Hace unos días escribí un artículo hecho desde las tripas, pidiendo a aquellos que tienen secuestrado el partido que pongan su precio. Sigo manteniendo esa opinión aunque ahora lo que haré es un análisis más pormenorizado de los incentivos que tienen los que toman las decisiones en el PSC.
El resultado del PSC en las europeas ha sido más catastrófico que el de ninguna federación del PSOE o posible socio de este. En cambio en can PSC, después de dos castañas impresionantes no se quiere dimitir, ni se quiere convocar congreso extraordinario, ni siquiera algo parecido a un cambio de rumbo.
Me pregunto porqué ocurre, más allá de que el partido está secuestrado por unas “élites extractivas” esas élites no son especialmente más ineptas (descontando algún personaje concreto) o más extractivas que en otras organizaciones, ni tampoco que en las diversas federaciones del PSOE.
¿Porqué ocurre entonces que la dirección del PSC tiene dudas a la hora de dimitir, cambiar de rumbo y meterle un remeneo a su estrategia? Veamos la siguiente gráfica:
Fuente: El periodico
Los núcleos de toma de decisión del PSC más duros son la federación del Baix Llobregat, la de Hospitalet y en menor medida la del Barcelonès Nord. El área metropolitana en pleno. La federación de Barcelona aún está lamiéndose las heridas de haber sido expulsados del gobierno municipal y de dos años de dirección política estrambótica (de la cuál yo soy en parte responsable, al menos el primer año), además está intentando construir un nuevo liderazgo en la bicefalia de Jaume Collboni y Ferrán Pedret y eso es en cierta manera lento.
Por otro lado otras federaciones como los dos valleses tienen sus propios problemas, la del Vallès la construcción de liderazgos que escapen a la familia Bustos, la del oriental intentando reconstruir opciones electorales que tengan viabilidad en las próximas municipales.
Las federaciones díscolas como Girona o Lleida demuestran no tener fuerza para torcer al PSC (lo intentaron sin ganas en el famoso Consell Nacional donde el PSC se descolgaba del dret a decidir) o algunas las han medio suicidado desde la calle Nicaragua como la federación del Bages o la de Terres de l’Ebre. El resto son pequeñas y sin demasiada fuerza a excepción de Tarragona y Maresme, muy leales al proyecto de Pere Navarro (pero luego recuperaré a la de Tarragona).
Se puede afirmar sin simplificar demasiado que las decisiones del actual PSC pasan por los capitostes de 3 o 4 federaciones y de una serie de personajes que aún tienen suficiente poder en Nicaragua y que están muy vinculados a la federación del Baix Llobregat.
Viendo el resultado electoral en lo que se llama el núcleo duro del voto socialista podemos ver que incentivos tienen una parte significativa de los que “toman las decisiones”. El resultado en el peor de los momentos para el PSC es malo, pero aún ganan en ayuntamientos clave. Todo el bajo Baix Llobregat (el alto ya no) es socialista, igual que gran parte del Barcelonès Nord y Hospitalet. Ese núcleo duro cree que en un contexto algo más favorable pueden mantener las alcaldías.
La hipótesis “el proceso catalán es coyuntural”
Aunque cada vez está menos en boga, la tesis hasta hace poco en Ferraz y en Nicaragua era que el “procés català” ere coyuntural, que pasaría en cuanto haya algo de recuperación económica o cuando el 9 de noviembre no se pueda votar la consulta. No contaban con la reacción electoral del 25 de mayor a favor de propuestas soberanistas. Contaban con que ERC le quitaría votos a CiU, no que ERC triplicaría y que CiU incluso aumentaría un poco en su número de votos. Ya no es el trasvase entre CiU – ERC que ellos calculaban (sin contar la enorme pérdida de votos del PSC a TODOS lados). Tampoco se ha visto un incremento significativo del voto “unionista” y el miedo a estar dando votos a Ciutadans o PP ya no es una amenaza tan directa como el perder a todo el conjunto de partidos.
Mejor no tocar hasta elecciones municipales.
Pero aún así hay quien sigue aferrándose a esa idea. Por otro lado el cálculo racional es sencillo, si en el peor de los momentos sigo ganando por mayoría simple en las europeas, en las municipales donde el PSC tradicionalmente saca mejores resultados, seguramente puedan mantener esa victoria y ampliarla ligeramente y por tanto garantizar que se gobierna en estos municipios. Descontando coaliciones, muchas de ellas a contranatura, para echar al PSC de esos municipios, los que hacen esa lectura pueden creer que lo mejor es no tocar nada… dejar pasar la tormenta hasta después de elecciones municipales y salvar su culo electoral local.
Puedo entender la lógica que hay detrás de ello y yo creo que los alcaldes han de tener como principal preocupación garantizar el apoyo de sus ciudadanos. El problema es que la dirección nacional de un partido no ha de pensar solo en eso. La estrategia, que puede parecer racional para la mitad del Baix Llobregat, Hospitalet o la mayor parte del Barcelonés Nord, es literalmente suicida para el PSC en el resto de Catalunya, incluyendo la ciudad de Barcelona.
De ahí que haya dirigentes como el de la federación de Tarragona, que a pesar de ser ultra-leal a Pere Navarro está pidiendo cambios. Ya no es una cuestión de “dret a decidir” sí o no, sino de supervivencia como organización en el territorio y no ser barridos literalmente del escenario.
Una estrategia suicida
A mi parecer, incluso esta estrategia de secuestro del PSC para garantizar alcaldías en el Baix, Hospitalet o el Barcelonés Nord es suicida para los mismos afectados, y estoy convencido que hay muchos compañeros del PSC de esos territorios que así lo ven, pero eso explica porqué personajes como Balmón dicen que Pere Navarro no ha de dimitir. Porqué Navarro aplaza la decisión a un Consell Nacional y porqué algo que es racional desde casi cualquier análisis, no se termia de decidir.
Ya alerté en su momento que el Congreso del PSC no había elegido una ejecutiva sino una junta de alcaldes, y hoy está demostrando el gran error de haberlo hecho. También el problema de que el PSC se descapitalice, especialmente en el territorio y en Barcelona y que los que aún mantienen algo de fuerza electoral (y los principales impulsores de las decisiones del PSC estos últimos dos años) sean los que decidan las cosas en el partido. También el error de que la federación de Barcelona vendiera a cambio de cargos en la ejecutiva y en listas autonómicas la capacidad de influir en la dirección del PSC. El error de expulsar del partido a las federaciones díscolas. El error en definitiva de mandar callar a dirigentes del territorio por mucho que su visión fuera minoritaria en el partido.
El problema del PSC hoy ya no es entre catalanistas y no catalanistas, sino en que la estrategia que necesita para salir del atolladero entra en conflicto con las necesidades a corto plazo de los pocos que creen que pueden conservar su alcaldía y que además son los que ahora tienen más capacidad de control del PSC.
Sigo convencido que ahora mismo están haciendo trabajar las calculadoras y los teléfonos para pensar si les conviene dejar morir a Navarro o seguir manteniéndolo como un títere hasta después de elecciones municipales. Al final la cruda realidad electoral es tan dura que incluso ganar en Cornellà en las municipales no es algo que esté tan garantizado.
En Badalona la victoria del PSC en las europeas viene un poco contaminada por la figura del alcalde actual, García Albiol, y el hecho de que ERC ha quedado segunda (ganando en barrios obreros como la Morera) de forma que los socialistas no tienen nada garantizada la victoria en las municipales… el resto, he vivido en Cornellá y mucha gente vota porque sí, por tradición, y muchos por redes clientelares… todo esto tiene fecha de caducidad
Buen análisis, pero en realidad todo es más simple: ¿hay alguien en el PSC con fuerza suficiente para pedir abiertamente la dimisión de Navarro?
Será interesante analizar los resultados después de las municipales, y ver cómo un partido socialista de nueva creación tendrá más votos en Barcelona que el PSC y Jaume Collboni, y lo mismo en Lleida con Ros, y lo mismo en muchos sitios con muchas caras distintas.
Es lo que hay. Navarro toma a la sociedad por tonta, y quienes tienen la obligación y la necesidad de echarlo no sólo no tienen la fuerza suficiente para hacerlo, sino que además no quieren mojarse. Puede que sea demasiado tarde cuando entiendan que los ciudadanos no quieren políticos cobardes, sino líderes valientes.