En Catalunya no tenemos petróleo, materias naturales propias, nuestra industria que es relativamente fuerte en comparación con la intensidad de industria del sur de Europa, no es tan fuerte como la industria del norte de Europa y aún no ha recuperado los niveles de antes de la crisis.
Pero en Catalunya tenemos algo que va bien, MUY bien, excelentemente, y o bien los ciclos de burbujas son de 30 años (algo que aún no hemos visto ningún ejemplo en la historia de la economía) bastante sólido. Y es el turismo.
Catalunya es un polo de atracción de turistas de todo el mundo, y un polo en crecimiento, Barcelona-El Prat es el tercer aeropuerto de Europa en viajeros con destino final y Catalunya un destino turístico del primer orden mundial.
Sabemos que la terciarización tiene problemas, que se generan empleos de poco valor añadido, pero como toda “fuente natural de recursos” esta gallina de los huevos de oro puede servir como colchón económico para crecer en otros sectores, pagar el estado del bienestar y poder garantizar un cierto nivel de empleo.
El turismo es nuestro petróleo, quedarnos en vivir sólo (o principalmente) de él como si fueran rentas eternas es un error, error que pagan todos los países con recursos naturales que quieren vivir de estas rentas. Pero considerarlo como una fuente de ingresos menor y sustituible, querer limitarlo (en lugar de regular y controlar sus externalidades negativas) o hacer políticas antiturísticas como ha intentado (y se ha retractado) el gobierno de Ada Colau, es un error enorme.
Algunos detalles desde el inicio de la crisis, baja el turismo del resto del estado, aumenta el de Catalunya (supongo que el efecto es que en crisis la gente hace vacaciones más cerca de su casa), en el 2009 cae estrepitosamente los viajeros internacionales para recuperarse rápidamente y continuar aumentando, indicando que la crisis en el mundo fue más marcada en el 2009 pero también más corta que en España, que comenzó un poco más lentamente pero ha sido mucho más profunda.
Fuente: IDESCAT