Rajoy se ha quedado perplejo al descubrir, que en caso de no reconocimiento, los catalanes con nacionalidad española seríamos españoles, ¿y europeos?, también, también. Este despiste de Rajoy demuestra sobretodo que el debate de la expulsión o no de la UE o de la pérdida de ciudadanía es pura bullshit.
Es tan así que se han citado artículos como el 4.2 del Tratado de Lisboa cuando ese artículo no existe (como demuestra Adrià Alsina). Es tan así que han llegado a manipular las respuestas del Presidente de la Comisión Europea, de tal manera que la versión (ya retirada) en castellano decía cosas que no tenían nada que ver con la inglesa.
La expresión de Rajoy es para dejarla gravada durante horas en bucle para demostrar la fragilidad de la argumentación.
El tema es que para tener una respuesta técnica profunda, detallada y en serio de todas las posibilidades y escenarios que puede encontrarse la UE frente a una Catalunya independiente necesitaríamos un informe jurídico de la comisión que sólo un estado miembro puede solicitar. En este caso ni UK, ni España lo han solicitado. Sin informe jurídico de la Comisión, todo son hipótesis. Que lo pida el Reino de España y lo aclaramos.
¿Pero una Catalunya independiente “saldría de Europa”?
Sin este informe aún podemos hacer hipótesis fundadas, y sobre los posibles escenarios, Catalunya tendría diferentes formas de estar en Europa en este informe completo se detallan estos escenarios.
El tema es que este debate, que es técnico, no puede ser ventilado con un “entraremos sin más” o un “os van a echar”.
Aún así intentaré dibujar el escenario más apocalíptico al que nos puede someter España: una escisión donde España no reconoce a Catalunya y no está dispuesta a negociar.
Esta es la bomba atómica con la que nos amenazan a los catalanes independentistas.
El no reconocimiento: una bomba atómica española, sin espoleta ni carga
España tiene la legitimidad de no reconocer a Catalunya como estado. Y la legitimidad para impedir con su veto y su voto contrario a que entremos en numerosos organismos. Pero eso tiene un problema de complejidad mucho mayor.
La nacionalidad española y por tanto la ciudadanía europea no se pierde y conlleva obligaciones del estado español
Por un lado está la nacionalidad española. El estado español puede retirártela, pero para ello tiene que pasar lo siguiente: que te hagas nacional de un estado reconocido por España y a su vez que este estado no tenga acuerdo de doble nacionalidad a la que puedas acogerte.
Catalunya y España no tienen (aún) un acuerdo de doble nacionalidad. Obvio. Pero hay un problema. Para España la nacionalidad catalana de un estado catalán no reconocido es tan válida como una receta escrita por un niño de 3 años. Técnicamente para España si no se reconoce a Catalunya, los catalanes tenemos un carnet de la biblioteca del barrio.
Por tanto no dejaríamos de ser ciudadanos españoles y por tanto ciudadanos europeos.
Hasta aquí puede ser simplemente una anomalía curiosa: un país (Catalunya) lleno de nacionales de otro país, pero es una anomalía que tiene obligaciones. Primero seguiríamos siendo nacionales españoles para todo. Para votar en las generales o para reclamar prestaciones y pensiones.
Es decir España tendría que lidiar con el chiste que pagar unas pensiones de ciudadanos españoles que residen para lo que España es territorio español (aunque no pueda ejercer el control efectivo de él, o no pueda recaudar impuestos y tenga que lidiar con una administración rebelde) sin poder recaudar los impuestos de ese territorio. Para algunos que se ríen que los catalanes independentistas podamos contemplar ese escenario, pero es en caso de una España troll, la opción más racional.
Una región europea y de la Unión hasta que España no reconozca Catalunya
Además esto de ser europeos no sería sólo para la ciudadanía. Técnicamente para la UE, sin reconocimiento de España es una región europea de un estado miembro. Y por tanto se le aplican todos los tratados que al estado miembro.
España podría solicitar al consejo la suspensión de los tratados como ocurre en el caso de Chipre donde la región controlada por el gobierno pro-turco se la considera región europea pero sin aplicación de los tratados.
Conseguir esto ni es automático, ni España tiene garantizada la mayoría para ejercer esta medida, ni tampoco es un proceso corto. Catalunya tiene aliados en esta película (parte de los eurodiputados daneses, los gobiernos de los países bálticos y Suecia) donde destacados dirigentes han hecho sendas declaraciones sobre el reconocimiento o se han ofrecido para ser facilitadores de una mediación. Por tanto es una batalla legal y política que España no tiene ganada. Ni de lejos. Y un lío jurídico que la UE desearía no tener que afrontar.
El tiempo jugaría en contra de España
Este escenario troll, donde España se empecina en no reconocer a Catalunya y en bloquearla es temporal. Por un lado, España no puede sostener su propio estado del bienestar asumiendo la parte de deuda, todas las pensiones, todas las prestaciones de desempleo de todos los españoles, incluyendo los catalanes, etc.. con un 80% del PIB (al perder el 20% de Catalunya).
Además el tiempo siempre juega a favor de los nuevos estados. Los reconocimientos caen como fruta madura. Incluso el ejemplo que nos ponen como cataclísmico, Kosovo, tiene más de 100 reconocimientos internacionales: todos los estados occidentales y todas las democracias excepto España, Serbia, Rusia y unos cuantos estados troll (Irán, ex-repúblicas soviéticas).
Una Catalunya reconocida parcialmente en Europa puede firmar acuerdos bilaterales (y mientras tanto estaría España lidiando para que se suspendan los tratados de la UE en un enrevesado sistema donde vetos de países pequeños pueden frenarlo) con organizaciones como la EFTA, o firmar acuerdos con varios estados miembros de la UE, entrar en el BM, FMI, etc.. donde un veto español es irrelevante.
El problema es que España ese escenario no lo puede sostener. No puede pagarlo, ni tampoco le van a dejar hacerlo demasiado tiempo (España puede poner unos aranceles a Catalunya, pero a su vez Catalunya ponérselos a España y afectarían al 70% de las exportaciones españolas).
La posición troll de España es inviable incluso a corto plazo.
Los miedos de Europa, nuestra solución
El miedo que tiene Europa no es al efecto “contagio”. Excepto Escocia, el resto de movimientos independentistas europeos son de risa. Y el movimiento independentista escocés tiene fuerza suficiente para no requerir apoyarse en el “efecto Catalunya”.
El efecto contagio de secesiones es menor al efecto contagio de daños en la eurozona. Si un Gréxit era dañino un Catalanéxit y de rebote un Españéxit son aún peor. Catalunya tiene una economía en volumen parecida a la Griega, con la diferencia que es región donante neta. Si un Gréxit era un dramazo para los Griegos, también era un drama para la unión monetaria. Que Catalunya salte de la eurozona tiene consecuencias como mínimo igual de malas para la zona euro.
Pero la marcha de Catalunya de la zona euro y el no pacto con España del reparto de deuda pone en altísimo riesgo a España.
El Gréxit es una broma a su lado.
Europa prefiere que no nos independicemos porqué esto genera inestabilidad, pero lo último que prefiere es que ambas regiones (España y Catalunya) se trolleen mútuamente y se hundan ambas economías. Ese es el verdadero miedo de la UE, la eurozona y todos los actores internacionales.
Por el momento el bando indepe está diciendo que asumiría su deuda, haría reformas, buscaría tener una economía viable. Y nadie niega la viabilidad económica de Catalunya si no la trollean. En el otro lado anuncian miles de males, hacen bromas sobre corralitos y anuncian que Catalunya no podría estar en el mercado ni sería reconocida.
Así que es bastante improbable un escenario troll. Donde España alargue el no reconocimiento, la UE impida la firma de nuevos acuerdos y se diseñe un período de transición que minimice pérdidas a todos.
Quien crea que antes que nos matemos entre nosotros llevándonos la zona euro por delante Europa no nos va a forzar a negociar es un necio. Como dice un amigo jurista, no hay un conjunto de organizaciones más pragmáticas que las europeas.
El debate de la independencia y la entrada de Catalunya en las instituciones europeas es algo más complejo, donde los escenarios no son ni idílicos, ni tampoco tan catastróficos. El problema está en que la argumentación española de la bomba atómica diplomática tapa cualquier debate racional.
Ahora que los indepes tenemos más claro que la bomba atómica diplomática española está hueca, a lo mejor podemos tener ese debate.