Puedo entender (aunque no aceptar y políticamente oponerme) a que la crisis esté imponiendo un tipo de estado del bienestar más pequeño al que se ha ido ampliando en los últimos 8 años. Puedo entenderlo, oponerme políticamente, pero atenerme a que hay unas mayorías parlamentarias en la Generalitat y una deriva del gobierno del estado que a priori son legítimas. No entraré ahora a fondo en este tema.
Lo que creo es que es inaceptable es que los recortes lleguen a reducir los servicios sanitarios de una manera tan radical como la que plantea la Generalitat. Jordi Hereu lo ha dejado claro, se va a oponer de forma radical a los recortes en el estado del bienestar y en especial en temas como la salud.
El mundo sindical convoca dos manifestaciones, una el 14 de abril de los trabajadores del sector público y otra el 14 de mayo del conjunto de la ciudadanía. No hace falta que hable de mi relación con el mundo sindical, pero también tengo motivos personales y racionales para oponerme de plano ante estos recortes.
Tengo 34 años, sólo he pasado por el quirófano una vez y fué por un traumatismo menor, tengo una salud bastante buena y en mi casa tenemos la suerte que tocamos poco los médicos. Además donde más posibilidades tengo de sufrir un accidente, en la montaña, tengo un seguro que me cubriría un montón de eventualidades. En mi casa estamos pagando unos impuestos de una sanidad que apenas utilizamos, por tanto seríamos de aquellos que la privatización de la sanidad y la reducción de los impuestos que se pagan por ella en consecuencia nos iría de perlas.. ahora.
La sanidad pública cubre eventualidades que la mayoría de ciudadanos de forma privada y ningún seguro cubriría. Un enfermo de cáncer no sería atendido por la sanidad privada si no está forrado. Una enfermedad grave de larga duración no la cubriría ningún seguro médico. Una persona mayor no es rentable para ningún seguro.
La enfermedad laboral de mi padre, el seguro privado no quería reconocerle la incapacidad, la operación de riñón de mi hermana le hubiera costado el segundo riñón. Y así miles y miles de ciudadanos que hoy no estarían vivos si no existiera la sanidad pública. Miles y miles de ciudadanos cuya esperanza de vida caería 10 años por no poder acceder a servicios sanitarios al privatizarse la sanidad privada. Porqué sé que los servicios de salud pública son más baratos y más eficientes que la sanidad privada.
Porqué además malbaratar recursos de inversión como los que hemos gastado para tener quirófanos y unidades médicas que al no utilizarse se degradan y es, por no hacerlos funcionar por un gasto menor a la inversión, tirar el dinero que hemos gastado anteriormente.
Por todo esto, si salgo como regidor, ayudaré a Jordi Hereu en su cruzada para que los servicios de sanidad pública de Barcelona no retrocedan ni se degraden un ápice, y si no lo soy, como ciudadano me comprometo a participar de las movilizaciones y acciones para que estos recortes no lleguen a algo tan básico como la sanidad pública.