Pere Navarro se presentó a las elecciones con una hoja de ruta que incluía la reforma de la Constitución para incluir el derecho a decidir y poder recuperar los recortes que los diversos tribunales habían hecho al Estatut. Esa hoja de ruta más que cuestionable no la compró el electorado del PSC, como muchos militantes del propio PSC ya habíamos advertido. Este fin de semana se cierra el círculo.

La propuesta de reforma de la Constitución que ha aprobado el PSOE está vacía. No sirve para recuperar las plumas perdidas del Estatut, y ni mucho menos se acepta el derecho a decidir. Es decir una propuesta de reforma de la Constitución para quedarnos exáctamente igual.

Y la culpa no la tiene el PSOE (aunque la estrechez de miras de Rubalcaba y los barones socialistas es épica, las propias bases del PSOE hubieran sido mucho más generosas), sino Pere Navarro por forzar al PSOE a definir una propuesta de reforma de la Constitución, creyendo que el PSOE la haría en contra de los intereses de su electorado.

Queda claro que los intereses del centroizquierda español son en algunos aspectos distintos a los intereses que representa el centroizquierda catalán y que la única vía para defender una opción federal es a través de una opción confederalista o soberanista que plantee que la comunidad de ciudadanos que vivimos en Catalunya seamos los que decidamos que queremos y luego con las ideas claras lo planteemos de forma unilateral al resto del estado.

El resto, es ir con el lírio en la mano, y si algo ha demostrado la hoja de ruta de Pere Navarro es que su viaje no deja de ser un giro de 360º mal calculado.