El artículo de Cives en Materias grises analiza una verdad como un templo de todas las economías de mercado: la distribución de renta capital/trabajo se ha mantenido casi constante durante un largo período de la historia económica. Según Cives, la explicación es evidente:
Esto es así debido a la sustituabilidad que existe entre factores de producción: si modificamos los precios de uno de los factores, la tecnología de producción funciona de tal forma que las empresas adaptan las proporciones de trabajo y capital que usan, de modo que cuando el capital se vuelve relativamente más barato frente al trabajo, las empresas reaccionan usando más.
En cierta manera y a un nivel muy profundo estoy de acuerdo con él. En “el bulto” las instituciones tienen poco que hacer en la distribución de rentas entre capital-trabajo, a grosso modo, no es que lo diga Cives, sino también lo dicen los papers serios. Ahora bien en “lo interno” también cambia, la existencia de sindicatos horizontaliza los salarios y ayuda a la redistribución de rentas entre los que perciben un salario. Por tanto, la gráfica de redistribución de rentas capital/trabajo solo nos cuenta una parte del reparto, no nos habla del reparto en cada una de las partes.
Hay que tener en cuenta que se han polarizado mucho los salarios, aumentando las diferencias entre los que poco se pueden considerar asalariados (por ejemplo los altos directivos, consejos de administración, profesionales “liberales”) y los asalariados (y gente que aparentemente son empresarios pero son más adscritos a las clases trabajadores como los autónomos sin trabajadores a su cargo).
Por tanto dentro de la distribución de renta capital-trabajo, , hay también una “lucha de clases” que Galbraith dividía en tres estamentos:
- Los inversores (que se llevarían parte de la renta del capital)
- Los trabajadores (que se llevarían parte de la renta de trabajo)
- Los altos directivos que rapiñan de ambas proporciones, tanto del capital (muchos de los altos directivos cuentan con stock-options y acciones como rentas por su trabajo) como de las rentas del trabajo (de las que sacan sus emolumentos y sueldos directos).
Por tanto la gráfica de distribución de renta capital/trabajo nos dice bien poco de esta tercera “clase social” económica.
Eppur si mouve: a pesar de todo, sí, la proporción de capital/trabajo está cambiando
Dejando la disgresión entre capital/trabajo, su distribución de rentas internas y algunas paradojas que nos nos explican las gráficas, sí que hay algo innegable e indudable. Las rentas de capital han mejorado posición a costa de las rentas de trabajo a lo largo de los últimos 20 años.
Tal y como dice el que para mí es uno de los artículos canónicos para entender la evolución de la riqueza y de los salarios en las economías avanzadas en los últimos 20 años, “El misterio de los salarios” de Antón Costas.
La distribución que tan estable ha sido durante casi 50 años se ha roto en los últimos 20, aunque sutilmente (2 puntos en EEUU y 5 puntos en la zona euro), pero es constante y sostenida a un aumento de las rentas de capital sobre las de trabajo.
Una gráfica evidencia esta afirmación:
La conclusión del economista es clara:
“la participación de los salarios en la renta nacional muestra una tendencia a la baja que se inició a principios de los años setenta, la cual coincidió con la ruptura del orden económico internacional de la segunda posguerra mundial y los inicios de la actual globalización.”
“Si tenemos en cuenta el enorme aumento de riqueza logrado en los últimos veinte años, el hecho de que la participación de los salarios en la renta nacional sea hoy significativamente inferior a la que existía en los años sesenta y a principios de los setenta lleva a pensar que se está produciendo un proceso de creciente polarización de la distribución de la renta”
La importancia de 2 o de 5 puntos
Para Cives, que en dos décadas haya declinado la proporción de capital/trabajo en 5 puntos cuando esta es del orden de 60-70% vs. 40-30% es irrelevante o poco significativa e indica que tal cambio percibido a partir de la década de los 80 y especialmente a partir de la década de los 90, es algo más espúreo que real.
A priori esto puede parecer razonable, cuando se varían 5 puntos a favor de las rentas del capital cuando estas son del orden del 35%, “solo” implica una mejora de 1/8 de la posición del capital en la distribución de renta nacional. Pero si en cambio lo observamos con una aproximación de segundo orden, podemos ver que dentro de un equilibrio más o menos estable dentro de la distribución de rentas entre capital / trabajo que ha sido lo normal durante décadas, hay cambios sutiles que se han ido imbricando en el sistema económico. Coincide con el incremento de la polarización entre salarios, y coincide también con la profundización de la globalización (evento que Cives pretende eliminar de su análisis económico).
Es evidente que algo sostenido durante dos décadas en las principales economías avanzadas es algo que no es fruto de una coyuntura o de una situación temporal, sino una tendencia clara, sostenida y que es causal.
5 puntos del PIB en el caso de la zona euro (7 en el caso español) o 2 en el caso de EEUU puede parecer una minucia, simplemente recordar que el PIB español ha caído durante la crisis del orden de 4 puntos y la consideramos una de las más profundas crisis que hemos tenido.
Comparándolo con otras cifras, en los países nórdicos se realiza un gasto del 20% del PIB nacional en servicios sociales públicos, imaginémonos una transferencia directa de las rentas medias y medias bajas a las rentas medias altas y altas de 5 puntos del PIB (que es a la práctica lo que implica esa variación de rentas capital/trabajo), eso hace que en el caso más óptimo (las socialdemocracias suecas, danesas, noruegas y finlandesas) equivalente a un 25% del esfuerzo nacional en políticas sociales.
Por tanto, no podemos considerar como menor este fenómeno, 5 puntos del PIB se notan, y lo peor es una tendencia a largo plazo que además los efectos tradicionales que compensaban (como el aumento de la gente asalariada que se produjeron durante los tres primeros cuartos de la década pasada) a favor del “trabajo” por primera vez no se han dado.
Conclusiones, sí hay un cambio profundo que ha cambiado las viejas reglas de distribución de rentas entre capital y trabajo
Conclusión, realmente, a pesar de la estabilidad durante décadas y a pesar de que el cambio aparentemente es sutil, hay y se está produciendo una transferencia de mayor peso de las rentas del trabajo hacia el capital, algo que implica que por debajo funcionan nuevos mecanismos institucionales y económicos que están cambiando las relaciones de poder y reparto de la riqueza en el capital trabajo. A ello hay que sumar la polarización de salarios entre trabajadores y al cada vez un mayor peso corporativo de una alta dirección que hace de intermediaria entre los beneficiarios del capital (inversores) y del trabajo (asalariados) y que además aumenta su parte del pastel de la distribución de la renta nacional a costa de ambos. En este caso, Antón Costas parece tener más razón que Cives en sus conclusiones.
Exijo reply a este post por vives YA. Buen artículo trinitro
Sería interesante poder ver si esa pérdida de peso del factor trabajo en las economías desarrolladas convive con el fenómeno contrario en las subdesarrolladas. O sea, si a nivel global la distribución rentas del trabajo y del capital se mantiene a pesar de que cambie la distribución por áreas geográfica.