El triunfo de la antipolítica
Política

El triunfo de la antipolítica

“El Kanciller” hace un análisis sobre el último programa “Salvados” que refleja lo que intuí al final de este, se está difundiendo un mensaje antipolítico donde los políticos están en un mundo paralelo y los ciudadanos en otros.

Este mensaje es el zeitgeist clave de nuestra época, movilizado ya en los años 90, y que beneficia solo a los que tienen más poder económico que el que el resto. El poder político, queramos o no, es la única barrera que podemos enfrentar en democracia a los abusos de otros poderes no democráticos, que triunfe el pensamiento antipolítico es dejar el poder solo en los que ya lo tienen por vías no democráticas.

Pero esto no solo pasa en los medios. También algunos analistas de alto nivel caen en la trampa. La semana pasada Ismael Peña publicó un artículo donde ponía en el mismo nivel a todas las instituciones, asociándolas a que o estaban agonizando de gangrena o fosilizadas.

La falta de matiz, especialmente de un académico, me duele mucho. Como si EQUO, un partido político (es decir una institución) tuviera los mismos casos de corrupción que un partido más antiguo, que IU tuviera la misma responsabilidad que los partidos de gobierno, o como si el PSOE tuviera los mismos casos de corrupción y jugueteo con cajas de ahorro que el PP.

Francamente, la falta de matiz duele. Entre instituciones del mismo tipo, como los partidos políticos, cada organización política tiene sus propios problemas, pero no son del mismo grado. Mientras el PP ha de resolver sus casos de corrupción evidente (presidentes de CCAA), o su responsabilidad directa en arruinar dos de las principales cajas de ahorros públicas (Bankia que integra Caja Madrid y Bancaja), el PSOE tiene un problema de construcción de un discurso creíble centroizquierdista y está en las nubes entre reconocer los errores de los años de gobierno y la posibilidad de construir un proyecto de oposición razonable, IU tiene un problema de credibilidad para ser alternativa al votante del PSOE desencantado o EQUO tiene que replantearse si hace algo más que dividir el voto minoritario de izquierdas de este país.

Son problemas separados, entre los que están algunos compartidos como la mediocracia partidista o problemas clave de la política española que se relacionan con problemas de financiación de los partidos y los incentivos que estos tienen para subsistir.

Pero poner en el mismo saco a todos los partidos y decir alegremente que son o fósiles o gangrena agonizante es algo que no acepto.

Igual que tampoco acepto que todas las instituciones tengan los mismos problemas y responsabilidades o simplemente enfrenten los problemas de la misma manera y la misma eficacia. ¿O acaso las asociaciones de vecinos van a tener la misma responsabilidad o problemas que los sindicatos y estos que el Banco Central Español o las instituciones europeas?.

Francamente, tiro grueso. Los sindicatos están adaptándose todo lo que pueden a la situación de crisis, tanto internamente, como externamente intentando canalizar la devaluación de la economía española de la manera menos traumática posible. Su trabajo y el de los empresarios que han negociado han salvado cientos de miles de puestos de trabajo y se han hecho acuerdos responsables como la AENC 2012-2014 o el acuerdo de pensiones. Su trabajo ha evitado en más de una ocasión la intervención de nuestra economía más que el trabajo de muchos ministros. Su problema es de credibilidad a nivel macro, mientras su trabajo a nivel micro es valorado (al final, hasta los militantes del PP pasan por UGT cuando tienen problemas laborales, hechos reales) a nivel macro es cuestionado. ¿Pero nace ese cuestionamiento de un fallo de los sindicatos? En parte sí, pero la campaña de zeitgeist sindical no es un invento mío.

Pegarle los mismos cebollazos a las instituciones políticas nacionales que a las europeas es también disparar con calibre grueso. Los partidos y gobiernos españoles no supieron pinchar la burbuja (y ojo, no había incentivos para ellos, los votantes los hubiéramos castigado), luego se vieron superados por una situación que quedaba fuera de sus manos. La incapacidad de dar una respuesta europea es otra cosa, y ahí las instituciones europeas han fallado más que las nacionales. Ponerlas al mismo nivel me parece burdo.. y antipolítico. Y sobretodo, inútil. Saber que le podemos exigir a cada ámbito político y a cada responsable me parece que es lo correcto. Primero porque acota la responsabilidad, segundo porqué nos hace autoresponsables del control de los políticos. Podemos seguir diciendo que las instituciones políticas son una mierda, ir al bar, y quedar como unos señores. Pero esto no la mejorará ni un milímetro.

Poner también en la picota a gente que hace lo que puede como las asociaciones de vecinos, ONG, fundaciones, etc.. que son el tejido de la sociedad organizada y con su trabajo están evitando que los problemas sociales se transformen en un polvorín me parece cainita.

Puedo entender que las disonancias cognitivas de cada uno nos transformen la realidad según nuestra ideología. El profesor Peña como la mayor parte del Corpus Académico de la UOC (os recuerdo que realicé mi corto periodo doctoral en esa casa) parten de la premisa postmoderna de que “lo nuevo aún no acaba de nacer y lo viejo no termina por morir” que pregona el profesor Castells & Co. Este Corpus doctrinal incluye un grito a favor de las “bases” puras contra unas direcciones indignas, y que hay movimientos espontáneos que tienen más poder que la sociedad organizada. Algunas de estas premisas son simplemente falsas realizadas desde fuera de las organizaciones políticas por gente que no ha vivido una sola asamblea de “base” de una organización política.

Pero entendiendo y empatizando, no deja de dolerme que desde ámbitos académicos (y pido perdón a Ismael Peña por personalizar en él, aunque no es el único y seguramente es el que más le preocupa emitir un mensaje antipolítico) se emita este mensaje antipolítico.

Pero el ejemplo no solo están en los medios, en el 15M y sus mensajes simplistas de “no les votes” en los que Ismael Peña ha descrito magistralmente como oclocracia, o en mensajes de ámbito académico. También están en la calle, entre personas conscienciadas. El vídeo de “Españistán” está muy bien, describe muchos aspectos de la crisis de forma didáctica. Ahora bien, termina cargando contra la política, los políticos y los partidos (y parcialmente contra los bancos). Como si se trataran de personajes malignos o idiotas, en lugar de personas e instituciones que responden a incentivos.

Y los incentivos que hemos dado los votantes no han sido los mejores, las estructuras y problemas que hemos priorizado no han sido los más adecuados. Éramos una sociedad de propietarios de vivienda que queríamos mantener la burbuja creciendo. Éramos una sociedad que decidió endeudarse y empujar los salarios al alza más allá de la productividad solo para poder llegar a comprar unos pisos cada vez más caros.

Igual que me parece injusto los análisis que se hacen parciales del papel de la negociación colectiva sin tener en cuenta los incentivos totales (que también ocurrieron en Inglaterra o Irlanda, donde la burbuja inmobiliaria actuó desacoplando salarios de productividad de forma dramática), me parece injusto el mensaje antipolítico de Españistán. Un mensaje que además no desresponsabiliza.

Igualmente, sé que mi lucha está perdida. La victoria de la antipolítica está servida, desde hace ya años. Felicidades porqué la ideología ha ganado a la razón.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

2 thoughts on “El triunfo de la antipolítica

  1. Jose: disculpas no aceptadas… porque no han lugar :)

    Además de ejercer tu legítimo derecho a la disensión, lo haces con el mayor de los respetos, así que no veo en qué podría ofenderme tu reflexión y mucho menos que tengas que pedir disculpas por ello.

    No veo, no obstante, donde está mi discurso apolítico, que como tú bien intuyes, no es en absoluto un mensaje que yo quiera transmitir. Sí quiero transmitir una necesidad acuciante de renovación, precisamente para sanear las instituciones democráticas, más necesarias que nunca. En este sentido, mi mensaje es – o quiere ser – sobre todo político, de recuperar el ejercicio de la política por la ciudadanía.

    Y que haga un diagnóstico de mala salud de dichas instituciones, no significa que les atribuya ni las mismas causas ni el mismo grado de responsabilidad a los causantes.

    Por poner un ejemplo (espero que de consenso), considero que los medios de comunicación han abdicado en general de su papel de contrapoder, de cuarto poder que fiscaliza a los otros tres. Pero eso no sinifica que sean tan culpables de la crisis financiera como el que ha especulado con dinero ajeno o quién lo ha permitido regulando con laxitud.

    Motivos distintos y distintos culpables, pero diagnósticos parecidos: tenemos instituciones que no cumplen (todas o algunas) funciones necesarias para que el engranaje democrático ruede con suavidad.

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