El entrenamiento militar ha ido orientado ha conseguir tres objetivos: un soldado capaz de desenvolverse en situaciones de conflicto y estres tomando decisiones rápidas y acertadas, al dominio de la técnica, el armamento y las doctrinas militares y también a la capacidad de hacer que el soldado pueda ser un homicida sin tener demasiadas contemplaciones y serlo sin que originalmente sea un sociópata.
De todo esto lo que es más difícil es lo primero y lo tercero. Lo primero se puede suplir con disciplina, entrenamiento y repetición constante de las maniobras, aún así, la guerra es una forma brutal de selección natural. Lo tercero es más complicado y requiere un adoctrinamiento profundo. Todos los ejércitos del mundo han usado formas de manipular las mentes de sus soldados para que realicen esa forma de asesinato no penado que es el combate bélico sin que los soldados salgan “tocados”. De hecho, algún trabajo de psicólogos ha llegado a la conclusión de que el estado mental de los soldados en combate es una mezcla de miedo y de sensación de poder al asesinar a un enemigo.
Cuando no es el miedo el que impulsa a un soldado a luchar, no está defendiendo lo que él considera “su familia extensa” (la patria, o “los suyos”) se activan otros mecanismos, por ejemplo la deshumanización del enemigo, la cosificación de este, que lo lleva a no contemplarlo como una persona sinó como “un algo” mezcla de desprecio y amenaza.
Sólo así uno entiende imágenes como las siguientes, donde dos tripulaciones de helicópteros de combate norteamericanos matan un par de docenas de irakíes, entre ellos dos periodistas que no estaban realizando ninguna acción amenazadora, y los comentarios muestran la euforia y el desprecio de los artilleros.
El miedo a un enemigo invisible o poco diferenciado de los civiles, el goteo constante de muertos entre sus propias filas y el no ver salida al conflicto, la cosificación del enemigo y el potencial psicológico del tener armamento pesado con un alto poder destructivo lleva a explicar como estos combatientes norteamericanos asaltan de esa manera y con esa brutalidad a un grupo de irakíes sin ninguna provocación previa.
One thought on “La inhumanidad de los soldados, el ejemplo de las tropas norteamericanas en Irak”