Ciència

La distorsión de lo que es un experto y lo que no lo es en las ciencias formales

Las ciencias duras adolecen de un fallo: no están pensado su método para comunicarse con la inmensa mayoría de la población. Los científicos que más saben en una materia principalmente escriben, comunican y piensan en otros científicos, expertos como ellos, en la misma materia. Esto provoca que el 99% de los hallazgos y artículos científicos queden fuera de cualquier medio de comunicación, y que en los mass-media y la sociedad consideremos expertos a personas que en su esfera de conocimiento no lo son.

cientificolocoEsa práctica es buena, hace de ese campo social un Campo con sus propias reglas, donde los expertos no se ven sometidos a ciertas reglas externas como “las audiencias” o “el mercado”. Es verdad que no es un Campo aislado y que además los científicos como todo ser humano están sometidos a sus intereses particulares, a sus fallos, a sus emociones y por tanto no todo lo que produce ese Campo siempre sea correcto o esté exento de fallos o de errores.

¿Pero porqué la ciencia trabaja de esta manera? ¿porqué los científicos escriben principalmente sólo para científicos expertos en esa materia? ¿No sería mejor que la ciencia fuera más abierta y escribiera para el conjunto de la población antes que para su ámbito minúsculo de expertos?. Puede parecer a priori que es bueno el que los científicos expongan sus artículos primero a la sociedad o en un plano de igualdad a esta sociedad en lugar de a sus colegas expertos. Yo creo que eso sería un error y nos llevaría una situación de “ciencia pop” donde la verdadera “expertise” dejaría de valorarse y triunfaría aquél científico que comunicara mejor, no aquél que tuviera mayor perspicacia, capacidad investigadora y realmente creara luz en su campo de conocimiento.

El investigador serio intenta publicar en las revistas indexadas de su ámbito de conocimiento. Estas revistas indexadas las leen pocas personas, el Physical Review B, por ejemplo, tiene menor tirada que el New York Times, y además de una determinada especialidad, los que van más allá del “Abstract” del artículo y se lo leen complétamente, en la mayoría de casos no supera uno o dos centenares en todo el mundo. Bien, el investigador conoce que ha de publicar para ese corto número de científicos y que además se ha de adaptar a los criterios de los que realizan las revisiones de cada revista indexada, que son unos pocos entre ese selecto número de lectores posibles, que analizan la calidad científica de lo mostrado y estudian si el artículo o la investigación es relevante, aporta algo nuevo y está en forma correcta.

Puede parecer un sistema academicista, donde una autoridad decide que se publica y que no, y donde el prestigio personal del autor premia más que la calidad de cada publicación. En parte es cierto, se forman camarillas, los articulistas se citan entre ellos para conseguir “citas” y por tanto poder conseguir mejores subvenciones de las universidades, etc. Además si el autor no tiene referencias científicas detrás el que pueda publicar en una revista indexada es un reto complicado.

Aún así, hay puertas más sencillas. No todas las revistas indexadas son tan herméticas a articulistas algo más heterodoxos. El Physical Letters por ejemplo es una revista indexada de segundo nivel, lo que allí se publica no es la punta de lanza de la investigación, y no necesariamente sólo publican doctores en Física (de hecho hay algún artículo publicado por estudiantes de grado de Física, aún no licenciados), pero sí que tiene cierto interés científico y los artículos tienen cierta calidad. El hecho de poder ir introduciéndose en el “mundillo” a través de estas publicaciones de prestigio, sometidas también a “Peer-Review” pero con un grado menor de exigencia, ayuda a que investigadores puedan entrar y ganarse un currículum. Otra forma también sencilla es participando con aportaciones a Congresos (científicos, claro) que incluyan determinadas investigaciones en el debate con los “pares” que toman en consideración las investigaciones y estudios que se les hace llegar.

Pero el sistema, hay que reconocerlo, no está exento de problemas humanos ajenos a la ciencia. Hay clientelismo, hay amiguismo y hay también prejuicios y errores humanos. Pero tiene una virtud… a largo plazo funciona mejor que ningún otro. Un artículo publicado aunque sea de un tipo extraordinariamente prestigioso si está lleno de fallos o comete un fraude, o tiene errores de bulto será trinchado por sus compañeros y mostrado como erróneo. Ha ocurrido en casos muy sonados como el de la Fusión fría, pero también y casi a diario los artículos nuevos refutan fallos y errores de los anteriores, o los amplifican. El hecho de que el Peer-Review obliga a que los artículos pasen una criba entre expertos de la materia elimina mucha paja, evita que la comunidad científica en su conjunto tenga que tratar nuevamente con fallos ya conocidos. Al Physical Review y al Letters les llega a diario artículos con supuestos descubrimientos hechos por personas que creen haber descubierto el móbil perpétuo o un fallo grave en la relatividad general por parte de personas que carecen, por ejemplo, de conocimientos en cálculo vectorial o una formación rudimentaria en termodinámica.

Es verdad que existe la posibilidad no nula de que un artículo en apariencia muy alocado pueda contener una idea interesante e innovadora para la ciencia, y que un comité de Peer-Review muy duro pueda dejarla fuera. Pero también hay que decir que por cada idea innovadora con apariencia de alocada hay miles de ideas locas y sin sentido, errores por falta de conocimientos, fallos graves, o simplemente repeticiones sin valor científico, tautologías, argumentos fallidos, errores de cálculo, errores lógicos y completas tonterías que el Peer-Review evita que generen ruido en el trabajo de los científicos.

Además el criterio del “Peer-Review” hace que lo que tiene que ser relevante en ciencia tenga lo obligación de exponerse al conjunto de expertos, precisamente esos pocos centenares, que a nivel mundial son los que más dominan y saben de una determinada materia para que el conocimiento sea también utilizado por ellos y como no, expuesto para ser criticado, analizado, refutado o incluído en futuras investigaciones de estos científicos. El decir que en ciencia lo que no es publicado bajo “Peer-Review” no tiene ningún valor tal vez no es justo, pero sí que es cierto que lo que no es publicado bajo “Peer-Review” no tiene ninguna utilidad, visibilidad ni está a manos de la comunidad científica para ser utilizado, transformado o puesto en consideración. El que un artículo científico se publique en un períodico local, en un blog, en una revista electrónica de divulgación, tiene el interés que tiene, pero no el valor científico.

Imaginémonos un mundo sin “Peer-Review” donde cada uno según su criterio se autodenomina experto en base a que “sabe mucho de una materia” sin tener que cotejarlo con ningún colega. Es más aparecerían grupúsculos de “colegas expertos” que no se conocen entre ellos, un remedo de lo que ocurría en esa ciencia pseudo-amateur de los academicistas de la edad media, donde la difusión del conocimiento era lenta y árdua.

Un mundo sin “Peer-Review” tendría otras alternativas para decidir lo que es científicamente relevante, describo algunas de ellas, ya que si el Peer Review no nos gusta, tendremos que establecer algún criterio para definir lo que es científicamente relevante o no.

  • Lone Wolfs” o “es experto aquél que se define como tal y convence a terceros de que lo es”. Un poco es lo que ocurría en la época premoderna y en las sociedades agrarias. El que conseguía el monopolio del simbolismo sobre lo que es “ciencia” asumía el poder de definir lo que era ciencia o lo que no era. En este caso el chamanismo, las teocracias, etc. son ejemplos de adonde nos puede llevar este sistema de construcción del conocimiento. Un aspecto importante es que a pesar de que tenemos una ciencia seria bien organizada, hoy en día cualquier zumbado puede atraer un grupo de incautos a su vera y hacerles creer que es un verdadero científico. Conozco un empresario chileno que a base de talonario ha convencido a la universidad católica de Santiago para que él ejerciera de conferenciante en su universidad para intentar convencer que las ecuaciones de la gravitación universal son incorrectas… basado en un fallo tan garrafal como el carecer de conocimientos de cálculo vectorial y aplicar ecuaciones de dinámica de fluidos lineales a un sistema tridimensional. Grácias a dios, existe el Peer-Review porqué tipos así, con su influencia social podrían conseguir alterar los libros con los que estudian los estudiantes de primer ciclo de Física. Esto ocurre sobretodo en ciencias sociales: desde todólogos que los mass-media eleban a politólogos, pasando por supuestos expertos en márketing que no conocen lo que es la pirámide de Maslow.

  • Escolástica. O sea, basarse en un “libro”, o conjunto de sabios del pasado y ceñirse a lo que han escrito ellos para adecuar toda investigación y estudio. O sea, conncordar con lo que hayan dicho esas personas o esté escrito este libro. Gran parte de la ciencia de la edad media (aunque no toda) estaba basada en el estudio de los clásicos (Aristóteles, Platón, San Agustín) y todo conocimiento que salía de lo que estos filósofos afirmaban era heterodoxia que no debía ser tomada en cuenta. El concepto “experimento” tiene poco peso y menos aún la falsación y la comprobación de cualquier modelo, si Aristóteles había dicho que un móbil se desplazaba siempre a la misma velocidad mientras mantuviera el impetus y que se frenaba en seco cuando lo perdía era absurdo medir la velocidad de desplazamiento de una piedra de catapulta. Puede parecernos un sistema arcaico pero hoy en día hay quien se empecina en que se enseñe en las escuelas el creacionismo o intenta adecuar los hallazgos en biología al mal llamado “creacionismo científico”. Incluso en la muy atea Unión Soviética se eliminaron los conocimientos de agricultura que no concordaban con las tesis del marxismo, llegando al paroxismo y a la hambruna durante años. No nos durmamos, los teocons y demás fanáticos están a la vuelta de la esquina.

  • Las academias” aisladas. O sea, un “Peer-Review” pero cada uno se adscribe a la academica de las ciencias que le quede geográfica o sociológicamente más cercana. Un aislamiento de los conocimientos, e incluso una dispersión de criterios de lo que es científicamente relevante de lo que no. Una “escuela” puede considerar científicamente válido cualquier artículo que esté realizado sin conocimientos serios de la materia pero basado en “la verdad del pueblo” y en la tradición (si los aldeanos siempre han considerado que la lluvia se produce porqué Thor brama en el cielo esto debe ser así), otra exige que todo argumento científico sera púramente empírico sin ningún espacio a la deducción o la construcción en base a modelos. El problema de ello es que casi cualquiera puede abrir una escuela a su gusto. No estamos muy lejos de ello, hoy en día en el debate del calentamiento global los think tank neocons financian ellos mismos a un conjunto de “científicos” que no logran publicar nada o casi nada en las revistas indexadas pero que crean un campo “alternativo” al campo original donde allí sí que son considerados expertos, para una vez cambiadas las reglas de lo que es científicamente relevante, imponer sus criterios y argumentos.

  • El que mejor comunique. El criterio “democrático” del mercado. O sea, si un científico convence a mucha gente de que lo que él defiende es científicamente relevante, entonces lo es. Esto puede parecer muy molón porqué deja en manos del “pueblo”, precisamente quien financia o justifica el esfuerzo del científico (que lo hace para mejorar el conocimiento y por tanto la sociedad), el que decida que es relevante y que no. Aquí triunfarían personas que sin capacidad científica seria y probada logran comunicar. A veces un gran científico es un gran comunicador (el caso de Stiglitz o Sala-i-Martin en el campo de la economía es un gran ejemplo), pero en general las aptitudes para investigar en una materia no incluyen la comunicación delante de los mass-media y la capacidad de empatizar ante la audiencia. En esta regla, Punset sería mejor físico que cualquier profesor del IFAE de la UAB. No confundamos, Punset es un gran divulgador de la ciencia y una persona capaz de sacar reflexiones muy interesantes de lo que la ciencia está realizando, pero no es un experto en ningún ámbito de la ciencia. Esto lleva al extremo en el caso de temas que mediáticamente necesitan ser vendidos, hace unos meses ví reproducido un debate entre un tipo de Greenpeace y otro del Instituto Juan de Mariana, el primero biólogo y el segundo economista sobre los fundamentos científicos que justifican el argumento de que exite un calentamiento global y este es producido principalmente por los gases de efecto invernadero producidos por el ser humano. Este es un tema difícil de entender en sus fundamentos más profundos incluso para un físico. En cambio alegremente el economista lanzaba argumentos que parecían plausibles y sólidos para negarlo, mientras el pobre biólogo respondía más mal que bien a estos. Un debate de geofísica que requeriría la presencia de unos cuantos expertos en climatología y en geofísica fué dirimido por dos tipos ideológicamente marcados pero científicamente limitados. El economista del Instituto Juan de Mariana apareció ante los medios como un “experto” en calentamiento global y en geofísica. Esto ocurre por ejemplo con expertos de una esfera de conocimiento que son citados como expertos en otras esferas. La opinión de Stephen Hawking respecto al calentamiento global no tienen ningún valor para la geofísica más avanzada, él es astrofísico, no geofísico, ni físico atmosférico. Un experto en física de materiales puede decir misa sobre los agujeros negros, no dejará de ser una opinión y no un argumento científico fundado (a menos que se base en artículos indexados de esa disciplina).

  • El modelo del emprendedor y el científico amateur. Hoy en día la ciencia no es un acto individual de un tipo que en base a su talento personal logra llegar donde otros no llegan, él solo. Ni siquiera Einstein que realizó su teoría de la relatividad especial en los ratos libres que le permitía su trabajo en la oficina de patentes dejó de estar desconectado. Estaba al tanto del trabajo de sus colegas y además contó con la ayuda de las matemáticas de Lorentz que dieron explicación matemática a las intuiciones y exposiciones que hacía el genio. Su trabajo fué expuesto a la luz de la comunidad científica y expuesto a ese “Peer-Review” que reconoció la importancia de su modelo y le llevó a la fama mundial. Creemos, y es fácil pensar así, que el científico es un ser solitario y que tipos aislados de la comunidad científica están menos contaminados, ellos en su soledad, con cuatro referencias y una gran fortaleza de espíritu y un cerebro muy sagaz pueden descubrir cosas que la comunidad científica no puede. Esto tal vez fuera cierto en los albores de la ciencia moderna, donde “todo” estaba por estudiar, deducir, analizar y modelizar. Pero hoy en día para poder considerarte experto en una materia se requiere prácticamente una vida y sobretodo leer y estar al tanto de lo que están realizando el resto de tus colegas. El volumen de información que se genera en cada campo de una disciplina, por muy pequeño que sea, es ingente. Pero aún así, un tipo por su cuenta podría llegar a grandes conclusiones, a pesar de ello, podría repetir errores de otros investigadores antes que él (y que el Peer-Review y el hecho de estar en contacto con la comunidad científica le alertaría), podría repetir vías de investigación que se han mostrado agotadas o poco fructíferas o que llevan nuevamente a otra que ya se está recorriendo. El conocimiento no se acumularía, sinó que se repetiría una y otra vez en la vida de cada investigador. Nadie se subiría a los hombros de anteriores científicos para ir algo más lejos, nadie aprovecharía los errores ajenos para aprender o para probar cosas que otros no habían probado. Un tipo solitario, aislado de la comunidad científica puede llegar a una conclusión interesante, seria y científicamente relevante por sí solo, pero la probabilidad de que malgaste el tiempo en vías agotadas, en deducciones incorrectas o en errores serios es mucho mayor que el de la genialidad. Daríamos por buenas las deducciones que se han mostrado erroneas y la ciencia no dejaría de ser algo rudimentario, no compartido.

Por tanto el Peer-Review se muestra como la más sólida de las herramientas para considerar lo que es científicamente relevante, basado en el sistema de la falsación (se elaboran modelos de los que se extraen hipótesis y estas se testean de forma empírica para intentar falsearlas), nos proporciona la más sólida de las alternativas para la construcción de conocimiento científico. No es que otras formas de conocimiento son rechazables, pero simplemente no tienen la demoledora capacidad de autoanalizarse, criticarse y hacerse crecer como el método científico.

Puede parecernos opaco, difícil de acceder, pero las pruebas ahí están, los “genios solitarios” logran publicar cuando su investigación es relevante y está bien hecha, los espíritus heterodoxos logran presentar sus teorías y modelos a pesar de no estar en el “main stream” de la ciencia (por ejemplo, los defensores del modelo MOND como alternativa a la materia oscura para describir la conformación de las galaxias). Lo que no entra en el Peer-Review en el 99,9% de los casos son los errores, las investigaciones mal hechas, los artículos que no aportan un gramo de conocimiento nuevo, las falacias, los fraudes, etc. esto y el sistema de exposición pública frente a la comunidad científica ha permitido levantar fallos graves, fraudes y errores, ha permitido que la comunidad científica no malgaste excesivo tiempo en “ruido” y ha permitido que la ciencia avance. Puede que exista ese 0,1% de artículos relevantes, correctos y que aportan conocimiento que se queden fuera, pero como todo Peer-Review permite, se puede volver a presentar el mismo artículo con mayores fundamentos, o presentar las conclusiones a un congreso de la disciplina e intentar convencer a los colegas expertos que las tesis de uno están fundadas, o presentarlo en una revista indexada de un nivel algo inferior, y permitir que el debate llegue a la comunidad científica.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

5 thoughts on “La distorsión de lo que es un experto y lo que no lo es en las ciencias formales

  1. 16-XII-2008

    Apreciado Señor:

    Veo que Vd, en su apartado “¿PALEOLÍTICO EN HORTA Y LA CLOTA?”, ha “cortado definitivamente el debate”, por medio de anular la posibilidad de una siguiente réplica (mía, o de cualquier otro; según creo ver) en dicho apartado. Como el blog es suyo, pienso que bien puede aceptarse que opte Vd a una tal prerrogativa; y, por tanto, lo respeto. Aunque eso no nos sitúa más cerca de La Verdad, desde luego.

    Pero, en el presente y nuevo apartado, insiste Vd en ese “peer-review”; lo que pone de manifiesto una pasión por ello, en Vd, que yo creo que es, a todas luces, digna de mejores causas. Pero eso es cosa suya, claro está.

    Si Vd pudiera acudir, con un conjunto de piezas presuntamente paleolíticas, a un experto, pretendiendo Vd que dichas piezas son auténticas porque superaron un “peer-review”, el experto iría directamente a ver esas piezas, y, si le pareciera que no son auténticas, no las aceptaría como tales. Y, ante una eventual apelación, por parte de Vd, a un “peer-review” superado, y a que ello obliga al experto, en tanto que miembro de la “comunidad científica”, a aceptar como paleolíticas dichas piezas, lo que recibiría Vd es una lacónica respuesta del estilo: “Mire, si no las veo auténticas, no las acepto como auténticas. Esto no está tallado”. Salvo que las piezas vinieran precedidas de una autentificación de algún Personaje; en cuyo caso, paradójicamente, es plausible que Vd obtuviera un: “Ah, bueno, si lo dice Pepito…”. Créame, yo sí sé lo que digo. Por otra parte, Los Natures y Sciences están plagados de artículos que dicen probado que de tal homínido descendieron este y aquel, y aún aquel otro; muchos de esos artículos han superado un “peer-review”; sin embargo, casi todos esos artículos son abiertamente contradictorios; siendo imposible que dos de ellos sean ambos ciertos. Y resulta que, los autores que contrastan (dan validez a un “peer-review”) un artículo anterior, de otro autor, son, quizá por casualidad, los que se ven favorecidos, en sus propias tesis, por lo que en aquel artículo que ratifican se dice. Mire, muchos de esos artículos (sí, he leído unos cuantos…) se basan, ya no en meras conjeturas, sino en cosas tales como que tal o tal hueso, que apareció SOBRE una superficie de tantos millones de años, ha de ser de esa antigüedad; porque les viene bien. Si, por contra, aparece un hueso ESTRATIFICADO en un terreno demasiado antiguo, se descarta (será una intrusión posterior…) ; porque no viene bien. Desengáñese: Hallará Vd un montón de artículos, en reputadísimas revistas, que han superado, no uno, sino muchos “peer-reviews”, en los cuales artículos se afirma que está hiperdemostrado que Sapiens y Neanderthal eran especies distintas; no sólo razas. Lo que implica, por definición, que no podían cruzarse. Quizá sí fue así; pero falta, aún a día de hoy, el pequeño detalle de DEMOSTRAR fehacientemente que no podían cruzarse… Así las cosas todas, los elogios que Vd dedica a su “peer-review” no pueden ser compartidos por mí; aunque yo admitiría que los fallos están más en las personas que en el método teórico. Pero es que esas personas forman parte indesligable del desarrollo de todo “peer-review”; lo que convierte la aplicación de ese modelo en algo de resultados dudosos. Y comprendo que los materiales de Horta no pueden ser admitidos (ni conocidos), por la “comunidad científica mundial”, si no se publican en una revista de altos vuelos; pero eso es una cuestión de publicidad, no de verosimilitud. En cualquier caso, una tal publicación quizá esté fuera de mi alcance, ¿no le parece? Pero sí puedo aspirar a que, AQUI, se haga caso de lo que digo, en base a las evidencias aportadas; y eso no puede escamotearse en base a la falta de un “peer-review” en Science o en Nature. Seamos serios. Por otro lado, creo que una parte de nuestra falta de cuerdo, entre Vd y yo, radica en que Vd, en sus escritos, está pensando, me temo, demasiado más en Física que en Arqueología. Y no estaría de más, en mi opinión, el que evaluara Vd la eventual circunstancia de que el sistema “peer-review” puede producir (y, de hecho, produce; yo conozco a algunos…) una legión de despechados (porque, y quizá con razón, sus tesis no han sido avaladas en esos procesos), que, vengativa y acientíficamente, aguardan la oportunidad para pronunciarse en contra de lo que otros digan. Es lo que tiene la condición humana; qué le vamos a hacer.

    En cualquier caso, y para mí, es claro que, entre un apartado y otro, mezcla Vd indebidamente dos cosas: Una cosa es que eso que Vd llama “comunidad científica” tenga, o no, estas o aquellas normas; y otra cosa es que algo no sea cierto porque no se exponga adaptado formalmente a un modelo predeterminado. No sé cómo puede Vd no entender éste razonamiento, como parece sucederle a Vd.

    Todo lo anterior puede inducir a hacer una pregunta como: “Y, entonces, ¿qué sugiere el Sr varela que hagamos para determinar eso que llama La Verdad…?”. Pues mire, ante tal pregunta, yo me remitiría a la fórmula que conozco, y que aplico: Evaluar la información disponible, esforzándome en no dejarme llevar por opiniones a favor o en contra; sino tomar, de éstas, lo que de argumentación tengan, si tienen. El sentido común suele echar una mano en todo ésto. A veces, la información disponible no permite rotundas afirmaciones; otras veces, sí. Y en ningún modo puedo aceptar como certera (al contrario que Vd, con Mora y Carbonell) una mera opinión de nadie, se llame como se llame; y, menos aún, una opinión insustanciada.

    Así, he de remitirme a la información disponible (de cierta amplitud, por cierto), que secunda mis afirmaciones y mis sospechas en torno al Achelense de Horta. Por cierto, Vd no ha dedicado una sola palabra a evaluar tal información. Los documentos en cuestión son:

    -Catálogo de veinticuatro piedras trabajadas de la Edad de Piedra, de la Cultura Achelense (Paleolítico Inferior), halladas en varios lugares de la zona de Horta (Barcelona ciudad). Año 2005. Un ejemplar de éste Catálogo fue depositado, junto con las veinticuatro piezas aludidas, en el Museo de Arqueología de Catalunya (Barcelona ciudad); y otro ejemplar del Catálogo fue entregado al Arxiu Municipal de Districte (Consell Municipal del Districte d’Horta-Guinardó; Ronda Guinardó, 49; Barcelona ciudad). Éste Catálogo contiene, además de abundantes informaciones, fotografías, planos, y demás, los tres primeros artículos de la serie “Paleolítico en Horta (barrio de Barcelona)”, publicados previamente en “La Vall d’Horta i el Guinardó”; éstos son allí contenidos en forma de Anexos.

    -Artículo: Paleolítico en Horta (barrio de Barcelona) IV, primera parte. Esta primera parte de ese artículo fue publicada en el nº 39 (septiembre del 2007) de la revista: La Vall d’Horta i el Guinardó; páginas 10, 11, 12 y 13.

    -Artículo: Paleolítico en Horta (barrio de Barcelona)IV, segunda parte. Esta segunda y última parte de ese artículo fue publicada en el nº 40 (octubre del 2007) de la revista: La Vall d’Horta i el Guinardó; páginas 10, 11 y 12.

    -Artículo: Hay tesoros enterrados en Horta. Publicado en el nº 21 (octubre del 2007) del boletín: L’INFORMADOR (La Clota, Horta; Barcelona ciudad); página 5.

    -Artículo: A propósito de ciertas piedras de Horta, un barrio de Barcelona. Publicado en el nº 16 (año 2007) del boletín: Butlletí Social Centre Excursionista Els Blaus. En el local social de dicho Centro Excursionista (C/ Cornet i Mas, 15; Barcelona ciudad), también fueron depositadas algunas piezas del Achelense de Horta. Una de éstas piezas depositadas es un magnífico Bifaz azul, hallado cerca del Parque del Laberinto. Por otra parte, otro estupendo Bifaz fue hallado en un desmonte junto a unas cortas escaleras que ascienden, desde la Ronda de Dalt, hasta la plaza del Cementerio de Horta; pieza que fue reconocida como un Bifaz Achelense por D. Manuel Santonja (Museo Arqueológico Regional. Alcalá de Henares, Madrid); quien es considerado la máxima autoridad en España sobre Achelense.

    -Artículo: Acerca de la presencia paleolítica en lo que hoy es la ciudad de Barcelona, y acerca de cierto yacimiento, a las afueras de la ciudad, recién descubierto e inédito, de carácter Achelense. Primera parte. Esta primera parte de ese artículo fue publicada en en el nº 50 (septiembre del 2008) de la revista: La Vall d’Horta i el Guinardó; páginas 24, 25, 26, 27, 28 y 29.

    -Artículo: Acerca de la presencia… Segunda parte. Esta segunda y última parte de ese artículo fue publicada en el nº51 (octubre del 2008) de la revista: La Vall d’Horta i el Guinardó; páginas 24, 25, 26, 27 y 28. El artículo de referencia contiene abundantes datos y bibliografía sobre toda la fauna fósil pleistocena hallada en Horta y proximidades.

    -Artículo: Más cosas sobre el yacimiento Achelense “Esquina de los Gatos”. Primera parte. Esta primera parte de ese artículo fue publicada en el nº 53 (diciembre del 2008) de la revista: La Vall d’Horta i el Guinardó; páginas 24, 25 y 26. Las demás partes de este amplio artículo irán apareciendo, consecutivamente, en las siguientes ediciones de dicha revista. El artículo aporta fotografías (ampliaciones), obtenidas en la Universidad Autónoma de Barcelona (Microscopia. Facultad de Ciencias), mediante el uso de una Lupa Estereoscópica de que disponen en dicha Universidad. Dichas ampliaciones muestran huellas de uso en herramientas Achelenses del yacimiento de referencia.

    Finalmente, quisiera pedirle a Vd, Sr Rodríguez, que tuviese algo más de moderación, en cuanto a frases como aquella en la que dice que no consiente Vd que yo cuestione a Mora o a Carbonell. Yo creo, y me gustaría que me entendiese Vd, que el que yo cuestione a ambos personajes, para lo cual tengo buenos y amplios motivos, es algo que va, sensiblemente, más allá de lo que puede Vd consentirme, o no. Es como si yo le hubiese dicho a Vd que no le consiento que, como científico, no ponga el grito en el cielo ante, por ejemplo, afirmaciones de Carbonell tales como que aquel hueso, grandemente mineralizado, no podía tener más de 300 años… o como aquella otra, de Carbonell también, de que una herramienta lítica procedente de un estrato pleistoceno intacto… es medieval.

    Reciba un atento saludo: Varela

  2. Varela:

    Como puede entender en un blog, los comentarios son para responder o debatir sobre lo que trata el artículo. Por tanto todo el debate sobre las piezas de Horta lo doy por zanjado.

    Sobre Carbonell y Mora, no le permitiré que en mi blog vuelva a insinuar que son motivos personales o motivos ilegítimos los que impiden aceptar las piezas como paleolíticas. Igual que no pongo en duda su honorabilidad o la legitimidad de sus argumentos no aceptaré que se pongan en duda lo de terceros.

    Sobre artículos: entienda que estas no son revistas indexadas, y que su relevancia científica es nula, ni tan siquiera son revistas de divulgación científica.

    Así que hasta aquí el debate de las piezas de Horta.

    Sobre el “Peer-Review”. Sí, es cierto, hay artículos que superando el Peer-Review no son correctos. La gracia que tiene el Peer-Review es que más tarde otro análisis refuta lo anterior y podemos saber que NO es correcto. Más allá que en la arqueología o la antropología el debate está más abierto, es más ideológico y que lleva a mayores conflictos al ser la falsabilidad más complicada, el Peer-Review se ha mostrado incluso en esta disciplina una gran herramienta. Sabemos que el “hombre de las flores” tiene sus dudas, los huesos de supuestos híbridos entre sapiens y neardenthal de Portugal fueron refutados por el mismo grupo que los halló y llegaron a la conclusión de que eran humanos normales con deformidades, etc. La gracia del Peer-Review es esa, que no necesariamente todo lo que se publica está exento de duda, sinó que se expone a la comunidad científica, y es ahí donde existe el debate científico (no en blogs, webs, revistas de barrio o en televisiones).

    También existen debates de este tipo en la física, de personas que están investigando los dominios magnéticos superficiales en sistemas mesoscópicos (y con financiación privada, además) y que otros consideran esa línea de investigación agotada para encontrar formas de compactar mejor la información en sistemas magnéticos. O el famoso caso de los que encontraron la fusión fría y se mostró al final que no era así.

    Es la gracia del Peer-Review que si hay un hallazgo en Barcelona tendrá que exponerse para poder aceptar que este es real (y esto se hace consiguiendo que algún experto termine por aceptar la plausibilidad de que estas piezas son buenos indidicios y se exponga a investigar, analizar y exponer esas conclusiones a la comunidad científica). Mientras, lo que usted o yo opinemos no es más que opiniones no expuestas al cuestionamiento de expertos. Yo creo, y es la última cosa que digo sobre las piezas de Horta, que seguramente algunas son buenas y son indicios de que allí puede haber un asentamiento, pero eso no tiene ninguna importancia, mi opinión es irrelevante porqué no voy a pedir al Consell de Districte que mobilice a Patrimonio en base a mi opinión. He de fundamentarlo en algo más que mi opinión y sus indicios, si no hay ningún experto que quiera mojarse por estas piezas no tengo fundamento para poder pedir que se ponga en marcha nada (le recuerdo que los consellers de distrito no tenemos ningún poder real).

    Y en un campo de conocimiento yo confío y me pongo en manos de los expertos en ese campo, de las reglas del método científico, a pesar, que lo que estas reglas lleven a que en casos como este mi opinión no sea la que defienda la ciencia.

  3. 17-XII-2008

    Distinguido Señor:

    Le agradezco su atenta y última contestación.

    Creo que tiene Vd razón en cuanto a que el debate, entre Vd y yo, está más bien agotado; ello porque ambos hemos explicado nuestros respectivos puntos de vista, y ha quedado clara la postura de cada cual.

    En cualquier caso, quiero agradecerle, también, el que se haya acordado Vd de las pobres piezas de Horta, a la hora de determinar los contenidos de su blog.

    Por otra parte, quiero expresarle mi deseo de que todo este intercambio de mensajes no haya producido, en Vd, ninguna clase de aversión hacia mí, ni hacia los materiales de Horta. Al respecto, le ruego tome Vd en consideración el que yo voy a defender esos materiales, por los medios disponibles (ya sean éstos publicaciones científicamente reputadas, o no), ante quien sea. Porque estoy absolutamente convencido de que me asiste la razón. Y es por eso que no paro de publicar las evidencias del caso; evidencias que vienen apareciendo, ininterrumpidamente, desde hace ya unos cuantos años. Aunque tal publicación sea en “La Vall d’Horta i el Guinardó”, a quienes, en cualquier caso, he de agradecer, infinitamente, la deferencia que para conmigo han tenido y tienen (y la paciencia…), y el interés que han mostrado en hacer públicas, en la medida de sus posibilidades, estas maltratadas piedras de Horta, junto con las circunstancias de éstas.

    Permítame, se lo ruego, una última disensión: Sí es importante, y hasta trascendente, a mi juicio, el que Vd, o cualquier otro, se forme su propia opinión al respecto de las cosas, haciendo uso de su personal sentido crítico, y de sus humanas entendederas; acudiendo, por sí mismo, al examen de las circunstancias de esas cosas, y sin cambiar el eventual convencimiento que le pueda producir el atento examen de una cuestión, por lo que pueda considerarse, en general, como correcto o incorrecto. Tomando las palabras de Vd en otro sentido, es esa duda, ante lo supuestamente establecido, lo que hace avanzar a la Ciencia. Y el dudar de lo que digan los tenidos como expertos; si la duda le nace a uno, a partir de lo que observe. De otro modo, nos someteríamos todos a una dictadura “científica”, que bien podría llegar a ser despótica, en la que habríamos de cambiar nuestras ideas por ideas ajenas; ello en base a una presunta infalibilidad de las ideas de otros. Y créame que no estoy pensando, mientras escribo el presente párrafo, en que pueda Vd, o no, promover una excavación en Horta.

    Agradeciéndole su tiempo y su amabilidad, se despide, con toda consideración: Varela

  4. No tengo ninguna animadversión por usted ni por las piezas. Las piezas las pongo en su justa medida, “hasta que no se demuestre lo contrario la ciencia aún no apoya que son muestras de un yacimiento humano en el pleistoceno en Horta”, que no es poco, pero tampoco es mucho. Simplemente, duda metódica, necesitamos que alguien que realmente pueda exponerlo en la comunidad científica y se arriesgue a iniciar una excavación o en defenderlas en el ámbito que toca para prestigiarlas.

    Independientemente de ello, mi opinión es la que es (creo que tiene una parte importante de razón y que hay piezas que son claramente para mí, inquientantemente poco explicadas), y que tengo cierta convicción que más tarde o temprano aparecerá ese yacimiento en Barcelona (es para mí algo imposible de concebir que en 300.000 años de cultura acheliense en la Península no haya habido ocupación humana en Barcelona), pero que las pruebas que tiene ahora no son suficiente para demostrarlo de forma sólida como se necesita para iniciar una excavación.

    Sobre su actitud, totalmente defendible, respetable y consecuente (excepto cuando cuestiona las intenciones de Carbonell o Mora), y usted tiene todo el derecho de defender sus tesis en donde pueda y crea. Y ya está bien que lo haga donde le dejan publicar. Lo único es que mi visión matiza la suya y el valor que tiene las evidencias que aporta es el que es (significativo y suficiente para usted, para mí una evidencia a tener en cuenta).

    Sobre mi criterio, tengo formación científica, tengo convicciones, pero sobretodo tengo duda metódica. Lo que diga Carbonell no es un dictamen cerrado, como tampoco lo que diga Mora, se pueden equivocar, su paradigma estar errado, etc. pero tengo que “confiar” porqué a una escala que va más allá de mi opinión personal, que es la que ya le he dicho, tengo que asumir la viabilidad de sus descubrimientos.

  5. Me ha gustado mucho tu entrada. Estoy de acuerdo en casi todo, aunque tú y yo hayamos discutido anteriormente un poco sobre eso del “consenso” y posiblemente discrepemos en algún pequeño matiz sobre la utilización de la palabra “expertos” (http://comoquerais.blogspot.com/2008/12/el-culto-los-expertos-i-la-pedagoga.html)

    Tan sólo dos comentarios que añadir, sobre los “métodos alternativos” que describes:
    -Las “academias aisladas”… A mi me parece, y me gustaría saber tu opinión al respecto, que este caso es el que ocurre con la Economía y las distintas escuelas económicas. Mantengo un interesante debate con Citoyen al respecto, y admito que puedo estar equivocado, puesto que no alcanzo a valorar exactamente el valor de la “ciencia establecida” por el mainstream académico económico, y sólo me llega lo que se escribe en los medios y algún paper que otro un poco más profundo.

    – El que “mejor comunique”. Efectivamente, pero no sólo eso… yo creo que tanto los medios de comunicación como el público en general siempre serán (al menos en un mundo bastante acientífico como es el nuestro) mucho más sensibles y receptivos ante “lo raro”, lo “extravagante”, “lo nuevo y distinto”, por considerarlo más atractivo e interesante, por lo que el “disidente” de cualquier disciplina tiene el camino abonado (desde los simplemente heterodoxos a los directamente charlatanes). Un mayor juicio crítico del público en general sería deseable, y un mayor conocimiento del que para mi es la principal fortaleza del método científico: que siempre está abierto a la duda y la incertidumbre, ningún conocimiento queda establecido para siempre, todo hallazgo, además de pasar el filtro de la realidad y de las peers rewiews, está abierto a todo el mundo, en permanente exposición ante las nuevas revisiones, lo que supone, según tus propias palabras, una “demoledora capacidad de autoanalizarse, criticarse y hacerse crecer” de la que carecen otras disciplinas.

    Un saludo.

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