No me voy a sumar a la caza de brujas que se va a hacer con Ferran Mascarell. No es necesario, Mascarell es hijo de una forma de entender la política y víctima de esa misma forma. El problema de los partidos políticos es que se aplica la ley de hierro de la oligarquía, al final termina gobernando y ejerciendo el poder una pequeña oligarquía que además genera a su alrededor una espiral de silencio.
Cuando se potencia que el callar y el medrar es lo que hace subir en las estructuras de poder, entonces tenemos que habrá gente que calle y medre. Independientemente de su talento y capacidad personal (que Mascarell tiene, aunque no es el genio que nos quieren hacer creer).
Si la cultura política es que la gente no se salga del renglón y que se calle, tendremos gente que no se sale del renglón y se calla si quiere prosperar. Si la cultura política es la cultura de la gestión del poder y no del debate político tendremos gente que se moverá bajo la cultura del gestión del poder.
Los partidos son formalmente democráticos pero a la práctica se aplica la ley de hierro, al final el que maneja la repartidora de cargos y prevendas tiene la sartén por el mango y las estructuras medias terminan siendo mediócratas y no meritocráticas.
Mascarell no es el traidor o el monstruo que intetamos dibujar, no es más que un mediócrata algo aventajado que se quedó sin cargo, que no encontró como mostrar sus opiniones dentro del partido (por su propia cobardía, pero también porqué los partidos no permiten esas disidencias o simplemente cuando se dan eluden los debates), y que manteniendo un interés por la política y la gestión pública se ha sumado al primero que le ha ofrecido una vía donde expresarse. Al principio en artículos en la prensa, luego aceptando un cargo en un gobierno.
Cuando se analice el fenómeno Mascarell no nos podemos quedar en el ansia de poder y protagonismo del ex-conseller y ex-regidor socialista, sino en que cultura de partido hay que cuando alguien queda excluido del primer círculo de poder no puede y no se atreve a hablar internamente, que tipo de selección de cuadros tenemos que nos es igual tener a alguien que es capaz de estar en un gobierno socialdemócrata y en otro liberal-conservador, y que tipo de gestión de la disidencia tienen los partidos (en especial en el que milito, el PSC) y como centrifuga talento.
Quedarnos sólo en el tactismo de Mas y en la supuesta traición de Mascarell, para mí es un error.
Lo suscribo casi todo, salvo quiza la cobardia de Mascarell. ?Ocupa algun puesto en la ejecutiva nacional, en la de federacion de Barcelona o es conseller nacional desde donde “debatir internamente”?
Completamente de acuerdo con Xava, y con la mayor parte del post. Con todo, los mismos estatutos del partido determinan que existe una ley de hierro, y en la práctica, al que discrepa se le aparta. Nada que no haya pasado siempre.
No seré yo quien se sume a caza de brujas alguna, pero creo que omites un elemento en la ecuación, y es que estamos hablando de una persona que hace poco (muy poco, según algunos), aun se postulaba para encabezar una lista del PSC a la alcaldía de Barcelona, o quien según nos cuentan estaba dispuesto a ser conseller con Montilla, si se hubiera dado el caso.
Esto me lleva a pensar que, como tantas veces, más que ante un debate ideológico nos hallamos ante cuestiones de pura ubicación personal. Es legítimo, pero no es lo mismo.
Sí, Mascarell es un trepa de los de toda la vida, pero a parte, ¿esto no cuestiona dos cosas dentro del PSC y es la elección de candidatos, incluso hasta el punto que pudiera ser plausible y medio creible su intento de sustituir a Hereu? Y por otro lado, ¿porqué si él ha planteado fuera una serie de debates que no es el único en plantearlos (federalismo, etc..), cómo que estos debates no se dan en el Consell Nacional y no hay espacio para la disidencia?
Por otro lado, las reacciones desmedidas de algunos dirigentes me hacen ver que esto es lo que hay… en lugar de cuestionar el punto flojo de la marcha de Mascarell ¿tan poca coherencia personal puede haber como para estar en un gobierno socialdemócrata para pasar a uno liberal-conservador?, entramos en el punto de traición o comparaciones con el Barça y el Español.
Creo que abrir el debate de la democràcia interna de los partidos alrededor del caso Mascarell puede ser un error por lo mediático del caso.
Además nos encontramos con una figura generadora de opinión a través de los mediosi fel entorno. Por lo tanto, una figura que ha sobrevivido al engranage del partido.
El problema del debate en los partidos a día de hoy es, a mi entender, el marco donfe se deben celebrar. Celebrarlos a la luz pública tiene el peligro de transmitir, y eso al final es lo que cuenta, una imagen de desunión y de falta de ideas claras.
Por otra parte, este es un problema base del modelo de democracia representativa.