Miradas de cansancio y determinación
Política

Miradas de cansancio y determinación

Los independentistas ya nos manifestamos con menos sonrisas y más con caras serias. Cuando hablamos entre nosotros surgen muchos términos como “cansancio”, “está siendo duro”, “necesitamos un psicólogo”, “tengo miedo”, “estoy en estado de shock”.

La tensión a la que estamos sometidos los independentistas es altísima. Hemos sufrido golpes, o lo han sufrido amigos y personas que apreciamos. Casi todos conocemos a alguien que ha recibido una notificación de un fiscal o que en su trabajo les han visitado la Guardia Civil. Hemos estado saliendo a manifestaciones y concentraciones masivas sin descanso. Hemos hecho una pseudo huelga general. Hemos pasado noches en colegios. Hemos estado haciendo de piquetes a las puertas para evitar que nos roben las urnas.

Cada día hemos escuchado noticias que nos hacían temblar. Que si habían requisado papeletas, que si habían desactivado el referéndum. Nos agotan las conversaciones con amigos de España donde discutimos lo que ocurre aquí intentando cambiar su forma de vernos altamente distorsionada y nos agotan con conversaciones absurdas sobre policías perseguidos. El estado nos amenaza continuamente, banaliza las agresiones policiales, nos ningunea, nos niega la existencia.

El rey nos regaña, nos amenaza y pretende culparnos de la represión que sufrimos. El gobierno del estado pretende arrebatarnos la Generalitat, mete en prisión nuestros líderes, humilla nuestra policía. Hemos visto como el rey y Moncloa llama a las empresas catalanas para que marchen, en una estrategia de tierra quemada. Sin haber superado el estado de “shock” de las cargas del 1 de octubre, nos hemos visto amenazados por ultras con la aquiescencia de las fuerzas de seguridad del estado.

Ahora amenazan con arrebatarnos el Parlament, con disolver nuestro Govern, amenazan con acallar nuestros medios de comunicación, con entrar en nuestras escuelas, con negarnos incluso nuestra lengua. Sabemos que hay apoyos internacionales, pero estos han de ser discretos hasta el momento decisivo, aunque ya se estén manifestando, pero la sensación es que a Europa les importamos tan poco como poco les han importado los ciudadanos de Turquía, los refugiados o los ciudadanos griegos. Nos sentimos cansados, conmocionados, abandonados por las instituciones en que confiábamos, amenazados por el estado que debería protegernos.

Pero si algo no hay es ánimos de rendición. Las miradas han perdido ese brillo de alegría, para coger el mate de la determinación. Son caras serias, de gente que ya ha sufrido la batalla y aún así se mantiene en la línea. Seguimos saliendo a la calle. Nuestro Govern y cargos electos resisten, siguen actuando con inteligencia y manteniendo cierta iniciativa. Nuestra diplomacia consigue victorias. Nuestras entidades soberanistas siguen en la línea. Nuestra policía aún está con nostros. Los partidos independentistas y el resto de partidos soberanistas y demócratas no dan pasos hacia atrás.

Somos una sociedad dispuesta a aguantar el choque. Más preparado que nuestros rivales, porqué nosotros ya vamos a la batalla asumiendo los costes. No estamos solos, todos participamos de grupos donde nos apoyamos, nos damos calor, nos consolamos, compartimos la información que recibimos con cuentagotas, participamos de un esprit de corps que no tienen nuestros rivales. Cuando nos cruzamos la mirada ahora vemos un hermano o hermana de armas y no solo un vecino.

Si algo está claro es que por muy conmocionados y agotados que estemos, no vamos a dejar de intentarlo y llegar hasta el final. La catarsis a la que nos está sometiendo el estado nos ha transformado de activistas ilusionados a disidentes convencidos y conscientes, dispuestos a pagar los costes del proceso de independencia. Y eso nos hace realmente mucho más peligrosos para el sistema y nos acerca a nuestro objetivo.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

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