Hemos tenido una extraña polémica con unas declaraciones algo desafortunadas del MHP Joaquim Torra en la cuál indicaba que la vía eslovena es la vía que deberíamos tomar los catalanes. Al final, este desliz ha tenido más desgaste para España que para el bando independentista, ya que se ha saldado con una llamada a consultas del embajador español en Liubliana por las contraréplicas del Gobierno de España, criticando, precisamente, la vía eslovena hacia la independencia. Que el resultado final de meterse en el bosque esloveno se ha saldado con una pequeña herida en la diplomacia española, no quita la falta de idoniedad en la comparación.
Eslovenia celebró un referéndum de independencia (ilegal bajo los términos yugoslavos) el 23 de diciembre de 1990. Y hasta aquí puede llegar la posible comparación con el proceso catalán. Ya el resultado del referéndum fue de más de un 90% de votos a favor de la independencia con un 93% de participación, que no es moco de pavo ya que los apoyos a la independencia catalana aún están lejos de estas cifras. Los hechos que siguieron fueron dramáticamente distintos al proceso catalán, e imposibles de replicar (por suerte) en nuestro país.
Yugoslavia era un estado federal. Al menos en cuanto defensa se trataba, a nivel territorial existía una fuerza armada (TO) y a nivel de toda Yugoslavia un ejército federal popular (JNA). La TO pudo ser controlada por el gobierno de Eslovenia, movilizada junto a la fuerza policial y puesta en marcha antes que el JNA pudiera reaccionar, ocupar casernas, puestos fronterizos, arsenales y equiparse para el combate. Además varias unidades de la JNA estaban formadas por croatas y eslovenos con muy pocas ganas de combatir.
Aún así, la situación de la TO eslovena para resistir al JNA era más que cuestionable, y tenemos que entender que la guerra de los 10 días fue un conjunto de eventos afortunados para el bando esloveno, y a pesar de ello con bastantes elementos trágicos. No entraré en los detalles del conflicto, pero si no fuera por la baja moral de algunas unidades de la JNA y de parte de sus deserciones, por la inmediatez de otro conflicto de mayor dimensión que era la incipiente guerra serbocroata que iba a absorver gran parte de los recursos del JNA, y por la presencia de los tanques austríacos y alemanes en la frontera eslovena con la emanaza a Serbia de una intervención de los aliados tradicionales de Eslovenia, las TO eslovenas hubieran sido barridas y Eslovenia hubiera perdido la guerra y por tanto seguramente no hubiera sido independiente en ese momento. Al final, además, la guerra de los 10 días no fue incruenta, se saldó con 70 muertos y más de 300 heridos.
La independencia eslovena es una mala comparación. El ejército español no cuenta con fuerzas territoriales bajo el posible control de los gobiernos regionales, Catalunya no cuenta con acceso a milicias, ni nada parecido. De hecho la propia policía autonómica difícilmente podríamos contarla como fuerza combativa para ninguno de los dos bandos, por suerte. Catalunya tampoco cuenta con acceso a arsenales de ningún tipo. Por suerte, tampoco España, por muy democracia de baja calidad que sea y por muy represiva que sea, se ha planteado por el momento el uso de la fuerza militar y estamos muy lejos de ese escenario (además inútil, con fuerzas policiales les basta). España es represiva, es una democracia de muy baja calidad, pero no creo que favorezca a la causa independentista hacer una comparación hiperbólica con Serbia o la antigua Yugoslavia.
Por otro lado, el apoyo interno en Catalunya a la independencia no está a los niveles de Eslovenia, estamos en un empate técnico donde posiblemente la opción independentista sea la minoría mayoritaria entre 3 posibles opciones, o si se hiciera un referéndum binario la opción independentista en caso de ganar lo haría por unos pocos puntos. Y lo más importante, la sociedad catalana y la inmensa mayoría de independentistas no quieren una independencia violenta, ni tomar las armas, ni que nadie lo haga en su lugar. Estamos dispuestos a grandes niveles de desobediencia civil pacífica. Pero no a tener armas o defender nuestra libertad nacional con ella.
Todo eso hace que las comparaciones con la independencia de Eslovenia sea meterse en un extraño bosque. Nosotros construiremos nuestra vía hacia la independencia, de hecho, lo estamos haciendo. Tenemos unos hándicaps que otros países que la han conseguido no tenían, un apoyo todavía algo bajo, una firme convicción en que nuestra vía sea no violenta y pacífica y luchamos contra un estado democrático de baja calidad que hace que las vías unilaterales tengan que justificarse más internacionalmente que contra un estado no democrático. Todo esto hace que tengamos que ir más lentos, que lo tengamos más difícil en algunos aspectos. Y encontraremos nuestra vía.
De otros ejemplos de independencia en el mundo tenemos que mirarlos para aprender, pero no para copiar, porqué al final, cada independencia ha sido tan diferente que no existe ningún modelo a seguir. La vía que tenemos que seguir no es la eslovena, ni la eslovaca, ni la islandesa, ni la escocesa, será la vía catalana, que como hemos visto por la sobre-reacción del gobierno y las fuerzas políticas españolas, siempre contaremos con los errores de nuestro rival.