Hacer comparaciones históricas siempre tiene un riesgo (el primero es que se puede caer fácilmente en la ley de Godwin), pero sí que se puede extraer, con muchos matices, ejemplos de la historia para entender situaciones contemporáneas.
A inicios del verano de 1940, Inglaterra afrontaba una situación dramática, sus aliados en el continente habían capitulado uno tras otro: Polonia, Bélgica, Holanda y en Junio Francia. Se veía asediada, los U-boots acumulaban toneladas de material y barcos hundidos en el Atlántico, los aviones de la Luftwafe tenían a Inglaterra a tiro desde los aeródromos de Francia, Holanda y Noruega. Además la Luftwafe sobre el papel podía presentar mejores cifras que la RAF, más aviones, pilotos con más experiencia y mejor tecnología. Cuando la Luftwafe comenzó la guerra de Inglaterra, nadie podía dar crédito a las palabras de Churchill de que no sólo iban a resistir, sinó que iban a derrotar a la Luftwafe y eventualmente derrotar al ejército alemán.