Política

La Constitución no permitiría la independencia, aunque fuera la opción mayoritaria en un territorio

Los blogodebates comienzan a ser la tónica de socialdemocracia.org, en este caso continúo con el debate sobre el independentismo que estoy teniendo con Miguel Núñez. En respuesta a su último artículo me reitero: si existiera en el territorio secesionista una mayoría social sólida y sostenida en el tiempo que deseara la independencia no habría más remedio que en ese territorio tenerla, parece que Miguel también está de acuerdo pero en contra de lo que afirma si hubiera esa mayoría el actual marco constitucional no permitiría que se pudiera hacer. Incluso los avances que el catalanismo (mayoritario en la sociedad catalana) intenta tirar adelante con el nou Estatut, los propios mecanismos del estado, intentan frenarlos y bloquearlos.

Parece que estamos de acuerdo con que si hubiera una inmensa mayoría sostenida en el tiempo que deseara la independencia de un territorio este debería ser independiente, aunque el resto del estado opinara lo contrario. Al menos me ha parecido leer en su respuesta.

Sobre el tema de Catalunya, Miguel saca a colación el siguiente párrafo:

Hablas al final otra vez del agravio económico hacia Cataluña. Solo te propongo un pequeño juego a modo de arbitrio sobre este tema: Felipe González dijo una vez, hace no mucho, que si tanto molestaban a todas las Autonomías el reparto de fondos públicos, que se pusieran las cuentas a cero y se recontase todo lo recaudado y gastado, euro a euro, con luz y taquigrafos y todos los sistemas de medición públicamente expuestos. Solo diré una cosa: ningún partido se atrevió a ello, incluidos los nacionalistas. Alguno sabrá porqué. Quizás era una propuesta demasiado sincera, ¿no?.

Lamentablemente desde Catalunya, y no sólo desde ópticas nacionalistas o independentistas, se lleva hablando hace tiempo del déficit fiscal catalán y lo desmedido que es frente a la solidaridad interterritorial en otros estados federales o con forma parecida a la federal. Estos estudios vienen del entorno académico, como Ramón Tremosa, Sala Martí, del mundo sindical izquierdista o de economistas socialistas como el famoso libro “Las balanzas fiscales de las CCAA” del 2000 dirigido por Antoni Castells, actual conseller de economía y miembro del PSC. En todos ellos el resultado es que Catalunya está agraviada fiscalmente de una forma que no es comparable a la de otros territorios ricos en otros países europeos. Y que mientras otras regiones han podido ponerse al día, Catalunya sigue lastrando su capacidad de crecimiento y generación de riqueza porqué está pagando como si estas regiones no hubieran hecho ya un recorrido.

Sobre la hipótesis que hacía en mi anterior artículo, temo que Miguel no las ha tenido en cuenta en la siguiente afirmación:

Insatisfactorios, ¿para quién?. A mi me parece muy bien que los independentistas no les guste cualquier Estatuto que signifique que Cataluña siga unida a España, normal: son independentistas, ni yo, ni la inmensa mayoría de los españoles esperamos otra cosa de ellos. Otra cosa, muy distinta (recordemos la silla y el color verde) es que lo dijeran la mayoría de los catalanes. Eso, hoy por hoy, no es así, por lo tanto la cuestión aquí no es si es satisfactorio o no, dado que no estamos en esa situación, dado que el último Estatut fue aprobado por referéndum, si no si el independentismo, dada su propia esencia, que es la identitaria, no la económica (a ver si ahora va a resultar que los territorios pobres no se pueden independizar) tiene sentido hoy en día o no. “

Partía de la siguiente hipótesis: si el 80 o el 90% de los catalanes optaran por la independencia. Y es en la hipótesis que me movía para argumentar que esta independencia no tendría que depender del resto de opiniones del estado español. Sobretodo, porqué la viabilidad social y económica de España y de Catalunya seguirían siendo funcionales con una Catalunya independiente, y el único argumento que se me ocurre para que democráticamente se pueda someter (por la fuerza o algún tipo de coacción, no nos engañemos) una colectividad política por otra, es que la viabilidad social y económica española estuviera seriamente comprometida. España podría seguir existiendo y avanzando, y Catalunya por separado también, y SI HUBIERA esa mayoría social en Catalunya que optara por la independencia no habría argumento democrático que pueda sostener que Catalunya debiera pertenecer al estado español en contra de una mayoría suficiente de catalanes.

Por otro lado, y sacado a colación en un debate con una persona de tendencias independentistas, ¿qué mensaje estaremos dando si el Tribunal Constitucional cercenara tanto el nuevo Estatut que diera al traste con algunos de sus puntos esenciales?, en definitiva sería que el actual marco constitucional no nos es suficiente a los catalanes (al menos así lo expresamos con el apoyo al nou Estatut), y que si queremos avanzar en esa dirección sólo cabe dos vías: convencer al resto de españoles para que modifiquemos la Constitución, o bien buscar vías independentistas… bueno, o lo de siempre, aguantarnos un rato. El problema no es ahora o de aquí a 10 años, ni de lejos a eso del 2014 que indica Carod Rovira, sino que si a la larga se continúa con lo que históricamente se ha hecho siempre con las pretensiones autonomistas catalanas (que es cercenarlas y retrasarlas décadas), se llegará a una situación donde el independentismo crecerá en apoyos dentro de Catalunya, ya que los que somos federalistas comenzamos a no sentirnos tan cómodos con las formas existentes para avanzar hacia un mayor autogobierno, y estos cada vez sintonizaremos más con las tesis independentistas.. no al corto, pero sí al largo plazo.

Sobre el siguiente párrafo sí que quiero decir algo:

En cuanto a todo lo que dice mi compañero José Rodríguez acerca del subterfugio legal, no existe tal, porque cumplir la ley no es, ni puede ser nunca un subterfugio, y además no es una refutación a lo que yo dije: me está dando la razón, pero diciéndolo de otra manera, dado que yo no dije en ningún momento que España pudiera por la fuerza impedir la independencia de Cataluña”

Por ley España podría seguir impidiendo por la fuerza la independencia de Catalunya. Si se hiciera por vías constitucionales, se necesitaría que la mitad más uno de los españoles que voten una reforma constitucional acepten la excisión, hecho que es de lo más peregrino y podríamos afirmar que de facto cercano a lo imposible.. Dá igual que el resultado en Catalunya diera un 95% de personas a favor de esa excisión, si asturianos, castellanos, gallegos, andaluces, valencianos, vascos, etc.. votaran en contra, Catalunya seguiría dentro de España. Si se hiciera por vías aconstitucionales, tendríamos un problema, Catalunya podría hacer un referéndum (aunque el estado indicara que es ilegal, detuviera a todos los interventores, etc.. podría llegar a hacerse) y el 95% votara a favor de la independencia, el estado español (referido a las instituciones del estado) tienen que hacer cumplir la Constitución. No iría al famoso artículo 8º de la Constitución que tanto nombran los soberanistas, pero sí que el estado debería desarrollar toda su capacidad de coacción para evitar esa independencia. Aunque los tanques no salieran de los cuarteles, alguien tendría que echar al ejército español, a la guardia civil, policía nacional, apoderarse de las instituciones estatales en territorio español, arrebatar las infrastructuras a las empresas estatales, etc.. con tan sólo que hicieran resistencia pasiva desde las instituciones españolas. Sin necesidad de pegar un sólo tiro, el ejército español seguiría estando en territorio catalán independiente, y debería ser un estado catalán sin fuerzas armadas que intentara expulsar o apropiarse de propieades de empresas públicas, cuarteles, etc… No necesita sacar el estado los tanques, tan sólo necesita quedarse sentado y seguir haciendo como si nada… el estado catalán no podría controlar sus fronteras, al menos a corto plazo. No es necesario una confrontación militar, una acción opresiva directa. Cualquier opción independentista que tuviera un apoyo muy mayoritario es, en el marco actual, limitada por la propia estructura y sistema y el estado español podría coaccionar a la mayoría social independentista sin necesidad de ejercer violencia real.

En el marco constitucional un territorio viable no puede ser independiente aunque consiga el 100% del apoyo a esta opción en ese territorio. Y es absurdo que cualquier opción independentista se le exija no sólo una mayoría social hiperamplia en el territorio donde quieren lanzarse a esta, sinó que además la tengan que conseguir en todo el conjunto de España.

Por último no voy a dejar la opción de responder al siguiente párrafo:

“Es verdad que la estructura del estado, planteada desde un estatuto más federalista, tiene que ser pactada por el conjunto del estado, eso es cierto, pero si ese pacto no es posible, o resulta insatisfactorio para los ciudadanos de un territorio siempre queda la opción para no pactar.”

Puedes no pactar, y dejar las cosas como están. Claro que puedes. Fíjate, profundiza en este argumento: si no pactas no porque no puedas pactar en base a reglas de proporcionalidad democrática, como son darle a Cataluña el peso que le corresponde, si no única y exclusivamente, porque el fruto de la negociación no alcanza algo lo más parecido a tus maximalismos ideológicos, entonces no es que no puedas negociar, es que no quieres, que es distinto. Esto puede ser muy subjetivo, y solo se ve dentro de la sala de negociaciones, al calor de las transacciones y demás, sin embargo es un esfuerzo compartido, y no existe una regla universal para medirlo; solo existe la comprensión de que esto tiene que ser así, y voluntad para hacerlo.

Uno puede hacer un nulo esfuerzo en una sala de negociación, y largarse a los cinco minutos por la puerta con cara airada diciendo que no acepta el resultado porque todo es una imposición de la malvada España, sin embargo el fracaso real, el verdadero fracaso, es que no haya negociación, no tanto si fracaso por esto o por lo otro.

Pero aquí lo importante, primero, es darse cuenta de que si hay lugares comunes, tiene que existir este pacto, si la reforma fuera absoluta y totalmente segregacionista, esto no tendría sentido: no tendrías nada que pactar, por tanto, ¿qué vas a pactar?, sería absurdo.

ImageAlguien que haya conocido mínimamente la historia del autonomismo catalán o del catalanismo sabe que realmente, si ha habido algún movimiento autonomista que haya deseado pactar, lo haya intentado, no una sinó 100 veces, es el catalán. Exigirle al catalanismo que sea más pactista es como exigirle a greenpeace que sea más ecologista… En el caso de Catalunya el nivel de pacto con las autoridades españolas siempre ha sido alto, altísimo, durante todo el siglo XIX, antes de la II República, durante esta, en la transición y en todo el período democrático actual. Y por el momento comienza a sentirse, nuévamente, que las tímidas pretensiones que los catalanes con este nou Estatut hemos buscado puedan ser cercenadas por un Tribunal Constitucional un pelín escorado a las tesis más derechistas y conservadoras. Un nuevo recorte al que el catalanismo (que este sí es mayoritario en la sociedad catalana, tanto en resultados electorales, como en las encuestas realizadas al respecto se han realiazado) responderá nuevamente con más intentos de negociar. Así que si a la larga todo desenvocara en un futuro lejano en un proceso de secesión catalán la falta de diálogo o negociación no estará en el bando catalanista. El mismo Macià, uno de los inspiradores del independentismo catalán, antes de intentar optar por la vía independentista, se dejó los cuernos en mesas negociadoras, tanto cuando era militar como cuando fué diputado.

En definitiva, aunque el debate sobre el independentismo y su vialidad ahora parezca bastante peregrino si que trae a colación uno más profundo: en Catalunya existe una mayoría social que ha apostado por un mayor autogobierno, por una identidad nacional catalana (que para algunos puede ser compartida con la española) que ha de reconocerse institucionalmente, y que en el caso que el Tribunal Constitucional realizara serios recortes incentivaría más a que exista esa mayoría social independentista… Una opción que en el actual sistema constitucional no es viable, aunque tenga un apoyo del 100% en el territorio independentista… y por tanto tal vez las voces más federalistas, que ahora mismo están bastante acalladas sean las que puedan dar respuesta a uno de los problemas de encaje del estado español.. porqué si no, a la larga el independentismo llegará a ser esa mayoría social y nos encontraremos realmente ante un dilema político serio al cuál la Constitución no puede dar solución. Mientras el independentismo sea una opción electoral minoritaria (en cambio no lo es el catalanismo), se restrinja a una guerra de banderas, a unos cuantos símbolos de más o de menos, podremos estar tranquilos, el problema radica cuando desde algunas instituciones del estado se cercenen las opciones mayoritarias catalanistas y se ataque a la identidad nacional de una parte de los ciudadanos de Catalunya. Igual que se le pide a los nacionalistas catalanes que no han de poder hacer incómodo o atacar la identidad nacional española de una parte importante de los ciudadanos de Catalunya, desde el estado español no debería atacarse una identidad nacional catalana que sienten (compartida o no con la española) una mayoría de catalanes. Porqué al final nos acercaremos al camino del desencuento que tanto teme Miguel, y al que el marco constitucional no está preparado… un verdadero callejón sin salida político.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

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