Política

El modelo de procesos de Markov para explicar el auge del independentismo

En España (y Catalunya) el uso de modelos numéricos para explicar fenómenos sociológicos no es algo muy común. Seguramente es una de nuestras carencias investigadoras más serias y posiblemente sea uno de los motivos por el que nuestros “policy makers” son menos eficientes que en otras latitudes. Tirando de mi vena de sociólogo y utilizando un poco de mi vertiente científica, voy a intentar aplicar un modelo que se utiliza mucho en ciencias sociales en el mundo anglosajón, para encontrar patrones de voto y situaciones de equilibrio a largo plazo. Es el modelo de procesos de Markov. Este modelo es muy prolífico y se utiliza para describir situaciones de política internacional (la evolución de las democracias en los diversos países) hasta para descubrir que situaciones de equilibrio se alcanzan en los trasvases de votos.

Describiendo el modelo de Markov aplicado a las opciones en el eje “nacional” que asumen los ciudadanos

En este caso voy a intentar aplicarlo a la evolución de la respuesta que estamos dando los catalanes en las diversas encuestas sobre posicionamiento alrededor de que tipo de modelo de estado deseamos (si una autonomía como la actual, más autogobierno o un estado propio). Primero de todo para elaborar un modelo de este tipo tengo que definir tres posibles categorías o estados en los que una persona se puede definir. Tiraré de los 3 elementos que suelen identificarse en las encuestas de este tipo. Las tres categorías que crearé son:

– Defensores del Status Quo. Entre ellos incluyo todos los “centralistas” o personas que quieren que el estado recupere más competencias o los mal llamados “autonomistas” o personas que creen que la autonomía de Catalunya tal y como está en cada momento que se les pregunta ya es suficiente.

– Federalistas. Incluyo en ellos todos los autonomistas que creen que han de tener más competencias y que el autogobierno no es suficiente aún, y por supuesto, los que creen que un estado federal español es el encaje que necesita Catalunya.

– Soberanistas. En este caso incluyo personas que son independentistas o que creen que cualquier encaje con España pasa primero por una definición unilateral por parte de Catalunya de que estatus desea tener y que competencias desea compartir y luego plantearlo de forma unilateral. En esto hay también algunos federalistas que son soberanistas.

Por tanto, defino las categorías como “gente que no quiere más autogobierno o quiere incluso más centralismo”, “gente que quiere más autogobierno pero sin reclamar un estado propio” y “gente que reclama un estado propio o alguna forma de soberanismo y posicionamiento unilateral”.

Lo siguiente es considerar que los individuos tienen posturas dinámicas pero poco flexibles. Es difícil que un ciudadano cambie de opinión de forma muy inmediata y a corto plazo, pero sí que es posible que lo haga a medio y largo plazo. Además considero algunas hipótesis, no hay trasvase posible de forma directa entre independentistas y defensores del status quo. Ningún “unionista” de la noche a la mañana pasa a ser separatista sin antes reclamar más autogobierno, ni al revés.

Además voy a establecer unos porcentajes de cambio que intentaré justificar.

Si una persona es independentista, en un año existe un 90% de posibilidades que esa persona no cambie de opinión. La identidad nacional no es algo tan fácil de cambiar. Puede y propongo una tasa de cambio pequeña (el 10%) que pase a considerar el estado federal o una mayor forma de autogobierno como su postura ideológica si por ejemplo ve que hay avances en las diversas estrategias (como la famosa del “Peix al Cove” o los avances “federalistas” que se han ido consiguiendo), al ver que se avanzan en competencias, etc.. O el simple hecho de que la independencia es una utopía bastante lejana y busque una opción pragmática más inmediata. El hecho es que en el modelo hago que un ciudadano que es independentista en cada momento que se hace la pregunta (hago la hipótesis que se hace una encuesta, esta es representativa, es anualmente) tiene un 90% de posibilidades de seguir siendo independentista y un 10% de pasar a defender un federalismo.

Si una persona es federalista, también tendrá un fuerte sesgo a seguir siéndolo. Un 90% es también un porcentaje bastante inflexible. En cambio tiene un 5% de volverse independentistas (por ejemplo, descubre que la vía del “Peix al Cove” no es eficaz, o gobiernos de mayoría absoluta estatales bloquean intentos de avances en competencias y autogobierno, o simplemente las declaraciones de diversos presidentes de otras autonomías de caracter anticatalán le provoca una reacción emocional), o un 5% de volverse autonomista o centralista (en la contra, un gesto de algún independentista radical, o las declaraciones de algún dirigente nacionalista, o el simple hecho de considerar que ya se ha alcanzado suficiente autogobierno) hacen que cambie su opinión para defender el actual “status quo”.

Por último un “unionista” o defensor del status quo, tiene una cierta mayor flexibilidad de cambiar de opinión, en cierta manera sigue siendo inflexible (80%) pero tiene un 20% de comenzar a plantearse un mayor autogobierno. Esto intenta representar una cierta hegemonía cultural del catalanismo (para gente como Arcadi Espada esta es alcanzada por una maniobra del poder económico y social en Catalunya), y una tendencia a la desaparición del discurso lerrouxista que a inicios de los años 80 era bastante fuerte. Esto refleja cierta realidad, ya sea por arte malicioso como indica Espada, o por la simple evolución de los ciudadanos que ven que el origen “étnico” y cultural tiene menos importancia y hay cierta hegemonía alrededor del catalanismo. El hecho es que hasta el PP en Catalunya es de un tono catalanista, o como, avances como el Nou Estatut, o la política de inmersión lingüística enseguida son asumidas como propias por el cuerpo social de forma rápida y dinámica. Cualquier persona que lleve en Catalunya un cierto tiempo va viendo como su visión va evolucionando para entender algo más el “fet diferencial”, y por tanto se hace más propensa a asumir que una postura de más autogobierno. Por tanto creer que el trasvase entre defensores del status quo hacia federalista sea mayor que en las otras dos posturas es una hipótesis bastante razonable.

También he de definir una situación de partida, ¿cuántos independentistas y federalistas había al inicio de la democracia?. Es una respuesta que no puedo dar, pero la gracia de este modelo es que a largo plazo no es sensible a las condiciones iniciales y tiende al equilibrio. La gente seguirá cambiando de opinión (en este modelo de forma bastante inflexible) pero en general llegará un momento en que el porcentaje será algo estable, y de hecho refleja muy bien la tendencia de la década de los 90 e inicios del 2000, donde no se perciben cambios muy significativos (en general en las encuestas los independentistas, por ejemplo, raramente superaban el 25% y los “unionistas” que no quería más autogobierno rondaban el 15%). Pero igualmente partiré de una situación de partida hipotética, me imagino una Catalunya de 1980 donde un 15% es independentista, un 15% federalista y un 70% está contento con como están las cosas, el Estatut es bastante nuevo y esto de las autonomías está por desarrollar, por tanto hay campo por recorrer simplemente defendiendo el estado de la cuestión (dejo a un lado momentos álgidos como la LOFCA que seguramente provocó un auge del soberanismo aunque de carácter puntual).

Si aplicamos este modelo veremos como evoluciona, al principio la gran masa de unionistas se mantiene alta, aunque rápidamente hay un trasvase hacia personas que creen más en un catalanismo y más autogobierno, y ese trasvase de mayores defensores del autogobierno se transforma en un pequeño trasvase de independentistas. Incluso se observa que al principo los independentistas decaen (muchos asumen que más autogobierno es una solución más aceptable) pero que a largo se recuperan. Al final hay un cierto equilibrio, alrededor de un 57% de personas que desean más autogobierno pero no son soberanistas, un 27% de soberanistas y un 15% de personas que ya les parece bien lo que hay y no desean más autogobierno. Esto se parece mucho a la situación que se encontró Maragall cuando lanzó su propuesta de “Nou Estatut” y posiblemente el punto álgido del federalismo en Catalunya. De hecho se parece mucho a las encuestas de entonces que hablaban de esta situación.

Si vemos la gráfica que obtenemos al aplicar el modelo es bastante clara:

Lo interesante de este modelo es la rapidez como se produce el cambio hacia el equilibrio, en poco más de 15 años se alcanza prácticamente la situación de equilibrio, partiendo de un porcentaje muy alto de defensores del status quo, y explica como el “catalanismo” (o el punto de encuentro de los defensores de más autogobierno y de los soberanistas) es hegemónico en los resultados electorales a partir de las segundas y terceras elecciones autonómicas, e incluso puede explicar la marginalidad del PP y del conjunto de propuestas “unionistas” en el marco electoral catalán.

¿Pero cómo explicamos el cambio de tendencia hacia un mayor soberanismo?

Un modelo de procesos de Markov tiende hacia un equilibrio como el que muestra la gráfica y una vez alcanzado, la sociedad no tiene cambios. Pero hay situaciones donde un cambio pequeño en las probabilidades de trasvase son determinantes. Hay que encontrar situaciones que explican este cambio en el comportamiento social. Aquí introduciré algunos efectos micro que se producen, creo, en la forma de pensar de, sobretodo, los federalistas, y que refleja la tendencia que han tenido numerosos ciudadanos que expresaban el mayor autogobierno como su meta final.

Puede que el 2006 fuera el punto de ruptura. El 2006 se vota el Nou Estatut de Catalunya y comienza una ofensiva anticatalanista extraordinaria. Además los federalistas perciben que su cota de autogobierno y de proyecto alcanza un máximo. Encuentran, el que teóricamente ha sido el Presidente de Gobierno más federalista que ha podido dar España, Zapatero, que jugándose parte de de su prestigio y con un alto coste político permite la aprobación de un Estatut, no sin antes pasarle una buena poda, bastante profunda. Aún así, el Estatut a largo plazo ha de sufrir una segunda poda, más dolorosa aún, por parte del Tribunal Constitucional, y a partir de entonces de produce un cambio de mentalidad en numerosos políticos estatales que abandonan el federalismo que supuestamente defendían. El PSOE abandona su cara más tolerante a medida que la estrella de Zapatero decae y a medida, también, que la crisis económica del 2008 comienza a aparecer y las opciones electorales comienzan a desvanecerse. El PSOE no se puede permitir ningún gesto más y adquiere un carácter, nuevamente, bastante jacobino. Por otro lado, la ofensiva mediática es cada vez mayor, en especial antes de las elecciones autonómicas del 2010 buscando acabar con el tripartito.

En Catalunya se produce la reacción contraria, comienzan a aumentar a ojos vista los independentistas, y mejor aún para la causa soberanista, comienzan a escenificarlo. Uno de los motivos por los que algunas personas defienden el federalismo no es porqué crean que el estado propio es algo malo, sino que lo perciben como algo inviable, que defienden pocas personas (recordemos la situación de equilibrio alrededor del 25%). Pero al comenzar a realizar actividades como las consultas en diversos pueblos (llevando a más de un millón y medio de personas a participar en la consulta soberanista), el independentismo sale de los ateneos y de los rincones para comenzar a estar presente en la calle de forma más sostenida. Muchas personas perciben que el independentismo no es algo de cuatro freaks del barrio o limitado a unas personas con una visión de una Catalunya romántica y en base a unos hechos históricos ocurridos hace mucho, sino que tiene el carácter social, que ya comienzan a ser una minoría no marginal, sino una minoría cada vez más mayoritaria. En las encuestas se ve, a ojos vista, un incremento de los que se definirían como independentistas.

Esa percepción alcanza, posiblemente, el punto álgido en la manifestación del 11 de septiembre del 2012, y posiblemente la cosa continúe.

Por tanto, introduzco un simple cambio. Los federalistas tienen mayor probabilidad de pasar a ser soberanistas, el hecho de que el soberanismo ya no es una cosa de cuatro frikis que gritán en las manifestaciones del 11 de septiembre, sino que es un hecho social más aceptado y que lo forman personas que son más parecidas a ellos (gente que no lleva la “estelada” gravada a puño y fuego, sino ciudadanos normales y corrientes que no son radicales), la forma en que se comienza a hablar del soberanismo como una opción no tan inviable, y la visión de que más y más gente en el entorno social comienza a “salir del armario” facilita que se produzca la transición entre federalistas a soberanistas.

Este cambio de percepción interno en lo micro lo reflejo en un pequeño cambio de los porcentajes de cambio de preferencias que además solo afecta a los que son federalistas. Los que son defensores del status quo, les es indiferente lo que hagan los independentistas o si estos son personas más normales o no, o si en su entorno hay más o menos independentistas. Como mucho pasarán en un primer paso a ser defensores de mayor autogobierno, y por tanto mantengo igual los porcentajes de cambio de opinión y de mantenimiento de sus propias posturas. Por otro lado los que se consideran en un momento dado soberanistas, sigo considerándolos bastante inflexibles (el 90% continuarán siéndolo) y a pesar de que es más fácil ser independentista y mantenerse como tal, el hecho de que el independentismo se comience a plantear como un hecho viable compensa la mayor convicción de los soberanistas por la aparición del efecto “miedo” de quien ya se plantea desde el independentismo como algo viable y ve los problemas prácticos que puede haber. El hecho es que para simplificar el modelo y en base a esta justificación, dejo los porcentajes de cambio y mantenimiento de opinión de los soberanistas igual que en la fase anterior.

El cambio, y sutil, lo introduzco en los que defienden mayor autogobierno, y es simple, un 5% de los federalistas pueden volverse “unionistas” al ver que su sentimiento de más autogobierno está colmado o ver que es difícil conseguir más en la situación actual. Sigue siendo el trasvase que había antes. En cambio el 5% que podía pasar a posturas soberanistas lo elevo al 15%. La explicación la he dado antes, el agotamiento (al menos aparente) del modelo federalista, el salir del armario de los independentistas, la aceptación del independentismo como un fenómeno social más aceptable y el giro que determinados dirigentes políticos y sociales van tomando al respecto, hacen más atractiva la opción soberanista a los federalistas. Igualmente, un 80% de los federalistas lo continúan siendo (por tanto hay cierta inflexibilidad).

Veamos como se comporta el modelo, y en este caso las condiciones de partidas es el equilibrio que alcanza la situación anterior…

 

Con este cambio sutil (una transición de federalistas a independentistas del 5 al 15%) el equilibrio cambia de forma sustancial. Se reduce el número de unionistas ligeramente (hay menor trasvase de federalistas a unionistas debido a que hay menos federalistas, no a un cambio en la percepción de los unionistas), y hay una inversión de papeles, los soberanistas pasan a encontrar un nivel de equilibrio del 54% y los federalistas de un 36%. En cierta manera refleja el estado de opinión que se expresa en las encuestas más recientes y explica el porqué, de golpe y en poco tiempo (el modelo solo necesita 4 años para hacer una inversión en cuál es la postura mayoritaria). Incluso, diría más, el modelo infravalora incluso la velocidad de cambio que se va percibiendo, tanto en la calle, como en las encuestas, por tanto, considero que es ilustrativo, pero incluso se queda corto.

Pero aún así, la fortaleza de esta modelización es que un sutil cambio en los porcentajes en los que varían las preferencias de tan sólo uno de los grupos, los federalistas, hacia un ligero cambio hacia más soberanismo tiene consecuencias dramáticas a medio plazo, tal y como se observa en el modelo y que concuerda con la realidad.

Cuando la gente se pregunta ¿porqué en Catalunya ha aumentado tanto el soberanismo? La respuesta no está en los independentistas, que han conseguido hacerse más visibles y ser más normales socialmente, sino en los federalistas que comienzan a contemplar la opción soberanista como más seductora. Y el hecho concuerda con algo importante. ¿Cuál es el partido político que más problemas está teniendo a nivel interno con este cambio social? El PSC, que es el que ha defendido tradicionalmente más claramente la postura federalista. Es ahí, entre los federalistas donde está el cambio de mentalidad y lo que está produciendo el auge del soberanismo. Un cambio sutil pero que tiene unas profundas consecuencias sociológicas y por tanto políticas.

Y cualquier organización social que se precie, ha de saber valorarla, sobretodo si como el PSC, pretende mantenerse en el eje central del debate nacional e intentar ser el punto de encuentro y cohesión. O modula su postura hacia este mayor soberanismo o dejará de representar, incluso, a los federalistas de los que pretende ser la principal opción electoral.

¿Puede existir un escenario de mayor confrontación y polarización?

También quiero aclarar que es posible que el escenario de cambio sea aún más polarizado, y nos acerquemos al llamado “choque de trenes” entre dos visiones irreconciliables, si se producen las condiciones adecuadas. En este caso imaginemos que el cambio es más profundo que un simple “drift” de los federalistas/más autogobierno hacia el soberanismo. En este caso describo un segundo escenario de cambio muy dramático, al que llamo “polarización”. En este caso las posturas extremas (independentismo, inmovilismo) son bastante más sólidas (solo un 5% cambia hacia el federalismo/más autogobierno), mientras tanto, un 20% de los federalistas se vuelve independentista y un 10% se vuelve defensor del inmovilismo/status quo, solo un 70% se mantiene en su postura federalista. Con este cambio más radical los posibles escenarios son de un verdadero choque de trenes:

Y lo malo de esto es que este escenario, que aunque no es muy compatible con los resultados observados en las encuestas, es un resultado que podría comenzar a darse en caso de que la opción federalista/más autogobierno, comience a perder aún más credibilidad o comience a percibirse como poco realista, o bien la sociedad se le obligue a posicionarse aún más en una postura entre un sí y un no muy determinista. Por ese motivo me preocupa especialmente que quien puede garantizar en una consulta/referéndum que haya una opción federalista se desligue de forma tan clara. En este caso el PSC tiene una responsabilidad aún más grande de la que cree para evitar ese choque de trenes y su propuesta electoral tiene todos los visos de provocar este problema al sumarse al discurso inmovilista de facto (que no de iure), al depender de un pacto con un PSOE en debilidad que será incapaz (y creo que carece de la voluntad) de impulsar el cambio constitucional que propone en el programa electoral para realizar un referéndum.

Y que esto ocurra, es principalmente, porqué los “policy makers” catalanes y españoles apenas utilizan modelos en sus análisis sociopolíticos.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

23 thoughts on “El modelo de procesos de Markov para explicar el auge del independentismo

  1. Ostres! Molt bé, tot i que encara no entenc això del Markov (sóc de lletres)
    Però, sense modelitzar-ho hom té la intuïció de que axiò és el que ha passat. El federalistes es fonen, en general més del bàndol independentista. Potser quan arrivi el moment de la veritat els unionistes augmentaran i es radicalitzaran. OJU, ho dic aplicant els comptes de la iaia.

    M’ha agradat això de “sino ciudadanos normales y corrientes que no son radicales” ha ha ha ha. Molt de Rajoy

    D’altra banda dir que el PSC potser només és federal de paraula i no de fets. Potser si hagués apostat força per aquesta via ara no estaria com està. Vull dir fer una proposta (o relat) i no dir “Soc federalista perquè no soc ni indepe, ni espanyolista”.

    Molt encertat això de la visivilització. Ja en parlaven aquí

    http://blogspersonals.ara.cat/elpatidescobert/2012/06/28/sorpasso-independentista/

  2. Pratxanda:

    Si mires les dades a què he enllaçat, els federalistes eren un 31,3% el juny del 2005 (primer sondeig) i un 28,7% la 2a onada del 2012 (darrer sondeig fins ara). Tant com fondre’s… Han caigut 2,6 punts.

    Els autonomistes han passat del 40,8% al 25,4%, caient 15,4 punts; molt més, per tant.

    Els que escullen l’estat independent com a primera opció han passat del 13,6% al 34,0%. Aquesta opció ha passat de ser la tercera en ordre de preferència a la segona, mentre que la Comunitat Autònoma ha fet el camí invers, de primera preferència a tercera. L’estat dins un estat federal es manté com a segona opció més escollida pels ciutadans, després d’un breu període (2011 i principis del 2012) en què va arribar fins i tot a ser la primera.

    És digne d’esment que, tal i com dic al meu blog, les opcions que impliquen una permanència dins d’Espanya sumen un suport bastant més gran que l’única que implica sortir d’Espanya: 59,8% contra 34,0%, malgrat ser aquesta última la que individualment recull més suports.

  3. Dani, Pratxanda:

    Sobre les dades concretes, i fins i tot sobre els criteris de la matriu de Markov que són arbitraris, podríem discutir. Jo el que vull reflexar es que el que s’ha viscut com una variació al voltant de xifres molt semblants durant uns anys, ara hi ha un canvi social i que crec que l’explicació que ens pot donar aquest model ens permet il·lustrar dues coses: que canvis petit en la percepció d’un grup social i l’augment de la seva mobilitat, encara que sigui petit té consecuències clares, i per altra banda, la tendència serà de creixement del sobiranisme fins a trobar un altre cop, un nou equilibri.

    Per últim, l’alerta que faig que si el discurs federalista aprofundeix la seva pèrdua de credibilitat el resultat no serà una majoria aplastant del sobiranisme, sinò una confrontació i un xoc de trens socials.

  4. El modelo es muy explicativo de como los pequeños cambios en las situaciones pueden producir grandes cambios acumulados en las conductas, y desde ese punto de vista me parece interesante.

    También es una herramienta útil para explicar que la solución de consenso más viable (federalismo) sea la más abandonada en cuanto se polarizan las situaciones, pero la categorización en tres bloques puede llevarnos a engaño (hay independentistas por convicción y otros que lo ven como una salida a la crisis, o “unionistas” -no me gusta el término demasiado- por miedo y otros por convicción).

    El PSOE ha respondido bastante claramente con el federalismo como solución, aunque el término de “asimetrico” y ligarlo a la necesaria diferenciación complica su venta fuera de Cataluña. No veo al PSC frenado por el PSOE, al revés, veo al PSOE siguiendo la petición del PSC (no hay runrun federalista fuera de Cataluña). Otro tema es lo complicado que es explicar el federalismo en un momento de exhaltación con una falta de liderazgo en el PSC y PSOE notables durante una crisis en la cual a muchos (me incluyo) nos faltan ganas para ese debate por prioridades.

    En el primer choque (estas elecciones) el PSC puede resultar dañado, pero si consideras que el independentismo es un camino sin salida (Cataluña no se va a ir a cualquier precio, y Ex-paña no le va a dar condiciones ventajosas para hacerlo) esperar en el federalismo es una opción lógica (aunque dificil de sostener).

    Claro que también el federalismo puede ser un camino sin salida y tarde o temprano tirar por el camino de enmedio todos al precio que sea.

    No valoras que en realidad el PSC no solo depende del PSOE para cambiar la constitución, el PP es parte imprescindible en ello. Al PSOE ir al federalismo como un modo de racionalizar las comunidades autonomas y el gasto es un paso razonablemente fácil, si nadie quiere que parezca que lo hace porque Cataluña lo exije.

    En Ex-paña hacer algo si parece que está dirigido por Cataluña vende mal. Es tan injusto como evidente.

  5. ¿No es un poco inapropiado aplicar un modelo de Markov a este caso? Como bien dices, se usan para buscar estados estacionarios (equilibrios estables); el utilizarlo a tramos variando las probabilidades de transición es un buen truco, pero no sé si es trampa :-)

    Y, a riesgo de parecer demasiado friki, propongo dos alternativas:

    * HMM, que tienen el mismo problema, pero al menos permiten modelar por separado el estado interno de sentimiento independentista (no observable) de los eventos externos que sí son observables (asistir a manifestaciones, votar una opción u otra, responder en las encuestas). Permitiría modelar de alguna manera el hecho de que no siempre manifestamos nuestras auténticas preferencias, por táctica o por prevención.

    * Modelos de propagación social (tipo SIR): me da la sensación de que para cambios de percepción general del consenso tipo avalancha como estos son más apropiados modelos de contagio/propagación. Esto es neutro, ¿eh? :-) No entro a opinar si el soberanismo es una epidemia o no, excepto por la definición neutra de epidemia como “algo que se transmite por contagio directo y se propaga muy rápidamente si se dan las condiciones favorables”.

    Hala, ya he soltado la parrafada pseudo-técnica …

  6. Pvn:

    Estaba dudando entre este y el “Obational Model”, pero este lo he encontrado más interesante, entre otras es porqué al menos de forma intuitiva he percibido que durante un cierto tiempo había personas que se definían independentistas y cambiaban de opinión y viceversa, pero que el porcentaje se mantenía (más o menos) estable, pero que esa situación ha cambiado y aparentemente hay un burst de independentismo bastante claro, que además es sostenido en el tiempo (4 o más años), y por tanto creo que modelizándolo hacia un nuevo equilibrio puede ser más correcto. El Obational Model podría servirnos más para explicar la asistencia a una manifestación, pero no a un resultado más prolongado.

    Por otro lado el SIR no lo considero un buen modelo para explicar esto. Entre otras porqué no hay “un tiempo de recuperación” como ocurre en el SIR, una vez uno es independentista, puede serlo para toda la vida, aunque tenga un porcentaje de cambiar de opinión. Tampoco el SIS que no contempla esa recuperación, un independentista puede dejar de serlo. Y además es de forma aleatoria no fija en el tiempo.. digamos que es poco creíble que toda persona independentista lo será toda la vida, o al revés a los 3 años lo deja de ser de forma automática, a menos que se renueve la “infección” a posterior. Más bien las personas mantenemos en general nuestra postura, pero siempre hay un porcentaje de que cambiemos de opinión en un momento dado por reflexiones internas, eventos, etc.. que pueden ocurrir en cualquier momento.

    El modelo HMM no lo conozco y te rogaría si puedes darme un par de pistas de él.

  7. Leí hace poco tu respuesta en el anterior artículo, pero podría hilarlo con este (si no te parece mal). No entendí demasiado bien cuando hablabas de lo que NO se quiere pactar.

    Interpretar como federalismo la agregación de distintos territorios con soberanía propia que delegan competencias a una entidad común me parece un apriorismo, como otro cualquiera. Además, temporalmente supondría un rebote de pelota de pin pon un poco absurdo porque teniendo en cuenta de donde partimos sería como de España se le da una cierta soberanía a Cataluña que Cataluña usaría para cederle otra parte de soberanía al conjunto de España.

    Creo que en vez de esta especie de giro en redondo, en donde los porcentajes de competencia política serían similares o con menos distancia entre ellos que la distancia que habría entre cada uno y el extremo, ¿sería entonces disparatado hablar de “soberanía compartida”?.

    Es comprensible que el autodeterminismo o soberanismo haya aumentado desde 2008. Si ves todas las estadísticas el independentismo subió 10 puntos porcentuales desde que se inició la crisis. Es baladí explicar por qué. También creo que todos tenemos claro que Zapatero cometió una torpeza prometiendo algo que no podía prometer, como es que el grupo parlamentario del Congreso iba a hacer COPY PASTE de lo que aprobó el Parlamento de Cataluña, sin tocar ni una coma. El grupo parlamentario es un eslabón de una cadena en donde está también el partido, pero es ilusorio pensar que desde Ferraz levantan un teléfono y le dicen a sus diputados lo que tienen que votar; eso no funciona así, y los equilibrios de poder son algo más complicados.

    Congreso y Senado modificaron el Estatut, como algunos nos hartamos de explicar hace años, porque así era el proceso de reforma de un Estatuto legalmente, y dado que todo el mundo tenía claro que estábamos en un proceso de reforma estatuaria, ¿exactamente a quien le extrañó que Congreso y Senado pudieran meter el tipex en el texto?, solo a alguien que no conociera el proceso. El problema no era tanto una norma (sí, se podía modificar, pero entonces ESE debía ser el debate, no una reforma de Estatuto de Autonomía que tiene sus procesos establecidos por norma) sino una promesa política de Zapatero que no se podía cumplir. Ese es el maldito problema, a menos que nos queramos hacer trampas al solitario.

    ¿Que el Tribunal Constitucional lo remozó todavía más?, sí, es lo que suelen hacer los Tribunales; tomar decisiones. Desde Ferraz tampoco les podían llamar por orden del Secretario General del PSOE. Los jueces se suelen tomar mal esas cosas, de hecho lo más probable es que le colgaran el teléfono.

    ¿Podemos obviar que CIU está utilizando esto para tensionar a la calle y encubrir sus más que numerosos pufos y supuestos delitos?, pues no deberíamos, al fin de al cabo quien está capitaneando el proceso es el señor Mas. Sin embargo existe un sentimiento popular que no debería ser minusvalorado, y recepcionado políticamente con algo más de inteligencia, y menos torpeza que en el pasado.

    Que las posturas federalistas son el mínimo común divisor de las mayorías que a la luz de las cifras parecen estar compuesta la sociedad catalana parece bastante claro, que a lo mejor no exista la sensibilidad y la inteligencia política para encauzarlo no lo dudo, pero no solo desde “Madrid”, sino que yo también diría que desde “Barcelona”.

    Un saludo.

  8. Miguel:

    No, España no cede soberanía.. los catalanes nos la tomamos nosotros, es lo que diferencia una postura soberanista de otra que no lo es.

    Tan legítimo es lo que tú expones, como tan legítimo es que una cada vez mayor parte de los que éramos federalistas creamos que el pacto no es posible si no se consigue una posición de fuerza que equilibre a ambas partes y se haga un “caixa o faixa”.

  9. Buenas, he encontrado este artículo sobre modelar con MM la tendencia soberanista en Cataluña y me parece sencillamente genial, y las interpretaciones, pues muy acertadas.

    La verdad es que me han entrado ganas de “jugar” con el modelo y me he entretenido en reproducirlo, ajustarlo y compararlo con los datos de la web indicada más arriba por Dani. Llamando “unionistas”, U, a los partidarios del status quo (o, según la estadística del CEO, a la suma de los partidarios de las autonomías y de las regiones) y considerando como hipótesis (las saco de lo que me parece percibir a mi alrededor) que el trasvase de U a F (federalistas) y de F a S (soberanistas) es más alto que los trasvases a la inversa, y que el sector S es el que se mantiene más estable mientras que la incertidumbre es mayor en los sectores F y U, se obtiene un modelo que se ajusta bastante bien a los datos desde 2006 hasta ahora (los valores que he usado han sido: U->U: 0,88; F->F: 0,80; S->S: 0,95; U->F: 0,12; F->S: 0,13; F->U: 0,07 y S->F: 0,05 y las condiciones iniciales son los datos de la primera encuesta del CEO del 2006).

    Sin embargo, coincido con pvn en que, siendo MM un modelo para el estudio de fenómenos que tienden a un estado estacionario, sería más apropiado un modelo con variables ocultas como el que él propone: HMM (Hidden Markov Model). Por ejemplo, los resultados de la encuesta indican un claro trasvase U->F y F->S a partir de 2010, sin embargo, el modelo MM con mis números converge bien al resultado del 2012 pero la evolución la hace aproximadamente lineal desde 2006 al 2012, y por tanto no muestra la subida pronunciada de S y la bajada pronunciada de U que se percibe en los datos a partir del 2010. Así que, en realidad, se puede decir que este modelo MM ha sido más un baile de números que no una representación aproximada del fenómeno.

    En cambio,en HMM se pueden reflejar de forma estadística cosas como: supongamos que yo soy de sentimiento federalista pero dadas las últimas circunstancias, como que a mi padre le han congelado la pensión y a mí me han reducido el sueldo y mi hermano lleva en el paro dos años y suma y sigue, si me preguntaran ahora mismo qué votaría en un referéndum contesto que soberanismo (porque la esperanza es lo último que se pierde y el voto “cabreado” existe). Mi sentimiento va a hacer de variable oculta en el HMM y mi voto de variable observable. Y, probablemente, este fenómeno de disensión entre el sentimiento y lo que se está dispuesto a votar se está dando ahora con mayor incidencia que si no hubiera habido crisis, y está teniendo una fuerte influencia en el aumento de tendencia soberanista en Cataluña.

    Saludos

  10. HMM se refiere a Hidden Markov Models, es decir, modelos de Markov conceptualmente idénticos a los “estándar”, pero en los que la variable modelada no se puede observar directamente. En su lugar lo que puedes observar son eventos externos que guardan una relación no determinista con el estado oculto (es decir, cada estado oculto tiene un conjunto de probabilidades de generar cada evento visible). En este caso el estado sería el sentimiento soberanista/federalista/status quo, y la variable observada, p.ej. asistir a manifestación independentista (p.ej. los soberanistas tienen un 90% de prob. de que se los encuentre en la manifestación, los federalistas un 50% y los “status quo” un 10%).

    Referencias tienes muchas, empezando por la wikipedia ;-) y en muchos libros de modelado estadísticas.

    Respecto al Obational Model, en este caso soy yo el que no lo conozco.

    Y lo de los modelos SIR, estoy de acuerdo en que no tienen por qué ser pertinentes. Sólo lo lancé como un ejemplo de la idea de considerar los cambios de estado de sentimiento como un modelo de propagación social (de los que los modelos epidémicos como SIR son un ejemplo). La idea es que la “activación” de algo como el sentimiento soberanista en un sustrato base menos soberanista es algo que depende del porcentaje de nodos alrededor suyo que han sido “activados”). Como dices, no permiten simular la evolución a largo plazo, era sólo para modelar transiciones más o menos rápidas.

  11. Si en vez de usar la palabra “fuerza” se usara la palabra “democracia” creo que sería mejor, en muchos aspectos.

  12. El problema a lo mejor es que no existía un recurso previo de inconstitucionalidad, y por eso primero se preguntó al pueblo catalán y, luego, se activaron mecanismos que estaban ahí, y que todo el mundo debería conocer, en vez de hacer caso literalmente a la promesa de Zapatero.

    Las “posiciones de fuerza” además implican penetrar luego en un proceso negociador, pero si se quiere. Si no se quiere a lo mejor ni es necesario, pero entonces ya estamos en una posición independentista.

    Entonces ya estamos ante una cuestión ideológica, aquello de la inevitable relación de Estado-nación, y que por ejemplo la Unión Europea, la existencia de la UE, contradice, a parte de la homogeneidad identitaria como algo que haya que “cristalizar” e “institucionalizar”, cuando además se reconoce que no existen problemas de fondo de convivencia y de tolerancia cívica.

    Si no existe la motivación segregadora, de homogeneidad identitaria o de la relación forzada de “un Estado, una nación” entonces la posición de fuerza no deja de ser una característica de una de las posiciones de lo que en principio es un proceso negociador.

    Un saludo

  13. Miguel:

    Es la situación a la que nos aboca, creo, el inmovilismo general en el que se mueve el PSOE y sus reflujos tipo LOFCA, la negociación vía PSOE está, a mi parecer, totalmente agotada y por tanto solo nos quedan las vías inconstitucionales.

    Pvn:

    Lo miraré, pero eso sería para explicar los burst de manifestaciones, no lo que se contesta en las encuestas. Igualmente buen apunte y me lo guardo para mirarlo a posteriori.

    El Obational Model funciona de la siguiente manera… Hay un cuerpo social en el que cada individuo tiene un trigger para reaccionar (por ejemplo, aplaudir un espectáculo, o asistir a una manifestación), el trigger reacciona de la siguiente manera, si el espectáculo lo valoro en un 70% y mi trigger es del 50% (la mitad de los espectáculos a los que voy me levanto a obacionar, soy así de sencillo) obacionaré. Ese sería la primera aproximación al modelo.

    La segunda es que mi percepción no es exacta y además se ve influida por lo que haga la gente que veo a mi alrededor. Imagina que mi percepción de la calidad es de +-10% y que la calidad es del 35%, la percepción que tengo es del 45%, insuficiente para levantarme, pero en la sala hay gente que se levantaría con un 10%, otros con un 20%, etc… es posible, según como se distribuyan los triggers que al ver que se levanta un 50% de la sala (unos detrás de otros al ver que otros que han percibido incorrectamente mejor el espectáculo de lo que es) yo también me levante y además arrastre a terceros. Podría servir, también, para explicar el seguimiento de manifestaciones.. donde las razones objetivas percibidas para ir se han mantenido bajas hasta un cierto punto, donde ha movilizado a suficientes como para que el “Peer-effect” arrastre a los que tienen un trigger más alto.

    Esto ayudaría a reflejar lo que intentas expresar que en el posicionamiento político hay un alto componente de influencia entre nodos.

  14. Hasta donde recuerdo el LOFCA fue un avance importante. Por otro lado, a parte de cierto inmovilismo que puedo compartir, sigo sin vislumbrar las motivaciones más allá de las puramente democráticas. En ese sentido repetir una y otra vez que “no hay alternativa” no parece ser un argumento en si mismo, sino una conclusión sin desarrollo. Hay un cierto número de catedráticos de derecho constitucional que no comparten esa apreciación de inconstitucionalidad en algunas de las tesis del autodeterminismo. Existen algunas vías legales, pero para ello es necesario abandonar posturas anti-políticas, y volver a la política.

    La política requiere política, si no estamos a otra cosa.

  15. Miguel:

    Tan político es querer que un cuerpo social se autodetermine como que se llegue a un pacto de otra índole. Te daré argumentos, las declaraciones de Felipe González, las de Rubalcaba que si cita “federalismo” se le cae el pelo de la barba.. etc.. El Presidente más federalista que ha dado españa es Zapatero y en parte su suicidio nació al apoyar parcialmente el Estatut. Por otro lado el Nou Estatut tú puedes ver legítimo o legal que sea tocado por el Congreso como se tocó… evidentemente dentro de aceptar la Constitución Española y los procesos de reforma que en ella se dictaminan. Yo comienzo a no aceptar estos procesos puesto que consiguen un texto legal de menor consenso interno dentro de Catalunya por muy legítimo que sea el Tribunal Constitucional o el Congreso para tocarlo.

    En otros países, no tan constitucionalistas como el Reino Unido, los procesos de reforma estatal son más fáciles y más ágiles. No es que me guste el sistema “no tenemos constitución” de UK, pero como mínimo estas cosas las resuelven mejor y permiten que haya procesos de secesión y los recanalizan de forma más potente que el bosque de autoprotección que tiene la CE.

    Además, hay algo en tu afirmación que me hace mucha grácia… Si algo nos caracteriza a muchos es que llevamos años trabajando políticamente con nuestros compañeros del PSOE para intentar alcanzar puntos de entendimiento, y que muchos (la gran mayoría en el fondo) que lo hemos intentado terminemos tirando la toalla refleja el enorme inmovilismo e incluso imposibilidad de “ponerse en las botas del otro” que hay en general entre los que teóricamente son más avanzados en este aspecto en la política española.

    El otro día intenté explicarle a uno de UPyD el porqué incluso el españolismo es distinto en Catalunya y como ellos, sin entender eso, no rascarán bola en Catalunya. No lo entiende, ni lo quiere entender, ni está capacitado para asumirlo. Bien, temo que eso es un aspecto general que tiene la política española y los ciudadanos de España, que parten de premisas conceptuales y emocionales, incluso anticatalanas (no anticatalanistas simplemente).

    También, y entiendo la imposibilidad, ningún Presidente del Gobierno tiene incentivos para resolver problemas tan graves como la financiación del estado del bienestar territorializado… significaría, por ejemplo, que algunos territorios dejaran de estar subsidiados de forma tan descarada y otros con situaciones privilegiadas y que siendo ricos, no aportan un carajo, lo hagan. Estamos hablando de que territorios que en su conjunto son mucho más importantes electoralmente para el PSOE (Andalucía, Extremadura) o que son más sensibles y provocarían una reacción airada (Euskadi, Navarra) redefinieran su aportación o lo que reciben del estado. Por tanto,e l único incentivo al que reaccionaría la gran élite política española es ante una posibilidad real de que Catalunya marche. El resto, es humo… siempre estaremos por debajo de una situación justa y reequilibrada… Solo hablando del tema económico, no ya de otros temas.

  16. Hola Jose:

    Sin embargo el Estatut, el nuevo, fue aprobado en referendum. Por otro lado, no tengo claro que quien ahora no empieza a aceptar el proceso de reforma estatutaria sí lo aceptara antes. Lo digo porque un Estatuto de autonomía de un territorio es un Estatuto de autonomía de un territorio, no una Constitución, es decir, es un pacto político que otorga a un determinado territorio de un nivel de autonomía político, y se entiende que lo más democrático es consensuarlo entre ambas partes. Evidentemente España ni era, ni es, un Estado Confederal, pero da la sensación de que ni era necesario decirlo antes ni es necesario recordar ahora algo que se supone que todos sabíamos hace años, algo que es así, y que no es una fórmula menos democrática que otras.

    No lo digo porque ahora te parezca bien o mal, lo digo por lo de la “oh, sorpresa ¿esto era así?”, es esa sorpresa, la que no me creo. Me lo creo de alguien que lleve 20 años diciendo que no le parece bien, no me lo creo a los nuevos discrepantes de hace dos semanas.

    Si algo es elaborado por representantes democráticos votados por todos, y luego se refrendado en un referendum, no tengo claro en qué parte no es democrático. Ojo, podrá gustar o no, las opiniones particulares son libres, pero los procesos democráticos son procesos colectivos.

    En cuanto al enorme “subsidio” de terminados territorios, solo recordar que no hay ningún “subsidio”, son presupuestos. Un presupuesto es un presupuesto, y un subsidio es un subsidio. Lo digo porque a veces se utiliza el lenguaje de una manera un tanto extraña. Recordar que normalmente dos de las autonomías con mayor financiación todos los años son Andalucía y Cataluña, y no por ningún maquiavélico condicionante político, sino por algo bastante más mundano: porque son dos de las autonomías con mayor población, que sigue siendo uno de los criterios rectores a la hora de elaborar los PGE.

    En cuanto a los derechos forales, a mi particularmente me dan algo de “alergia filosófica”, porque eso de que la financiación de un Centro de Salud en pleno 2012 dependa de los fueros otorgados por un Rey medieval, es metafísicamente cuestionable, pero no se si es todavía más llamativo quien quiere emular el efecto de los fueros con leyes de financiación modernas.

    En cuanto a la comprensión mutua me parece importante, pero la compresión mutua es mutua, no solo en un sentido o dirección. Lo digo porque a la hora de dialogar o pactar siempre se consensúan, y Cataluña lleva aprobando leyes de financiación desde tiempos inmemoriales, y si hubiera alguna trampa insoportable e inaceptable en términos éticos estoy completamente seguro de que el consejero de turno se hubiera levantado e ido por la puerta, y no hubiera firmado nada. La historia de los hechos ha sido diametralmente la opuesta.

    Un saludo.

  17. Miguel:

    Podemos discutir si lo que defiendo es confederalismo o federalismo. Lo que tengo claro es que el estado de las autonomías no es ni puede ser un estado federal, entre otras porqué el estado federal asume que la soberanía reside en los estados propios antes de la federación y estos libremente se federan. Pero a parte de que es una situación de discusión teórica que lleva a ninguna parte, sí que es verdad que cada vez los federalistas vemos que es más inviable el acuerdo, a pesar de ser los que más hemos hecho por conseguirlo.

    Sí, el Estatut fué votado en referéndum, sí, cierto. Como también es cierto que la sensación de los que lo votamos a favor era de que era un paso corto, muy corto, mientras para el estado español era un paso muy largo. Y que el Tribunal Constitucional (por cierto un tribunal en una situación bastante cuestionable) lo recortó precisamente ahí donde más daño puede hacer a la convivencia catalana (un recorte, que por cierto, da pasos atrás incluso al primer Estatut de autonomía).

    Sobre financiación, puedes llamarles PGE o puedes llamarle “el Estado Español redistribuye las rentas de todos los ciudadanos españoles de forma que subsidia o sobrefinancian el estado del bienestar de unas regiones y subfinancia las de otras”, y a los datos de inversión por habitante me remito. Sí Catalunya recibe en números absolutos más que Extremadura, evidentemente somos casi 7 veces más.. en cambio en números relativos eso no es así, ni de lejos.

    Por otro lado, dos no se entienden si uno de ellos no quiere, y la postura de mantener el status quo beneficia precisamente a quien su identidad nacional, su convivencia o su estado del bienestar no depende de que se llegue a un pacto y que llegarlo implicaría perder algo. Por tanto para la mayoría de españoles el pacto “federal” no es rentable, necesario o beneficioso. Por tanto no se quiere ese pacto. Más a mi saca de que el pacto federal es inviable.

  18. Me acordé ahora de lo de “le llaman democracia y no lo es”. Aquí podríamos hablar de “le llaman federalismo y no lo es”. Es cierto que en algunos casos como Estados Unidos de norteamerica o Suiza, son casos en donde se construyeron sistemas federales desde la disgregación a la voluntad de unión de distintos territorios, ya sean Estados o cantones. Es interesante el caso suizo porque aunque se sigue llaman Confederación en la práctica es una República federal, y algo similar sucedió con los USA. Sin embargo ahí están México, o Brasil por ejemplo, que son Repúblicas Federales, pero partieron de dinámicas opuestas; se federalizaron. Ambas por cierto reflejan en su Constitución actual que son “Repúblicas indivisibles”, sí, pactan ser indivisibles, pero son Repúblicas federales.

    Por lo tanto Estados Federales pueden serlo también sin partir de una disgregación hacia un proceso de agregación, sino que existen casos contrarios. Uno podría ser el español. Perfectamente.

    Como digo podría haberse recuperado el recurso previo de inconstitucionalidad, y que el Constitucional se pronunciara antes de la aprobación definitiva del texto sobre el que se le preguntara a los catalanes. Esto evitaría el choque entre instituciones y sociedad; la sociedad sabe lo que se le pregunta y además sabe a qué atenerse. Puede no servirle, efectivamente, entonces basta con votar NO y luego propugnar una reforma Constitucional.

    Si no se recupera el recurso previo de inconstitucionalidad (que tiene ciertos defectos) entonces habría que ir hacia una negociación política pura.

    Sobre los PGE, aunque las autonomías (y es lógico desde luego) con mayor población acaben con cuantías de presupuestos más abultadas no obedece a un cáculo exacto per capita, porque sería una barbaridad. En las partidas de gastos, muchos son cualitativos, y dependen de cuestiones puramente políticas, no matemáticas. Hay Autonomías que tienen puertos fluviales (competencia autonómica), otras que no, con costa o de interior, con distintas pirámides poblacionales o distintos niveles de renta. No vas a gastar lo mismo en pensiones en Galicia que en Canarias, no vas a gastar lo mismo en hidráulica en Murcia que en Cantabria, muchas partidas de política de inmigración son autónomicas, y no gastas lo mismo en esto en Andalucía que en Castilla y León. Son diferencias cualitativas, y no se pueden ponderar con los mismos criterios.

    Ya no hablemos de las competencias propias del gobierno central (o uno federal en su caso) en donde tendría que orientar su gasto, como un cañón, a aquellos puntos en donde en ese momento se genera gasto, o en donde existen instalaciones estatales (o federales). Sucedió algo parecido cuando fueron trayendo el AVE a Galicia desde Madrid; cada seis meses, según cada periódico regional, el Gobierno de España quería locamente a una provincia en concreto, y odiaba al resto. Si seguías las noticias eran las provincias en donde iba pasando la vía del AVE y la construcción de estaciones y apeaderos, con lo que el “foco” de Fomento se concentraba en esas zonas. Cuando el AVE llegó a Galicia el gasto de Fomento en Castilla y León se desplomó, y no veas como se pudieron los periódicos de la zona. Zapatero desterrado de su tierra, por lo menos.

    Muchas veces la gente pierde la perspectiva sobre como funcionan los presupuestos, porque confunden contextos.

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