Siguiendo el debate con Roger Senserrich, esta vez por twitter, quedó más o menos claro que los efectos en la pérdida de competitividad debido a burbujas inmobiliarias o cualquier aumento del precio de la vivienda no asociado al incremento de la riqueza y de la productividad provoca pérdida de competitividad.
Según Roger Senserrich esta pérdida de competitividad se reduce al nivel “regional”, de ahí que el área metropolitana de Londres o la de Nueva York o gran parte del estado de California (con especial énfasis en Sillicon Valley) hayan visto mermada su competitividad por aumentos del precio de la vivienda por, o bien efecto de burbujas inmobiliarias o una limitación artificiosa a la posibilidad de construir vivienda para la demanda creciente.
Regiones que tienen un impacto muy grande en el agregado nacional
Considerando que los trabajos de Glaester y muchos otros, tanto para Roger, como para todos los que han participado en el debate son indiscutibles en que su efecto regional es relevante, analicemos que significa “regional” y que efecto tiene en el agregado nacional.
El área metropolitana de Londres viven unos 12 millones de ciudadanos, alrededor del 20% de la población, pero en esta área metropolitana se concentra la mayor actividad económica del país y concentra casi un tercio del empleo que existe en el Reino Unido. Teniendo en cuenta que el efecto detectado en “varias regiones metropolitanas”, de hecho las más activas, dentro de UK, el efecto “regional” de la vivienda en UK ha afectado alrededor del 50% de los empleos del Reino Unido.
Es un efecto “regional” que por su extensión y afectación a las zonas más densamente pobladas y donde más actividad económica existe, provoca, en el agregado efectos visibles. Que otras áreas metropolitanas como Glasgow languidezcan y los precios de la vivienda se hayan mantenido bajos es casi irrelevante para explicar la evolución de los salarios en el Reino Unido, la cantidad de puestos de trabajo que se generan en Glasgow son ridículos al lado de las áreas metropolitanas donde la vivienda ha subido más que la productividad.
Que en Irlanda, la burbuja se haya concentrado en “regiones” como el Gran Dublin que concentra casi un tercio de la población y casi un 50% del empleo del país, es claramente significativo.
Los efectos regionales que identifica Glaester en la pérdida de competitividad regional asociados a subidas de precio de la vivienda por encima de la productividad los aplica a “regiones” tan pequeñas como el área metropolitana de Nueva York (casi 20 millones de habitantes) o California (38 millones de habitantes). Regiones más que comparables a España en su dimensión.
Si este efecto solo se concentrara en las 3 principales áreas metropolitanas (Barcelona, Madrid, Valencia) también estaríamos hablando de casi el 25% de la población y más de un tercio de los empleos. Con una población que vive anclada al territorio enganchada a sus viviendas de propiedad como si estuviésemos pegados con loctite, el factor de pérdida de competitividad de la economía española asociada a la subida de salarios para compensar la subida de precios de la vivienda es significativo. Más, cuando las empresas exportadoras se concentran en estas regiones metropolitanas, la pérdida de competitividad externa es más que significativa. En España, la historia, es que el crecimiento de la vivienda por encima de la productividad se ha dado de forma generalizada. España en sí misma es toda “una región” en términos de este fenómeno.
Y sí los crecimientos del precio de la vivienda, afectan en al agregado a los incrementos de salario
En el Reino Unido se puede comparar la evolución de la productividad versus los incrementos salariales.
Entre 1995 y 1998 se produjeron cambios legislativos que afectaron a la negociación colectiva, permitiendo la extensión de convenios de sector a empresas donde no hubiera sindicato legalizado, lo cuál permitió darle un pequeño auxilio a la cobertura de negociación colectiva que hasta entonces había ido cayendo desde 1980. Entre 1995 y 2000 los salarios y la productividad fueron convergiendo, hasta el punto que en la segunda mitad de este período, el diferencial entre productividad y crecimiento salarial se redujo a casi un punto (algo parecido a lo que ocurre en el mercado laboral de los USA). El problema se produce cuando comienza la escalada de precios de la vivienda del 2001 en adelante los salarios comienzan nuevamente a desviarse de la productividad (sin llegar al caos latino que tenemos aquí) subiendo a los 2 puntos de media entre 2001 y 2007 de diferencia entre productividad y crecimiento salarial (datos OCDE). En UK en este período no se alteró la legislación sobre negociación colectiva y los sindicatos lograron mantener su presencia (que ya es un logro en sí mismo) sin aumentarla significativamente. Es decir, la negociación colectiva se mantuvo más o menos igual durante ese período que durante 1998. Así que podemos afirmar que en el caso de UK la burbuja inmobiliaria y su factor de presión al alza sobre los salarios significó un punto de aumento extra de los salarios por sí sola.
El otro país que ha vivido una burbuja inmobiliaria ha sido Irlanda, los mismos datos sobre productividad e incremento salarial, que proporciona también la OCDE, nos proporciona la siguiente foto:
Como podemos ver en el período “pre-crisis” los salarios y la productividad evolucionaron de forma parecida, con más disciplina incluso que el mercado laboral norteamericano. Antes de la crisis los salarios, de media subieron apenas una décima por año más que la productividad, acercándose al modelo ideal que buscan en FEDEA. En cambio, posteriormente esto no se produce así, el período 2001-2007 la discrepancia entre el crecimiento salarial y la productividad fue de 3 puntos. Tampoco hubo cambios significativos en la negociación colectiva en este período, ni tampoco los sindicatos irlandeses ganaron o perdieron demasiado peso, allí la cobertura de la negociación colectiva es algo mayor que en el Reino Unido aunque no tanto como en España, en cambio los efectos de la burbuja inmobiliaria como factor de empuje al alza en los salarios se notó en 3 puntos. Algo que también identifican análisis que se hacen desde el mercado de vivienda.
La literatura especializada ha identificado dos factores que influye la vivienda en el incremento de salarios, sea como sea a negociación colectiva o lo responsables o irresponsables que sean a priori los agentes negociadores:
(…)
• The second is the cost of living effect on workers already in the region and
also on potential immigrants from house prices. This can generate temporarily
high labour market mismatch as a result of temporarily high regional house
price/earnings differentials.
(…)
• The fifth is an expectations effect that future earnings may be capitalized in
house and land prices.
Basicamente el modelo descriptivo que hablaba en mi anterior post.
En España los salarios pre-burbuja (aunque hablar de preburbuja en el caso español hay que ser prudentes ya que los precios de la vivienda no pararon de subir por encima de productividad y de salarios desde 1994) se negociaban unos 3,5 puntos por encima de la productividad, en el período de más crecimiento de la burbuja (2003-2007) esto se redujo a unos 3,2 puntos por encima de la productividad. Lo “lógico” y esperable era que los salarios se hubieran despegado, al alza, más aún en el período de más empuje de la burbuja inmobiliaria y no mantenerse en la misma distancia o algo inferior.
Es cierto que hay una anomalía, el mercado laboral español sin burbuja es capaz de generar tanta pérdida de competitividad como el mercado laboral irlandés en plena burbuja, y es cierto que eso era necesario corregir, pero que si los agentes sociales se “hubieran columpiado” el diferencial entre crecimiento salarial y productividad hubiera sido en período burbujil, en lugar de 3,2 puntos entre 4,5 y 7,5 puntos si hacemos caso a lo que ha ocurrido a mercados laborales como el irlandés o el inglés. ¿Qué cambió en este período? Más allá de un ligero aumento de la presencia sindical en sectores emergentes (limpieza de edificios, tercer sector y empresas de comunicación y tecnología) y por tanto de la negociación colectiva a nivel sectorial en estos, la aparición de los acuerdos Intersectoriales de Negociación Colectiva (AINC) que comienzan en el 2004 y marcan tendencia hacia unos márgenes de negociación en los acuerdos sectoriales, y una fase de pequeñas reformas laborales pactadas (reforma laboral del 2006) y acuerdos de moderación salarial (a la práctica los salarios crecen por debajo de la inflación). Lo cuál indica que sin este esfuerzo de las partes, hoy en día estaríamos aún en una situación peor.
Es cierto que todo esfuerzo nos ha dejado en una situación de una pérdida ligeramente superior de competitividad a la que han sufrido en Irlanda, con lo cuál es cierto que hay aspectos de la negociación colectiva a mejorar, pero también que el margen que tienen los agentes sociales para mejorar la situación lo han ejercido, la situación de pérdida de competitividad podría haber sido hasta más de dos veces superior a la que hemos vivido en la fase de burbuja inmobiliaria.
Para seguir este debate y los artículos relacionados,
- Una historia sobre los salarios y la productividad que escapa al relato económico convencional
- Salarios, precio de la vivienda y desempleo (de Roger Senserrich)
- Y sin embargo las burbujas inmobiliarias afectan a la competitividad y empujan los salarios al alza
Cada día mejor trinitro, pero no esperes mucha conversación, sólo hay que ver la lectura que hacen de la reforma laboral, no hay debate.