En un anterior artículo de esta serie analicé como la tensión en una organización política entre la necesidad de “ganar elecciones” a través de ofrecer programas y candidatos interesantes y la necesidad de la alta dirección de esta organización de estabilidad y protección genera una jerarquía intermedia de los partidos ha sido seleccionada para no producir muchos problemas. En este artículo analizo cómo esta propia estructura no forma una semilla capaz de reaccionar a los cambios.
No me hartaré de repetirlo, pero un partido político que sea exitoso es uno que es capaz de ganar elecciones o adquirir cierta responsabilidad a través de elecciones. Desde un punto de vista “darwinista” las organizaciones políticas que sobreviven y tienen capacidad de autoperpetuarse son aquellas que son capaces de adquirir poder político. Estas son las que atraen militantes y personas que interesadas por la política o por X motivos deciden sumar sus esfuerzos a esa organización.
A diferencia de asociaciones y organizaciones de otro tipo, los partidos necesitan gestionar poder para poder perpetuarse. Tanto a nivel organizativo como económico (tan sólo hay que recordar el descalabro económico que suposo recientemente para IU, un mal resultado en las elecciones generales).
Por tanto, es un buen modelo simple aproximarse a las organizaciones políticas que gestionan poder como fruto de dos tensiones:
a) La necesidad de ganar elecciones ofreciendo candidatos y propuestas interesantes para el electorado y movilizando a su militancia y sus simpatizantes.
b) La necesidad de la alta dirección de los partidos de tener organizaciones estables y tranquilas, que no generen suspicacias entre el electorado, pero sobretodo problemas para la alta dirección en mantenerse en su status quo.
Por tanto los partidos políticos han de mantener un equilibrio entre “ideas nuevas” y “estabilidad y control de las bases”. Ya hablé en mi anterior artículo que en este caso los cargos intermedios, la mediocracia, son las piezas clave que consiguen ayudar a construir ese equilibrio entre democracia interna y tranquilidad organizativa.
Bien, esto funciona correctamente, a pesar del desencanto político debido precisamente a que ese desencanto no se traduce en exigencia de mejores ideas o de mejores candidatos (hablaba del nivel mínimo de tolerancia de la sociedad a las pequeñas corrupciones, a los malos candidatos o a dirigentes intermedios y cargos públicos poco competentes), y si lo hace no se configura como una amenaza al status quo. Tanto el resto de organizaciones políticas tienen un nivel igual de bajo de candidatos y propuestas (el famoso problema de que “todos los partidos son iguales”, que no quiere decir que todos los partidos vayan a hacer lo mismo, sinó que la percepción de estos es que no se puede esperar de ninguno cosas mucho mejores), y la “sociedad” no genera organizaciones sociales o movimientos que presionen seriamente en mejoras del sistema (la idea de que a pesar de las quejas, en general las cosas no van demasiado mal y el coste de oportunidad de los ciudadanos es más grande que el beneficio que obtendrían movilizándose).
En una sociedad donde la gente es más o menos acomodaticia o los problemas no son excesivamente serios, este sistema mediocráticos tiene más capacidad de subsistir que el meritocrático, ya que entonces es más importante la estabilidad interna que generar mejores candidatos. Si esto se perpetúa durante años y años, tendremos que las organizaciones políticas se acercarán más al modelo mediocrático que al de activistas talentosos, y su propia cultura interna (no hablo de organización formal sinó de la informal, de la cultura organizativa y de la organización humana que se configura alrededor de la estructura formal) tenderá a que prosperen los mediócratas y no las personas más capacitadas a los cargos institucionales y de dirección intermedia.
Ante este escenario cualquier situación de cambio o de necesidad de reacción y adaptación interna tiene serios problemas en prosperar. Si el electorado deja de ser tan acomodaticio, o comienzan a moverse nuevas ideas que pueden afectar al electorado de forma seria, o incluso nuevas formas de acción política (por ejemplo, la ciberpolítica), las organizaciones están poco preparadas para afrontarlo. Una alta dirección, por muy buena que sea no puede impulsar cambios serios en el partido sin contar con la mediocracia o los cargos intermedios, y un impulso desde arriba está condenado al fracaso, no porqué la mediocracia se oponga. De hecho la mediocracia está seleccionada para ser leal y bastante obediente a la alta dirección, sinó porqué la selección, adoctrinamiento y aculturización de las personas que terminan conformando la mediocracia termina por dejarlos con poco margen de maniobra y capacidad de gestionar el cambio.
Durante años se les ha adoctrinado para que no se escapen de una línea general marcada por la dirección, para no lanzar ideas propias o bien cuando las lanzan tener siempre todo cubierto y poco margen de riesgo. Se les ha seleccionado precisamente por entender una estructura organizativa que busca la estabilidad, por saber moverse en este tipo de escenarios. Cuando hay que asumir otras formas de trabajar y organizarse se encuentran algo paralizados. No es que tengan una incapacidad personal cognitiva para adaptarse personalmente a los cambios, aunque seguramente no son los más talentosos de sus organizaciones, los mediócratas no son idiotas funcionales y han demostrado capacidad para adaptarse personalmente a una organización poco hecha para el común de los mortales, sinó que toda su aculturización y las presiones “selectivas” (utilizando el argot darwiniano) le han empujado a mantener apagada la generación de ideas que escapen el gris o la consigna del momento, a dejar de lado el pensamiento lateral y el ingenio necesario para reaccionar en momentos de cambio profundo.
Cuando ahora los propios partidos (aquí y en medio mundo) se dan cuenta que hay bastante desencanto en la sociedad (no hace falta ser un lumbrera para ello) con la política y los políticos, se han lanzado como locos y llevan haciéndolo durante años a analizar como cambiar esto, a la vez que siguen manteniendo esa cultura interna que fomenta un tipo de dirigente: el mediócrata. Estoy convencido que pocas organizaciones se han autoanalizado tanto como los partidos, precisamente con más intensidad por los cargos intermedios y los que “más entienden la organización” a los que la alta dirección les ha pedido que hagan ese ejercicio con ellos (ya que la alta dirección, por muy listos que sean, no tienen todas las respuestas ni conocen toda la organización). Bien, todos sabemos el resultado: los partidos poco han cambiado. Y no tiene nada que ver eso de que son estructuras formales casi del s. XIX. Lo importante realmente no es la organización formal, sinó la cultura organizativa y la estructura informal. Esta tampoco ha cambiado en las últimas décadas, a pesar de que el desencanto va a más.
Los partidos pueden terminar asumiendo nuevas propuestas en sus programas, abrirse más a la sociedad incluyendo independientes, escuchando a las entidades, llenándose la boca de proximidad, etc.. Y seguramente la mayoría de estas iniciativas son positivas y buenas, están hechas con la mejor de las intenciones y además se obtienen resultados reales (por ejemplo, la lucha contra el cambio climático ya forma parte del programa de casi todos los partidos y se traduce en algunas acciones de gobierno reales). Pero lo esencial, no se cambia. La cultura política no evoluciona a la par, y los partidos siguen fomentando mediocracias. Y además, lo bueno, es que toda esta estructura es sostenible. La crisis de los partidos lleva décadas tratándose y los partidos (mediocráticos) siguen siendo las estructuras y organizaciones políticas más competitivas para gestionar el poder público.
La parte de la sociedad que es “rebelde” o que exige otro nivel de participación es una minoría, la insatisfacción con la política no se traduce con un apoyo a formas alternativas de gestionar lo público o en movimientos ciudadanos afianzados y con proyectos que pongan en riesgo el status quo. La “queja del bar” no se traduce en propuestas, y lo de la exigencia de una democracia deliberativa es realmente una petición de una minoría y no de la mayoría de la sociedad. Ante esto los partidos mediocráticos tienen las de ganar, por más que en su fuero interior crean que están en crisis esto no es así: siguen siendo la opción más adaptada para gestionar el poder.
Esto sólo se ve alterado cuando hay nuevos escenarios que realmente alteran la creación de opinión o los mecanismos de influencia interna en los partidos. Un ejemplo de ellos es la eclosión de la blogosfera política, que aunque no sabemos realmente la dimensión de su influencia entre el electorado, sí que sabemos que está afectando en cierta manera a la estructura interna de los partidos. Por ello los propios partidos han dedicado mucho esfuerzo en intentar acercarse y entenderla. La blogosfera ha servido para que “nuevos talentos” en las propias organizaciones políticas emergan como nuevos líderes de opinión en un ámbito restringido, se han abierto compuertas en los flancos que hacen fluir un nuevo tipo de talento adaptado a una nueva forma de comunicación. A pesar de ello, y aunque la influencia de la blogosfera es creciente, aún los partidos mediocráticos son una opción altamente competitiva para gestionar el poder público y aunque son capaces de ir aceptando las nuevas realidades, no esperemos que toda la estructura mediocrática se vaya a alterar significativamente. Tal vez el cambio nazca en un nivel de exigencia mayor de los activistas políticos de los partidos que se han lanzado a la blogosfera y se han dado cuenta que pueden deliberar y dialogar a nivel de igualdad con otros, pero esto es algo que dejaré para otro artículo en el cuál analizaré si la blogosfera es realmente un reto de cambio de las mediocracias.
Triste es que después de décadas de autoanálisis de los partidos su única adaptación seria (más allá de la introducción de nuevas propuestas programáticas, que son importantes de cara a la gestión pública pero no para transformar la cultura organizativa) vaya a ser la blogosfera, ¿no?. Por algo el sistema de partidos mediocráticos es bastante estable.
Jose:
Muy acertado análisis, tanto de este post como el anterior. Espero la siguiente entrega.
Grácias Enrique.
El problema de las metáforas darwinistas es que lo explican todo y no explican nada. Tautología pura y dura desde el principio. La mediocracia es la del medio, la que no está arriba, pero tampoco está abajo, porque se le da bien estar en el medio.a=a
“En una sociedad donde la gente es más o menos acomodaticia o los problemas no son excesivamente serios, este sistema mediocráticos tiene más capacidad de subsistir que el meritocrático, ya que entonces es más importante la estabilidad interna que generar mejores candidatos.”
En una sociedad sin problemas está claro que no hacen falta talentos, es más, no sé como se identificarían los talentos allí donde no hay problemas. Pero la realidad no es esa. La realidad es que sí que existen problemas y si que existe una dura competición. Y tan es así que hay partidos que corren el riesgo de desaparecer por la falta de talento. PP y PSOE tienen serios problemas de supervivencia en alguna que otra comunidad. Y no por ello afloran los talentos. Y posiblemente lo tengan más difícil.
Porque lo contrario, que allí donde se está peor, donde no se gobierna, la perpetuación de esa gente que no es puntera, por decirlo de alguna forma, está más asegurada que allí donde se gobierna. Hay gente que en la oposición vive muy bien. Hay más mediocracia donde no se gobierna que donde se gobierna, cosa evidente.
Igual que la hay que se deja la piel en la oposición para sacarla. La realidad política no cae bajo un análisis tan lineal.
Porque el problema no va de una supuesta probabilidad evolutiva, ni de una estabilidad matemática donde todo se compensa, ni de la capacidad de perpetuación de un partido, a la hora de reclamar otra cultura política más militante, más de agente político a todos los niveles. Va de personas. Personas que no estén dispuestas a aceptar cualquier cosa y que busquen más dinamismo. Va de un compromiso personal cuando uno milita. Y va de trabajar. Va de entender que hace falta un compromiso ético y una política interna de recursos humanos. Pero sobretodo va de entender que un partido no decide sobre sus candidatos, ni cuadros, sino que lo hacen todas sus personas, que no hay tutelas ejecutivas, y que todo depende en última instancia de la valentía o cobardía de cada militante activo.
De lo que no va, es de sustituir a unos cuadros silenciosos, por otros bloggeros, de los que hay que decir, que la mayoría de las veces no hacen análisis que digamos eruditos o rompedores, ni crean opinión, cosa imposible en el día a día, sino que en el mejor de los casos adaptan a su realidad un discurso de partido o una noticia relevante, traduciéndolo a su contexto, y en el peor, son auténticos postes de repetición “ciegos” en busca de una mutación -por utilizar una metáfora evolucionista, ya sabes querido Dawkins que siempre te querré-
Aun así creo entender el espíritu del blog, y de la entrada del que se avecina, que hacen falta personas dinámicas en política, capaces de generar soluciones adaptadas, sin olvidar el todo, capaces de generar opinión y contrarrestar las falacias, cuadros que más allá de la gestión administrativa -al alcance de cualquier consultoría- sean agentes políticos relevantes en su entorno, ciudad, comunidad, estado.En eso estoy de acuerdo.
salu2 :-)
Hola RbC, grácias no por el comentario sinó casi por una addenda completa al artículo. Aunque tu comentario merece como respuesta otro artículo más.. te doy cuatro pinceladas:
a) No abogo por ninguna sustitución de los cuadros dirigentes por blogueros. Esto no va de eso, sinó de un modesto análisis politológico.
b) Todo modelo es simple y por tanto no refleja la realidad al 100%, tan sólo nos ha de ser útil en un rango determinado. Mi objetivo es que este modelo nos sirva para tener ciertas pinceladas del porqué los partidos son refractarios al cambio a pesar de asumir nuevos valores, y porqué existe una estructura mediócrata en lugar una de talento.
c) Mediócrata no me refiero, sólo, a la posición en la escala de poder. Sinó al talento de estos mediócratas y no a sus habilidades individuales sinó su “inteligencia colectiva” o “cultura política”. Mediocre como opuesto a talentoso. Son líderes, sí, pero sin demasiadas ideas.
d) Esto se aplica a partidos que estén dentro o fuera del gobierno pero sí con posibilidades reales de gobernar más tarde o temprano. La propia gestión desde la oposición pero con cargos institucionales también sirve. No sé si se dá con más fuerza en los partidos de oposición que en los de gobierno. Marco la diferencia entre partidos de poder (incluído aquellos con un puñado de regidores o diputados) y partidos extraparlamentarios que son más parecidos a agrupaciones políticas que a organizaciones que gestionarán potencialmente poder.
e) ¿Me explicas en donde los partidos mayoritarios están en retroceso?. Por más que mire el marco político español no veo una sóla circunscripción electoral donde PSOE o PP tengan un riesgo objetivo a desaparecer.
Te respondí en mi blog. Los partidos ahora mismo son animales MUY distintos a lo que eran en el s.XIX; de hecho no son mediocracias desde hace tiempo. :-).
Buen debate, me tengo que sumar a Roberto y poco más añado a su argumento, si te quiero matizar algunas cosas Jose respecto de tu replica:
a) Como diría Manquiña en Airbag, lo mismo que te digo una cosa, te digo la otra, en ambos post si apuntas a la sustitución de los llamados mediocratas por blogueros, activistas talentosos, añado un comentario provocador a lo que te dice Roberto, en algunos casos además de postes de repetición o personas que adaptan discursos a su realidad, hay otros (seguro que se nos ocurren) que emplean el blog como espacio alternativo de carrera política porque por el motivo que sea, han fracasado siguiendo el camino normal, de ser elegido por los electores. Dicho lo cual que conste que no es el caso de la mayoría de bloggers, pero este subtipo existe más de lo que nos pensamos ¿o no?. Por tanto definamos y acotemos mejor al activista talentoso.
b) Caes en una tautología afirmas que lo que describes no explica la realidad al 100%, para decir más adelante que todos los partidos son mediocracias ¿en qué quedamos?.
c) En esta parte creo que es bueno citarte a Felipe, que lo dijo este domingo, el socialismo es un sentimiento, por encima de todo, es una manera de sentir la realidad y el liderazgo no es mandar, es hacerte cargo del estado de animo de la gente a la que representas, es decir el liderazgo desde la izquierda se define por la empatía. Por tanto por muchas “habilidades individuales” que se tengan y por muy buenas construcciones ideológicas, planes maestros, modelos estratégicos o diseño de organizaciones que se hagan que se hagan, sin sentimiento y sin empatía no habrá elección. Y saber hacerte cargo del estado de animo de la gente, aunque no seas un genio de la organización, exige tener talento, por tanto no desvaloremos a todos los cuadros de los partidos por el simple hecho de solamente saber comprender a quienes representan.
d) La perpetuación es más dificil cuando se gobierna.
e) El PP en Cataluña, tienes el mejor ejemplo va camino del extraprlamentarismo, en situaciones parecidas ha estado el PSOE gallego durante el mandato de Paco Vázquez, llegó a ser la tercera fuerza política en caida libre, algo parecido sucedión con el PSE de Redondo Terreros. Que cuando se pierde si uno no se pone las pilas, no deja de caer, el suelo electoral también se tambalea.
Seguimos comentandonos, un saludo.
Hola Dani:
Te responmdo telegráficamente:
a) Yo no he apuntado la sustitución de nadie. Hablo que lo que estoy viendo que abre alguna vía a que los mediócratas se agiten o que despunten talentos en las escalas intermedias ha sido la blogocosa, no he visto nada más que transforme la cultura y rituales organizativos. Eso no implica que crea que los mediócratas tengan qeu ser sustituidos por blogueros, ni que crea que se esté dando ese proceso. Sobre lo que dices, hay algo además que implica que no he sabido expresarme: ningún bloguero va a conseguir nada electoralmente que no se lo den los votantes, en cambio puede conseguirlo internamente accediendo a la alta dirección del partido sin necesidad de la mediocracia intermedia. Un bloguero podría entrar en listas por su actividad bloguera, no ganar elecciones.
b) Daniel, caes en una pequeña paradoja lógica. El modelo de partido mediócrata tiene pretensiones de universal (aplicable a todos los partidos) pero es aproximativo (no explica todo, y es un modelo sólo utilizable a un primer nivel de aproximación). Es como la gravitación newtoniana, que es universal (aplicable a toda la energía y materia) pero sólo correcta a un primer nivel de aproximación (en otros tenemos que utilizar la relatividad general o modelos de gravitación cuántica como los modelos de cuerdas).
c) No estoy hablando de liderazgo ni de las habilidades para tenerlas. Eso lo hice más bien en “Liderazgo darwinista”, sinó de sociología organizativa. El liderazgo es una de las habilidades que tendrá que tener el mediócrata, igual que el gran líder, pero no entro a detallar como es esa habilidad.
d) Eso lo dirás tú. Pujol es un gran ejemplo de perpetuación durante décadas de gobierno.
e) ¿Que el PP va a ser extraparlamentario en Catalunya?.. .vamos ni en los sueños húmedos de Carod Rovira, el PP será minoritario, pero no tiene visos de ser extraparlamentario ni jarto vino. Aún así, si el PP o el PSOE desaparecieran del arco parlamentario es porqué otra estructura política (mediócrata) ocupa su espacio y en eso no va a cambiar.
Hola Jose,
Te vuelvo a matizar:
a) Detecto un cierto aire de democracia censitaria, perdón por la broma, pero vengo de escribir sobre liberalismo, me explico, un blog no es incompatible, por superior, con tener actividad en las organizaciones, los puestos directivos o públicos hay que ganarselos con el voto y el apoyo de la gente, se tenga blog o no, evidentemente si se tiene, se cuenta con una herramienta de trabajo mejor, muchos políticos lo tienen y funciona, y si no se tiene es una opción, por ejemplo el Alcalde más votado de España, no cuenta con un blog, no creo que sea por falta de talento, digo yo.
Y me reafirmo no creo en la disociación estructura mediocrática vs blogueros, la cultura organizativa no es mala en si misma, ni las estructuras tampoco y los rituales no tienen porque ser perversos, ahora ¿que se pueden y tienen que modernizar? es lógico, pero no a costa de perder la identidad y ya se que soy un escrupuloso de las formas, tampoco a costa de imponerlo a quienes conforman las organizaciones, menospreciando a quienes han tenido responsabilidades. Los cambios exigen proyecto de futuro y capacidad de convicción.
b) Se me daba fatal la lógica filosófica, pero te repito que cada partido es un sistema y has de conocer las componentes, porque aun con similitudes son muy diferentes.
c) A quienes situas como mediocratas, les llamas lideres sin ideas, yo te digo que los cuadros medios “mediocres” de los partidos, precisamente lo que tienen son ideas, retornemos a Webber.
d) No te hagas trampas: Pujol, no es un cuadro medio y tu hablas de cuadros medios y medio-altos, esos son tus mediocratas, y se perpetúan más si no se gobierna.
e) Yo no digo que vaya a ser, digo que lleva camino de serlo, porque no deja de tocar fondo, si te crees que Carod quiere un PP minoritario en sueños, es que sueñas tu, esos se retroalimentan, se quieren y se necesitan. Tienes un ejemplo de estructura política que ocupa el espacio de otra con el PSOE gallego y el BNG en los 90 y existen predicciones en Cataluña de la ocupación por ERC del espacio de CiU.
Saludos.
Dani.
Dani… volvemos a liarnos.
a) Hablamos idiomas distintos. El tema de los blogs lo he sacado porqué es la única excepción seria a la mediocracia, donde los mediócratas con menor o mayor poder salen de la línea general y generan ideas de otro tipo. No digo que estas sean MEJORES, ni tan sólo que los blogueros sean MEJORES que los mediócratas. No entro en ese análisis de “mejores”, “peores” o estructuras preferibles. La mediocracia, y eso lo escribiré más adelante, es la mejor estructura para organizar las instituciones de poder. El problema veo es que crees que estoy personalizando, y no lo hago, hago un análisis todo lo aséptico que puedo y sé, y si me preguntas ¿que soy yo? -> Primero mediócrata. Tampoco denosto el trabajo orgánico, no sé porqué reaccionáis así, es todo lo loable que quieras pero ese trabajo condiciona nuestra acción política en ese ámbito. Se generan nuevas ideas, sí, pero estas no escapan a la estructura mediocrática, si no hay abal desde arriba se arriesga menos y la cultura organizativa que se genera es la de la hiperprudencia.
Sobre lo del alcalde más votado, ¿y qué?, este señor no es mediócrata és alta dirección… ya te he dicho que un señor puede entrar en listas por su labor interna y podría atacar la puerta de atrás por su talento (en la blogosfera o fuera) pero que no le permite ganar elecciones.
b) Cadar partido es cada partido, pero como primera aproximación sigo defendiendo este modelo.
c) A quien sitúo como mediócrata los sitúo como líderes educados para no plantear ideas que salgan de cierto margen. Tú y yo cuando actuamos como mediócratas somos infinitamente más comedidos que cuando no actuamos como tales y no sólo por “responsabilidad”.
d) No me hago trampas. La estabilidad es en la dirección no en los mediócratas. Estos son/somos pañuelos reutilizables. Hablo de la pugna entre la necesidad de “nuevas ideas” vs. “estabilidad de la dirección”.
e) Insisto, eso es falso, el PP de Catalunya tiene un suelo bastane sólido y sobre futurología política se lo dejo a Rappel o a otros. El hecho es que el PP de Catalunya es bastante sólido, minoritario, pero sólido. Pero igualmente eso no es más que un hombre de paja de la argumentación. La estabilidad está en el tipo de estructuras… en la alta dirección, y si un partido desaparece será porqué otro partido mediócrata con más competitividad le ha deborado el terreno no porqué un partido meritocrático le coma terreno.
Todas las organizaciones (políticas, empresariales, etc) necesitan disponer de un importante número de mediocres: los mediócratas (también denominados mesócratas). Y esto es así porque el número de genios y lideres carismáticos es limitado: la mediocridad es la máquina que mueve el mundo.
Ahora bien, a mi modesto entender, lo que Jose critica es cierto tipo de organizaciones (políticas especialmente, pero también económicas) donde la mediocridad se transforma en miedo-cridad.
Si en cualquier organización el éxito, el talento o la creatividad tiene su recompensa, en algunas (como podría ser la empresa familiar) puede ser contraproducente, pues, el mérito y el éxito quedan reservados para un limitado grupo de personas (la propiedad y la dirección) que, en definitiva, detentan el poder y secuestran la información.
En este caso, el miedócrata tiene como principal función perpetuar las estructuras de poder, limitar el acceso a la información y preservar el éxito de advenedizos que deseen usurparlo: es el capataz de la plantación.El modelo organizativo es el del ejercito regular.
Sus ventajas resultan evidentes, pues, la organización funciona como un solo hombre (o mujer). Este es el hábitat del miedócrata, al cual denomino con este palabro porque es el guardián del miedo: del miedo que tiene su superior a no ser imprescindible, a que le roben el fuego; el miedo que tiene el propio miedócrata a que se prescinda de sus servicios o a que su tropa le substituya.
La afirmación de Egócrata de que lo partidos son esa élite de Ferraz, Nicaragua o Génova, hay que recordarles que necesitan de tropa para ocupar físicamente el poder. Y sociedades complejas como la nuestra, el poder es tan extenso. La élite es tremendamente adaptativa, pero, su miedocracia ni puede ni debe serlo. La máxima del ejercito es la
obediencia. Aquí citaré al dueño de mi empresa: “No te pagamos por pensar”.
Contra este tipo de organizaciones se pueden contraponer otro, también piramidal, pero, donde la adaptación no proviene tanto de la capacidad de la dirección para afrontar los cambios que sus clientes o electores van reclamándole. Este tipo de organización, obviamente, la pirámide se achata para acercar la dirección al problema, por lo que no soporta grandes burocracias. La información es un elemento critico y fluye. El trabajo en equipo prima sobre el individual.
Y es que la capacidad de cálculo de 10 personas con IQ de 100 es más potente que la de un genio de 180.
En este tipo de organizaciones, con tanto mediocre como cualquier otra, no tiene cabida el miedócrata porque prima la adaptación al cambio, la creatividad y el trabajo colaborativo.
En una interpretación un tanto libre de las palabras de Jose, creo que lo que hecha de menos en los partidos no son a bloggers en las poltronas (ser blogger es como ser ajedrecista), sino, pirámides chatas, trabajo colaborativo y fluir de información