Participaré en la “Vía catalana” (el nombre que le hemos puesto al corro de la patata gigante que vamos a organizar los independentistas catalanes este 11 de septiembre), creo que la mejor vía que tiene Catalunya es la independencia (no es el contenido de este post, solo ilustra mi posicionamiento personal al respecto) y además aún soy militante del PSC.
Independentista, activista por la cadena humana de la independencia y militante del PSC. Y creo que el PSC no debe participar o promover la participación en la “Vía catalana”.
Puede resultar paradójico, pero no si se interpreta que un partido político es una herramienta y no un fin en si mismo y que la ideología personal no necesariamente es buena que sea la de esa organización política.
El PSC tiene dos funciones, en franco retroceso pero aún si sustituto claro. Por un lado es la de ser la principal alternativa de gobierno desde la izquierda en Catalunya, la segunda ser parte del mimbre que une y evita la fractura social en base a la identidad nacional. Por eso aún milito, porqué creo que Catalunya requiere una alternativa socialdemócrata a lo que si no sería una hegemonía de la derecha convergente, y porqué la sociedad catalana puede correr riesgo de fractura si no existen organizaciones políticas que representen puentes entre unas comunidades identitarias.
La sociedad catalana no son dos grandes monolitos y la identidad nacional es algo más complejo y lleno de grises, un porcentaje muy amplio se siente catalán y español a la vez, y aunque cada vez hay más independentistas que lo somos no por carácter identitario sino por un carácter pragmático (“te quiero mucho pero es imposible convivir contigo”), la independencia no es la opción mayoritaria entre algunos sectores sociales catalanes.
De hecho, avancemos hacia la independencia o no, la principal fuerza de Catalunya es su capacidad para tejer consensos sociales en una sociedad compleja con dos lenguas mayoritarias y una identidad nacional compleja. La gracia de Catalunya es su pluralismo político que no hay en la mayoría de regiones de España, y la capacidad de que este pluralismo político no sea una bomba de relojería sino su fortaleza.
De ahí que el PSC, que representa a votantes soberanistas (una parte pequeña pero significativa) pero sobretodo a votantes no independentistas no deje huérfanos a este colectivo social y le obligue a optar por opciones claramente más confrontativas como puede ser PP o Ciutadans.
El consenso social y de los movimientos sociales parece bascular alrededor del derecho a decidir y no alrededor de la independencia, de ahí que los movimientos sociales (desde los sindicatos, asociaciones de vecinos e incluso las casas regionales) se hayan quedado precisamente en este punto y no den un apoyo explícito a la “Vía catalana”. Me hubiera encantado que el PSC estuviera en ese punto (como lo está, también, ICV) en lugar de apostar por un “dret a decidir” cuando nos den permiso, o sumarnos a propuestas de Plataforma per Catalunya y el PP a favor de la unidad de España, pero aunque soy independentista no creo que el PSC tuviera que dar un solo paso más allá.
Hay argumentos tácticos, como el que Toni Comín, exdiputado del PSC y una de las mentes más preclaras del federalismo socialista, expresa en la tertulia de RAC1 a favor de que los federalistas y el PSC participen de la cadena humana independentista. Argumento que no comparto, entre otras porqué si el PSC se mueve en esa dirección está cometiendo dos errores, uno, abandonar a su suerte (y a manos de opciones lerrouxistas como Ciutadans, o españolistas como el PP) a una parte del electorado, y por otro está utilizando una acción independentista como mecanismo de negociación con sus aliados en Madrid. Creo que si el federalismo tiene alguna esperanza pasa por una negociación franca, no por un “push de force” que siempre ganará el unionismo español frente a un federalismo con poca base social y poca credibilidad. El federalismo ha de convencer a las contrapartes españolas, no funcionará la vía de la fuerza social o política que logre sacar el independentismo.
Como he dicho, defiendo la independencia de Catalunya, votaré que sí cuando me lo pregunten, participaré en la cadena humana del 11 de septiembre y soy militante del PSC, y creo que el PSC no debe ser independentista (tampoco creo que haya de ser unionista), ni abandonar a su electorado no independentista por una visión a corto plazo que además difícilmente podrá aprovechar.
¡Bravo! Un post muy optimista, que me parece muy significativo por las dos claves que apuntas. Uno: El PSC no tiene que ir al corro de la patata si a corto plazo quiere sobrevivir como partido. Dos: Y mientras independentistas como tú aún piensen que pueden ser políticamente útiles a su país militando en el PSC, este partido aún puede tener esperanzas de volver a ser algo en el futuro a medio y largo plazo. En política hay que saber a quién se quiere representar, y hay que aspirar a reunir entorno a un proyecto al mayor número de gente diversa que se ponen de acuerdo en lo básico. Los que asustan al personal y ahuyentan a sus propios militantes, ¡que se vayan a casa!
Això t’honora: “De ahí que el PSC, que representa a votantes soberanistas (una parte pequeña pero significativa) pero sobretodo a votantes no independentistas no deje huérfanos a este colectivo social y le obligue a optar por opciones claramente más confrontativas como puede ser PP o Ciutadans.”
http://www.racocatala.cat/forums/fil/178197/militant-psc-declara-independentista-anir-via-catalana-recomana-seu-partit-sobreviure-no-h