La imputación de Rigau, Ortega y Mas por poner unas urnas de cartón el 9N ha desplazado el frame del procés nuevamente al concepto “democracia”.
Los indepes somos aproximadamente la mitad de la población catalana, pero los que queremos un proceso democrático y un referéndum para decidir el futuro de Catalunya somos del orden del 70% de la población. Y no es solo una cuestión de % del cuerpo social, sino que la sociedad civil organizada de forma hegemónicamente mayoritaria está en ese frame.
La imputación ha vuelto a poner en marcha el Pacte Nacional del Dret a Decidir, no para organizar ninguna consulta, sino para proteger a los que la organizaron y generar un foco de protesta contra unos poderes estatales incapaces de aceptar que haya una región que quieran o no, vamos a decidir nuestro futuro por vías democráticas petándonos si es necesario, parte de la legislación española.
La cuestión sorprendente son algunos académicos, opinadores, periodistas, columnistas de izquierda que intentan ponerse en un plano equidistante.
Esta foto es demoledora contra esa equidistancia:
Para los equidistantes de lo banal. Aquí está la izquierda no indepe organizada. La vieja izquierda representada por los dos sindicatos y la nueva izquierda representada por Ada Colau. Fuera de plano estaban Joan Herrera y Lluís Rabell.
La izquierda que antepone el frame democracia a cualquier otra consideración de agenda privada. La izquierda que es capaz de solidarizarse con unos dirigentes de derechas cuando estos defienden una idea compartida: el derecho a decidir del pueblo catalán.
Los sectarios, las mentes de visión limitada, cerradas por un marco conceptual de izquierdismo de trinchera de baratillo, de posiciones de superioridad moral, incapaces de trasladar su visión idealista a un proyecto político viable son los que les ha pasado el tren por un lado.
Por el otro el viejo Partido Socialista de Catalunya, capaz de ir a los juzgados para defender a torturadores, corruptos, ladrones y canallas sólo porque eran de los suyos, son incapaces de ponerse del lado de lo que eran sus bases sociales organizadas y apoyar a quien puso las urnas. Especialmente lo siento por Montilla que se comprometió personalmente a defender a Mas si terminaba imputado. Su palabra se la ha llevado un viento de Ferraz.
A todos estos, les recuerdo que es la democracia, idiotas, la democracia.