Cuenta la leyenda que en lo más profundo de los bosques de Esencialias existía un castillo que era la fortaleza de una orden de caballeros que eran guardianes de las palabras sagradas “uNI” y “tat”. Creían que estas palabras de poder “uNi” y “tat” podrían aunar los esfuerzos de toda la caballería del país. A base de los altavoces mágicos de algo llamado twitter y con la fuerza de los pulmones de algunos de los mejores voceros iban haciendo circular su mantra por todos los rincones.
“uNI” “tat”, “uNI” “tat”… todo lo solucione. ¿Hace falta una mayoría en las cortes del reino? “uNI” “tat”, “uNI” “tat”. ¿Queremos consejos de aldea favorables a las libertades? “uNI” “tat”, “uNI” “tat”. ¿Necesitamos derrotar un ejército 10 veces más fuertes que el nuestro” si gritamos “uNI” “tat”, “uNI” “tat” y todo se consigue. Algunos caballeros de esta orden organizaron algo llamado “primarias” bajo el mismo mantra. Otros buscaban el éxito de las palabras mágicas gritándolas muy fuerte.
Esta orden de caballeros eschaba la culpa al resto de la caballería que no se sumaba a esos gritos del fracaso del poder de esas palabras mágicas. Se grita “uNI” y “tat”, pero el resto solo escucha “Ren” “uncia” “tuid” “entidad”. Gritan “uNI” y “tat” al mismo tiempo que insultan a aquellos que no se suman al grito. Estos caballeros no solo querían almácigas sino que todos los miembros del resto de órdenes de caballería solo griten las palabras mágicas.
Si fuera un gag de los Monty Python esta historia tendría gracia. Pero resulta cansina una minoría entre los independentistas que son el principal obstáculo para vestir un frente que logre sumar los esfuerzos de una mayoría de independentistas por sus contínuos ataques a todos los que pensamos diferente. Que esta minoría entre los independentistas ahora también intenten poner a parir a los que como Omnium cultural construyen un frente antirepresivo que supera las fronteras del independentismo y nos hace fuertes en ese foco de combate es la vuelta de tuerca a la paciencia de todos.
Estoy de acuerdo que seguramente los que hablamos de hacer más grande el independentismo no estamos dando unos escenarios ni ayudando a generar ilusión, pero por el hecho que los proyectos unitaristas estén fracasando estrepitósamente, se tenga que intentar sabotear y hundir la propuesta de “Som el 80%” de Omnium, tal y como hace el principal impulsor de las primarias Jordi Graupera o hacen los guardianes de las esencias independentistas en twitter.
Entiendo que un proyecto que acaba de nacer y que en menos de 8 horas dobla en inscritos al proyecto de primarias que lleva más de un mes a todo trapo funcionando, genere malestar en los impulsores de las primarias. Que “som el 80%” ponga en jaque la estrategia de la ANC de “unir al independentismo”. Todo ese discurso unitarista, todo ese discurso de negación de la identidad de poder tener un proyecto político distinto a otros independentistas, todo ese discurso prepolítico, purista y antipartidos, todo ese discurso negacionista de la realidad, lleva meses negándonos al resto de independentistas. El fracaso del “unitarismo” es que toda su construcción simbólica y de relato, no solo no suma un solo independentista nuevo, sino que nos aleja a la mayoría de independentistas.
Y por una vez que alguien hace algo que funciona, que consigue atacar uno de los objectivos estratégicos del independentismo (crear un frente antirepresivo que supere las fronteras del propio independentismo), va y los mismos que llevan meses machacándonos a los que opinamos un ápice distinto dentro del movimiento, se dedican a tirarlo por tierra.