Manual para indepes que quieren convencer “indecisos” 3: Elementos discursivos que generarían rechazo
Política

Manual para indepes que quieren convencer “indecisos” 3: Elementos discursivos que generarían rechazo

En este artículo hago entrega del tercer capítulo del manual para indepes que quieren convencer los mal llamados indecisos: aquellas personas que tienen una identidad mixta, algunos de ellos no ven mal del todo la independencia, pero hoy prefieren una vía de acuerdo con el estado español y aún esperan esa solución.

Comenzaré ya a entrar en la “chicha” menos teórica del manual y más práctica, en este capítulo trato sobre aquellos elementos cognitivos y precognitivos de nuestro discurso nos pueden alejar de este colectivo y por tanto hemos de erradicar de nuestro discurso.

Ataques al castellano y a la identidad lingüística

La actitud de los catalanistas ha sido la integradora hemos de intentar evitar el ataque a la lengua, no veremos más que en algunos extremistas afirmaciones que ataquen abiertamente al castellano, pero sí hay afirmaciones que sin pretender ser ataques se identifican como tales.

Por ejemplo: Existe el argumento sobre que el castellano es una lengua extranjera o de imposición en Catalunya dentro de un contexto de debate histórico o sociolingüístico pero este arguemento en un contexto social es horripilante.

Hemos de entender que el debate sobre la lengua tiene diversas dimensiones, sociolingüísticas, históricas, políticas y sociales.

Tenemos que tener cuidado al trasladar argumentos de una esfera a otra, por ejemplo afirmar que el castellano ganó espacio al ser el catalán expulsado de la esfera pública en el siglo XVIII y por tanto puede considerarse en términos históricos como una lengua impuesta es un argumento que en un debate histórico puede tener sentido, pero que si lo utilizamos en términos sociales o políticos estaremos generando un fuerte rechazo.

Si en la esfera histórica se puede afirmar en la sociológica es falsa. El castellano no es una lengua impuesta para millones de catalanes, es con la que se criaron al nacer en Catalunya, ni tampoco puede ser considerada una lengua “extranjera” para esos millones de catalanes.

Hemos de entender que lo mismo que un ataque al catalán provoca una reacción que va más allá de la defensa de un idioma porqué nos afecta a nuestra identidad personal y lingüística una afirmación de este tipo puede ser interpretada como un ataque a la identidad lingüística de quienes tienen el castellano como una lengua propia.

Muchos confunden el respeto a la identidad lingüística con “hablar o dirigirse en castellano”, y aunque es preferible generar material en los dos idiomas, el problema con las personas de identidad mixta que aún no son independentistas no es de idioma sino de lenguaje. Podemos trabajar políticamente con estos dos colectivos en ambos idiomas, también en catalán, la mayoría lo entiende perfectamente y hasta lo habla, y odia que le cambien de idioma como si no lo entendieran.

Se trata de entender que no hemos de pisotear su identidad lingüística considerándola “extranjera”. Al hacerlo lo que estamos consiguiendo es el mismo efecto que Wert consigue al atacar al catalán y seremos percibidos de la misma manera.

Igual que se puede agredir la identidad lingüística catalana en catalán, también se puede agredir la identidad lingüística castellana en castellano.

Ataques a la identidad española y a España

Al ampliar su espacio fuera de los grupos de resistencia identitaria, el independentismo ha ido puliendo el discurso “antiespañol”. Aún así estos elementos discursivos siguen apareciendo y cuesta sacarlos del imaginario indepe. En muchos casos se trata sólo de pulir el lenguaje, pero en otros de saber re-enfocar nuestros argumentos.

La mayoría de los catalanes, incluso la mayoría de los independentistas tenemos una identidad mixta. Son mayoría aquellos que se sienten a la vez catalanes y españoles (y otras cosas) en diversas proporciones sobre aquellos que se sienten sólo catalanes o sólo españoles. Nuestro objetivo, el “indeciso” no catalanocentrista, se mueve en la parte central de estas identidades.

Para quien no lo viva, quien tiene una identidad mixta que además está basada no en valores étnicos sino cívicos mantiene una tensión frente a las formas étnicas identitarias. Los ataques a su identidad híbrida que él identifica como “nacionalistas” o “etnicistas” desde uno u otro costado son sentidos con más fuerza que lo que puede sentir una persona de identidad no híbrida.

Reacciona igual de mal a los ataques a su identidad catalana (los famosos discursos anticatalanes del resto de España) como a los de su identidad española hechos desde Catalunya y podemos perderlos para la causa indy.

En muchos casos ese ataque a la identidad nacional no se hace conscientemente, no pretendemos ofender a España o a los españoles (y a los catalanes que se sienten en un nivel u otro españoles), simplemente que desde una óptica catalanocéntrica, ciertos discursos no los decodificamos igual.

Pongo dos ejemplos, que supongo que a día de hoy casi cualquier independentista entenderá que son errores innecesarios.

espanya-subsidiada

espanya-ens-roba

Propongo una serie de normas generales para elaborar discursos y elementos discursivos:

  • Nunca utilizar españoles o España asociado a nada negativo. Nuestro problema no es con los españoles o España sino con las instituciones, partidos, leyes, tribunales, gobiernos españoles. Esto no entra en contradicción con decir que no hay vía para reformar estas instituciones ya que la Constitución Española está más que blindada o la mayoría de españoles prefieren un sistema centralista a uno federal. Este tipo de afirmaciones no negativizan a los españoles o España, describen preferencias o indica la dificultad de reformar una ley.
  • No intentar hacer comparaciones entre políticos, partidos, instituciones catalanas y españolas si no es muy bien explicado. Pueden generar la imagen errónea que estamos intentando indicar que “lo catalán” es mejor que “lo español”.

Existen más identidades nacionales que la catalana y la española y debemos evitar también atacarlas. Un error habitual es atacar otras identidades territoriales como la andaluza. Un error que ha cometido algún político catalán o que se ha producido durante la campaña andaluza ha sido atacar la identidad de alguna comunidad no necesariamente la española. Podemos criticar los partidos andaluces, los políticos andaluces, pero no a los andaluces por votar lo que votan. Recordemos que hay elementos de identidad mixta española-catalana… y algo más, en especial la primera generación de nuevos catalanes cuyo origen está en otras regiones del estado español. Aunque la mayoría no forman parte de los “federalistas tipo I” que són más fáciles de convencer, sí que lo son de los de tipo II que se activarían en contra de la independenica. Además que mensajes en contra de otras identidades generarían rechazo incluso en quien no tiene esa identidad.

Mesianismo e hiperliderazgo de las entidades independentistas

Uno de los grandes elementos de diferenciación entre los que están metidos en el lío indepe y los que no es el valor que otorgan en el proceso a la sociedad civil organizada y al elemento bottom-up que perciben.

Los indys creemos que los movimientos sociales son los que más fuerza tienen y los políticos se ven empujados por ese motor social.

Los que no son indepes no tienen la misma percepción. Ven las manifestaciones y no niegan mucho la fuerza que hay detrás de ellas, la honestidad y buena voluntad de las bases del movimiento independentista y la enorme energía que hay en ellas. Incluso la envidian ya que les gustaría poder movilizar tanta gente y con tantas ganas para otras causas (como la lucha contra los recortes).

El problema es que para ellos el movimiento indepe está más liderado por políticos que por el movimiento social. Ha cuajado el marco que es una estrategia de Mas, de CiU, de ERC.

Es cierto que el movimiento independentista tiene dos motores, el político y el social, y que nadie los niega. El problema es que un “indeciso” cree que el motor político tiene más fuerza que el social.

Esto parece que entra en contradicción con lo que vengo a decir, pero está relacionado. Cuando los líderes sociales del independentismo se ubican en la esfera política generan rechazo.

Un ejemplo es esta imagen:

acord-AMI-ANC-Omnium

¿Cómo la decodifican? El proceso independentista, liderado por los políticos es cortocircuitado por unas personas que hacen una labor política sin haber sido elegidos para ello. ¿Quienes son Muriel Casals o Carme Forcadell para decirle a Artur Mas o Junqueras que hacer?

Los indepes lo decodificamos de forma distinta, los políticos llegan a un acuerdo impulsados por los movimientos sociales que son los verdaderos protagonistas del movimiento independentista. Y por eso esta imagen suele generar buen rollo entre indepes.

La percepción invertida de quien es protagonista del proceso hace que esta imagen se decodifique de forma distinta.

Los “indecisos” no han vivido las V o lo han hecho de forma indirecta, no conocen la ANC. Para ellos estas entidades les son ajenas: han tenido un discurso orientado al público catalanocéntrico que ya ha desconectado de España y no conectan con ellos de ninguna manera. No se fían de estas entidades, no las ven normalizadas con el resto de entidades sociales (en un capítulo intentaré explicar como romper esta barrera) con las que sí podrían conectar.

No entienden que el papel de las entidades vaya más allá de la calle o de las acciones sociales y no comparten que el espacio “de los políticos electos” lo ocupen las entidades sociales.

Nos guste o no los discursos de la ANC diciendo al President de la Generalitat que ha de hacer es algo que provoca rechazo en los “indecisos”.

A veces es inevitable y este es un punto, no de conflicto, sino de diferencias entre las dos estrategias del independentismo: la de vagón de cabeza que busca maximizar la movilización de los indepes y la de vagón de cola que intenta ensanchar la base electoral pro-indepe.

Aunque esto esté fuera de nuestras manos tenemos que ser conscientes que cuando vayamos a trabajar políticamente con estos colectivos ellos decodifican de forma distinta según que imágenes y tendremos que estar prevenidos para entenderlo y saber compensarlo o poder responder.

Mesianismo político

El discurso de salvadores de la patria, padres fundadores y de héroes del país es una imagen que genera rechazo.

Para entenderlo veamos como decodificamos los indepes el discurso de Pablo Iglesias cuando habla de Catalunya queriendo salvarnos de nuestra malvada derecha: vemos un mesías que nos viene a salvar, que nos dice que nos conviene.

La misma forma puede ser decodificado por un “federalista” o un “indeciso” ciertas imágenes de salvapatrias que alguna vez han adoptado los dirigentes políticos soberanistas.

artur-mas-mesies

El cartel de campaña de Artur Mas fue un caso extremo de mesianismo, pero en algunas ocasiones se les ha escapado a dirigentes independentistas y soberanistas cierto discurso de salvapatrias.

El independentismo puede terminar enganchando a los no indepes por la vía del movimiento cívico, haciéndoles ver lo del bottom-up que tanto defendemos, y que esta imagen de mesías rompe totalmente.

Recordemos que los “indecisos” ven un mayor peso en los políticos en este proceso que el que vemos los independentistas, sólo hace falta que lo reforcemos con imágenes de mesías salvapatrias.

La prisa es una mala aliada “Tenim pressa”

Los indepes tenemos prisa, vemos que hay una ventana de oportunidad que podría cerrarse el 27 de septiembre. Para muchos independentistas el lema “tenim pressa” expresa también que quieren acabar con la tensión de movilización que llevan desde hace unos años. samarreta-tenim-pressa

Entiendo esa sensación. Yo mismo, que comencé a moverme por la independencia en la última oleada del 2013 y teóricamente estoy más fresco, también me tomaría unas vacaciones de “cosas indepes”. Los que ya comenzaron con las consultas ciudadanas del 2010 y las movilizaciones soberanistas, deben estar hasta el moño, no digo ya los que llevan militando en el soberanismo de resistencia durante décadas.

Pero aunque sea humano y entendible. No es un buen discurso. Los indecisos no tienen prisa, quieren ver varias opciones de transformación, quieren darle una última oportunidad al cambio en España y si queremos convencerles que se sumen a nuestra ola, decirles que “hay prisa” no es un buen discurso.

Este ítem ha quedado apartado por una hoja de ruta que nos mete en algo menos de 24 meses hacia un referéndum, pero hasta el acuerdo por una hoja de ruta independentista estábamos bombardeando con discursos de prisa.

Cuando queramos trabajar al colectivo “indeciso” lo de obligarles a mojarse por un sí o un no hoy no va a servir de nada, lo de decirles que llevamos 300 años esperando y que tenemos prisa solo sirve para provocar rechazo. Como si quisiéramos que no puedan ver las posibles alternativas a nuestro mensaje, como si quisiéramos hacerlos elegir antes que nadie tenga tiempo de construir alternativas. Como si quisiéramos colar la independencia por la puerta de atrás, medio engañados.

Nos guste o no, tanto los acuerdos para la independencia nos meten en una hoja de ruta que como mínimo va a durar 18 meses desde el 27S, por tanto aprovechemos y olvidémonos de esas prisas durante año y medio y no las traslademos a este colectivo.

Este conjunto de artículos recopilan la experiencia de campo conseguida en 25 sesiones de coaching realizadas por el autor desde SÚMATE entre activistas independentistas y personas que se autodefinen como “federalistas” o votantes del “sí-no” el 9N. El colectivo total de personas que antes eran federalistas y ahora son independentistas y de actuales federalistas alcanza a más de 150 (de un total de 300 asistentes), y de sus conversaciones surge gran parte de este manual.

En el conjunto de sesiones se ha logrado extraer experiencias, historias de vida y entrevistas en profundidad y no solo de los “sí-no” sino de un buen número de activistas independentistas que hasta hace pocos años o meses eran “federalistas”.

El objetivo es plasmar esta experiencia de campo que ayude a otros activistas independentistas a trabajar políticamente con el colectivo de mal llamados “indecisos” de cara a conseguir ampliar la base social del independentismo.

Estas experiencias han sido también tamizadas y puestas en testeo con pequeños experimentos cualitativos en conversaciones en profundidad con otros “federalistas”. También integro las opiniones y aportaciones individuales que han hecho otros compañeros del equipo de estrategia y comunicación de SÚMATE.

Este manual tiene mucho de “SÚMATE” pero expresa sobretodo la visión y los análisis del autor y no necesariamente los de la entidad, aunque hubiera sido imposible realizar este manual sin la ayuda de SÚMATE y la experiencia y conocimiento colectivo de la entidad.

También expresar mi agradecimiento a los activistas independentistas, mayoritariamente de la ANC que participaron de los coachings y que me descubrieron también sus historias personales y supieron conectar con los actuales “indecisos” de una forma casi mágica. Gracias a ellos también he podido hacer este manual y descubrir que es lo que termina de conectar “indecisos” e indepes.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

8 thoughts on “Manual para indepes que quieren convencer “indecisos” 3: Elementos discursivos que generarían rechazo

  1. Crec que seria molt interessant que en algún moment d’aquesta sèrie expliquéssis com combatre la fal·làcia del punt mig (argumentum ad temperantiam). És fàcil comprovar com aquesta fal·làcia està molt extesa, i no tinc cap dubte que és una conseqüència de la política comunicativa i informativa de l’espanyolisme.

    Quan el president de a Junta d’Extremadura afirma que els extremenys estan finançant Catalunya s’està donant una informació completament oposada a la realitat, fet que indueix a molta gent a desconfiar de les dues posicions, considerant-les extremades les dues, i cercant un fictici, virtual i per força arbitrari “punt mig”. Això ho veiem en pràcticament tots els aspectes del debat, com el lingüístic, el competencial, el jurídic… Moltes vegades l’espanyolisme es situa a la posició 180º oposada simplement per a rebentar el debat; intoxicar-lo.

  2. Todo este argumentario es muy empático y está muy bien razonado, pero uno luego visita otros foros independentistas y lo que ve son contínuos ataques a España y a los catalanes que nos sentimos españoles (“colons”, “inadaptats”, etc.). Si yo voto SÍ a la independencia, ¿a quién estoy votando sí? ¿A vosotros o a ellos?

  3. Daniel:

    El 27S lo que votarías ni es a uno ni a otros, sino a continuar un procés que culminaría en un referéndum de independencia 18 meses después. El tema o la gracia de todo esto es que incluso los no-indepes van a participar del proceso en caso que la independencia sea mayoritaria, porqué quieran o no los indepes, los no indepes van a participar de como será una hipotétcia Catalunya independiente.

    En todo caso, al final, quien gana, es quien entiende que Catalunya ha de ser impura, mixta, híbrida, mezclada, abierta y no monista.

  4. Si nos guiamos por la mierda que vemos en internet lo mejor es echarse a llorar… o pegarse un tiro. Más grave que mil mensajes en un foro son las palabras y los hechos de políticos, ministros, jueces, militares e importantes periodistas españoles que cultivan el odio y la criminalización. No vayamos a poner en un mismo nivel estas dos cosas porqué no es serio.

  5. Jose:

    Una pregunta que a menudo hago a los indepes es: “¿La lengua y la cultura castellanas estarán más protegidas y promovidas en un Cataluña independiente de lo que lo están ahora en una autonomía?”. Nunca he encontrado a ningún indepe que me diga que sí.

    Creo que en una Cataluña independiente, las posturas “hostiles” a lo español (llamémoslas así) tendrían una representación legislativa mayor de la que tiene ahora, ya que en el sistema actual el poder legislativo está repartido entre Cataluña (el Parlament) y Madrid (el Congreso). Por eso yo no soy independentista: creo que el sistema político actual garantiza una mayor protección a mi lengua y mi cultura siendo ciudadano de Cataluña. Luego habrá motivos económicos, etc. para querer la independencia. Pero, para mí, mi cultura es la prioridad y no veo que la independencia me ofrezca las garantías que ya tengo ahora.

    Un saludo.

  6. Daniel:

    Yo no te puedo garantizar nada, igual que tampoco te puedo garantizar que tu otra lengua y tu otra cultura que también forman parte de tu identidad, no vayan a ser asaltadas por gobiernos que tengan una perspectiva de hegemonismo hispano como ocurre hoy con Wert.

    Nadie te puede decir que es loque va a pasar exáctamente en la Catalunya independiente. Lo que sí te puedo decir es que hasta ahora, los catalanes hemos construido un mecanismo de convivencia lingüístico ejemplar y casi único (en Finlandia y algún país más lo tienen) en el que hay dos (y tres) lenguas que comparten espacio social y institucional, no hay fractura social por la lengua y estamos consiguiendo que ambos idiomas sean de uso común y de conocimiento en todo el cuerpo social.

    Eso es lo que nos cuestionan desde algunas instituciones y gobiernos desde España. Dudo mucho que en la Catalunya independiente estos consensos y habilidad para conseguirlos vayan a ser diferentes y no vayamos a encontrar buenas soluciones para todos.

    Es más, imagínate que no fuera así, que no llegáramos a soluciones como las actuales basadas en el consenso y la convivencia (cosa que dudo), aunque la separación entre catalano y castellanohablantes es artificial, cierto es que un 55% usamos con más intensidad el castellano y el 40% el catalán (el 10-15% restante otros idiomas), dificilmente el 55% nos vamos a dejar hurtar ningún derecho por el 40%.

    Sobre el tema de “mi cultura” o la “cultura del vecino” aquí creo que deberías perder los miedos. La cultura es un hecho aún más plástico, permeable, mezclado, impuro, híbrido y poco dirigible por las élites sociales y políticas que la lengua. La cultura de Catalunya ya es mestiza y más allá de la hibridación entre culturas tradicionalmente de origen “catalán” y de origen “español”, sino de más países, y productos claramente mixtos y que solo se explican de esta hibridación. La rumba catalana, las habaneras, el flamenco catalán, el moviment casteller e incluso el pà amb tomàquet son productos claramente mixtos. En este caso no tengas miedo. La sociedad en esto impera por encima de cualquier solución institucional artificiosa que se intente aplicar.

  7. Jose:

    Muchas gracias por tus respuestas. Lástima que no haya muchos lugares donde poder disuctir estos temas de manera tranquila, sin ser asaltados por los trolls de los dos bandos.

    Entiendo lo que dices: nadie puede ver el futuro. Por eso me hace gracia cuando se dice que la independencia traerá riqueza, prosperidad, esto y lo otro: como si alguien hubiera viajado en el tiempo y lo hubiera comprobado. En el fondo, apostar por la independencia no es algo racional sino un acto de fe, porque de eso se trata la fe: creer en lo que no se puede ver.

    Es cierto que yo tengo dos identidades y dos culturas, la catalana y la española, pero no las comparto al 50/50. Para mí la prinicipal es la es la española, y es la que he elegido proteger (una opción perfectamente legítima, creo yo). Yo no sé cómo sería una Cataluña independiente, pero dudo muchísimo que la identidad española estuviera más protegida que ahora. Quizá estuviera igual de protegida, cierto, pero para quedarme igual me quedo en España.

    Al final, dicho de otro modo, mi posición se reduce a un argumento muy sencillo: ninguna opción me garantiza ser más español que quedarme en España. Ahora, si el independentismo me convence de lo contrario en los próximos meses, hablaremos.

    ¡Un saludo!

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