que las encuestas no les están siendo favorables deciden presentar una moción de censura contra el Govern de la Generalitat- El propósito es claro: por un lado dar a conocer a su líder suplente en Catalunya, Lorena Roldán y por el otro la de utilizar el Parlament y su construcción de márketing contra los independentistas como punto de inflexión para relanzar una campaña electoral en las elecciones españolas que parece que les irán muy mal.

La jugada les ha salido fatal. Se han quedado solos (si exceptuamos los 4 diputados del PP), todos los grupos han evidenciado que ni sus formas no son las formas del Parlament ni que ellos son la solución a nada, sino parte del problema. Llegaron a sufrir tanto en las respuestas de los grupos parlamentarios que la primera fila del grupo de Ciudadanos estaba en pleno ataque de pánico intentando construir una respuesta digna, como un hormiguero después de que un niño urge con un palo.

Sus intentos de intentar hacer del Parlament un plató de televisión buscando provocar al resto de grupos parlamentarios fracasaron, rompiéndoles el marco de confrontación o de épica. El resultado fue un esperpento. Las caras de Rivera y Arrimadas, que estaban en el público eran un cuadro, como la de un niño al que le han quitado el bocadillo en el patio del colegio. Los pueriles intentos de Roldán intentando sonreir frente a una derrota sin paliativos (perdieron ya que solo consiguieron 40 votos a favor del total de 135 de diputados que formamos el Parlament). Los aplausos de sus compañeros intentando dar una falsa imagen victoriosa no podían esconder el suicido político en directo que había sufrido Ciudadanos. Desde las cargas de caballería de los franceses en Crecy, o la carga suicida de la brigada ligera en la batalla de Balaclava, nunca hemos visto un suicidio tan épico.

Ciudadanos ayer regaló el liderazgo de la oposición al PSC, hizo que los diputados soberanistas y radicalmente demócratas formásemos un frente común (ERC, CUP, JxCAT y Comunes), consiguió fracturar el bando unionista y convirtió a Lorena Roldán en una líder fracasada. El apostar por el márketing político de forma contínua como si no hubiera un mañana, estirar la bronca, el insulto, el espectáculo y el esperpento, ha tenido ya un recorrido agotado.

Las encuestas les castigan y Ciudadanos ha perdido entre las elecciones catalanas y las municipales casi 2/3 de su electorado, y es bastante provable que este provenga de los excesos mediáticos, las hipérboles, las exageraciones alrededor de los independentistas y sobretodo el abuso de términos como “terrorista” o “golpista”. Todo eso les lleva a distanciarse y divorciarse de los ciudadanos de Catalunya y a quedarse casi solos en el Parlament.

Todo un éxito, para los que somos independentistas todo y que el PSC será un hueso más duro de roer, ya que jugarán dentro de ambiguedades con falsas promesas de federalismo. Pero como mínimo podemos estar contentos que las formas y lo que representa Ciudadanos se haya pegado esta soberana torta y demuestre lo que són. Un subproducto fracasado de mal márketing político.