En inglés tienen un término para este tipo de sonrisa, el “smirk”, hasta hay un icono en el whatssap para ella. Es una media sonrisa, entre la sonrisa sardónica y la sonrisa afectada, con unos ojos no especialmente expresivos, casi apagados. El mensaje que recibimos con ella es ambiguo, entre soberbio, desafiante y ligeramente amenazante.
Este tipo de sonrisas no es muy común entre personas empáticas. Es más común entre psicópatas y narcisistas no encubiertos (los encubiertos funcionan de otra manera, son más sutiles y ligeramente más conscientes de la fragilidad de su máscara), perfiles que nos depredan emocionalmente. Es una puerta por la que expresan parte de su verdadera naturaleza.
Esta sonrisa la expresan cuando están consiguiendo manipular a terceros de la manera que ellos quieren, es una muestra de un placer interior, cargado de segundas intenciones. Están sintiendo que su juego está funcionando y sus víctimas (en este caso los manifestantes) están cayendo en su estrategia. Es la señal que delatan que la persona que la hace no funciona como la mayoría de nosotros, que no siente empatía o compasión y considera a los demás objetos.
Cuando vemos esa sonrisa, que no solo tienen fiscales que creen que su cabello les permite que la reconozcan, estamos ante una señal de alerta. Al menos es de agradecer que los narcisistas no encubiertos y los psicópatas nos den esta pequeña señal, la sonrisa del mal, de que no tratamos con alguien con empatía. Aprovechemos para fijarnos en quien de nuestro entorno o de la esfera pública hace esta sonrisa y corramos en la dirección contraria.