Ayer sindicatos y patronal firmaron un acuerdo de moderación salarial para intentar evitar la destrucción de puestos de trabajo. Como resumen pondré las líneas más importantes que identifico desde un punto de vista personal:
– Se intenta trasladar las herramientas que se tienen en empresas grandes con presencia sindical de canalizar las pérdidas a otros lados que no sean la destrucción de empleos (EREs temporales, reducción de costes salariales, reducción de beneficios, planes de viabilidad) a las Pymes. Según datos que manejan los propios sindicatos, en 2009 y 2010 se salvaron 150.000 puestos de trabajo anuales, solo en Catalunya, gracias a estos mecanismos. La mayor parte del empleo que se ha destruido es en Pymes y sobretodo en microempresas.
– Mentiene y protege la negociación colectiva a nivel provincial, basicamente la que más afecta a los trabajadores de Pymes. Conseguir sacar este tema del paquete de reformas del PP es un gran logro. Aunque las tesis “FEDEA” dicen que tendríamos que quedarnos con unos convenios estatales y los de empresas, la flexibilidad que se quiere aplicar solo se puede hacer desde la proximidad si se quiere tener ciertas garantías para los trabajadores. Los negociadores a nivel provincial son serios y responsables (este es un ejemplo), y si queremos que las Pymes tengan herramientas de flexibilidad pero con ciertas protecciones solo manteniendo el protagonimos de la negociación a nivel provincial o autonómico podremos afinar ello. Esta es la parte que más le chirría a los anarco-capitalistas, y es por algo, va en contra del “libre mercado sin ningún tipo de controles” y era el programa de máximos de algunos sectores de la patronal.
– Se mantiene la moderación salarial, o sea salarios por debajo del crecimiento de la inflación y la moderación de beneficios. De esto ya hablé, una vez que la crisis impacta con toda rotundidad en la economía productiva, esta crisis se propaga y se extiende y parece que va a durar aún dos años más, o asumimos como repartir las pérdidas o podemos intentar ignorar el problema mientras sigue aumentando el desempleo. O salarios y beneficios se moderan, o para algunos no habrá beneficios (la empresa quiebra) y para otros no habrá empleos (serán despedidos). Aunque hay empresas que van relativamente bien y aprovecharán para contener salarios pudiendo pagar algo más, a rasgos generales, ESTO no es así. Sí, se arregla un problema con una maza bien gorda para marcar las cosas más claras y sencillas a los negociadores a nivel más pequeño de los convenios colectivos. Al arreglarlo con una maza gorda se producirán problemas pequeños, pero la negociación colectiva necesitaba este mazazo y sobretodo el reconocimiento de que las pérdidas es mejor, para todos, derivarlas de otra manera que no sea destrucción de empleo para mantener las cuentas de resultados a corto o los salarios de los pocos que queden trabajando. Esta es la parte que más disgusta a la izquierda verdadera SL, ya que “nunca se puede aceptar un acuerdo en el que haya pérdidas” es algo aceptable. Parten de una premisa incorrecta: la lucha de clases siempre es un conflicto que enfrenta intereses y nunca hay intereses compartidos, y sí, en este caso el problema de despidos y pérdida de capital humano y destrucción de actividad es algo que perjudica a trabajadores y empresarios. Y no, no es un argumento neoliberal vende obreros.
Una de las consecuencias que tiene el acuerdo entre patronal y sindicatos es que puede ser aprovechado por algún empresario de empresas de tamaño medio para mejorar su posición de negociación, y la debilidad “de cara al pueblo y su base social”. Alberto Garzón alerta precisamente de esto, y aunque su compañero de grupo parlamentario Joan Coscubiela hace un análisis más generoso del acuerdo, el joven dirigente de IU nos alerta de la posición de debilidad que quedarán los sindicatos y el incremento del poder de monopsonio de los empleadores.
De esto quiero hablar… más que del contenido de la reforma.
Lo que incrementa el poder de monopsonio del empleador es la escasez de puestos de trabajo
Ahora mismo hay trabajadores aceptando condiciones que no aceptarían hace 2 o 3 años. Y no es que la legislación haya cambiado en exceso o los convenios hayan empeorado, o haya menor presencia sindical. Simplemente si un empresario quería tener un cocinero cobrando en negro más horas de las que estaba contratado este se podía negar y buscar otro empleo que más tarde o temprano lo encontraría, ahora tiene problemas serios para marcharse y encontrarlo. Los trabajadores tienen más miedo de perder su empleo y reciben menos ofertas. ESO hace que los empleadores tengan un mayor poder de negociador.
Una negociación a la baja en salarios mejora el poder monoposonista en las empresas que podrían pagar más ¿pero en la situación actual cuantas están mejorando beneficios?
Sí, cierto, habrá empresas que pudiendo pagar más aprovecharán el acuerdo de moderación salarial para no hacerlo. Ahora bien, en un momento de destrucción de actividad, donde los empresarios que les va bien dicen que buscan quedar “en tablas” (o sea, no tener pérdidas) este año y los dos siguientes, ¿qué empresas están mejorando tanto su cuenta de resultados que podrían mejorar los salarios sin que sea a cuenta de puestos de trabajo que se puedan crear?. Podemos imaginarnos que hay unos cuantos canallas que se están enriqueciendo con la crisis, pero pocos de estos son empresarios de empresas medianas o pequeñas que lo que ven es peligrar su actividad. Siempre podemos quedarnos con el mito del empresario del Monopoly con sombrero de copa, pero hoy en día, hay tres colectivos con las caras largas de preocupación: los desempleados y los que temen estarlo, los sindicalistas que están negociando como evitar EREs en su empresas y el empresario medio de la economía productiva española que teme irse él al carajo y con él los currelas de su empresa. En serio, Emilios Botines, hay pocos en la economía productiva.
Equilibrio entre reducir el poder monopsonista del empleador y el desempleo
Siguiendo con el tema del poder monopsonista del empleador y mecanismos para reducirlos. Por ejemplo, el Salario Mínimo, los convenios colectivos que empujen al alza los salarios y las condiciones laborales, etc.. Muchos de estos mecanismos soy un firme defensor, pero incluso los mecanismos de balance y control de poder llevados al extremo son negativos para la economía o para quien intenta proteger.
Los modelos que intentan explicar el desempleo estructural (aquél que vemos cuando la economía funciona bastante bien y las sociedades no atraen ingentes cantidades de inmigrantes, algo que en España no hemos visto en 20 años) dicen que algunas medidas como la presión al alza de los salarios provocan desempleo de forma artificial. Como dicen algunos economistas como Stiglitz al analizar los mercados laborales, esto no es necesariamente malo, es verdad que costará un poco más encontrar un puesto de trabajo pero este será de más calidad y en general habrá una tendencia a mejorar productividad y el empleador intentará retener capital humano en su empresa. Cuando se está hablando de tasas de desempleo del 5, 6 o 7% que ciertas “rigideces” del mercado laboral que mejora el poder negociador de los trabajadores generen una decima extra de desempleo no es malo. En cambio con tasas del 20%, cualquier décima extra de desempleo no es aceptable.
Sobre el SMI
Hay toneladas de documentación que relaciona el salario mínimo y una mejora de las condiciones laborales en un país, pero también hay toneladas de documentación que relacionan, sea cual sea el modelo económico que utilizamos, que superar cierto valor, el Salario Mínimo genera desempleo. Aunque no hay un consenso establecido, cuando se analiza empíricamente el SMI en diversos países en las últimas décadas, la afectación en el desempleo se nota a partir del 50% del sueldo medio. Actualmente el SMI español, después de la subida que hizo el gobierno del PSOE se aproxima a ese 50%, aunque no llega. Aumentos en el SMI en este momento provocarían desempleo, sobretodo en los territorios donde el salario medio es más bajo (por ejemplo Andalucía) y se centraría precisamente en los trabajadores jóvenes. Una cosa es mantener el SMI en su nivel actual, actualizado con la inflación y otra es subirlo como algún iluminado de la verdadera izquierda SL pretende.
Sobre la pérdida de poder negociador de los trabajadores por la moderación salarial
Como decía antes, si acuerdas moderación salarial y pérdida de poder adquisitivo, los trabajadores perderán poder negociador, incluso al terminar la crisis ya que lo primero que tendrán a negociar es recuperar el poder adquisitivo. Por ello a igual desempleo, es preferible que los salarios estén más altos que más bajo desde el punto de vista del trabajador. Ahora bien, esto no es así cuando estás destruyendo empleo. Si el acuerdo de moderación salarial ayuda a salvar un porcentaje de puestos de trabajo, si genera estabilidad en las relaciones laborales en los años que quedan de crisis, el poder negociador de los trabajadores caerá, pero caerá menos que si esto no ocurriera.
Os pongo dos posibles escenarios para medidados o finales del 2014. Uno en el que el nivel de desempleo ronde el 20% y el salario real haya caído un 5% o uno donde el nivel de desempleo ronde el 25% y los salarios no hayan caído. ¿En que escenario creéis que los trabajadores tendremos menor poder negociador? Y es más, ¿en que escenario estaremos en condiciones de salir de la crisis? Lo queramos o no, cuando se destruye empleo, los trabajadores perdemos poder de negociador aunque nuestro puesto de trabajo no peligre.
Debilidad de los sindicatos por firmar acuerdos poco populares, pero mayor debilidad si sigue creciendo el desempleo
Alberto Garzón avisa sobretodo de que acuerdos de este tipo desconectan a los sindicatos con sus bases y los debilitan. Una hipótesis interesantes, si no fuera que el gran volumen de críticas que hoy están recibiendo los sindicatos por el acuerdo provienen por dos cuerpos sociales que son refractarios a los sindicatos de clase: que la izquierda verdadera SL que se autodenomina portavoz del pueblo (y no hablo de IU, ojo!), personas que se adscriben más hacia las tesis del anarquismo de izquierdas o por el otro lado, personas muy claramente ideologizadas hacia el anarcocapitalismo, el ultraliberalismo, etc.. tengan aún más mala imagen de los sindicatos de clase, es indiferente. Estas personas nunca van a sumar al sindicalismo de clase mayoritario.
El problema puede radicar en que personas jóvenes que tienen poca vinculación con el sindicalismo y con personas del movimiento sindical sientan aún más desafección hacia estos. Podría hacer el análisis cínico que como la mayoría está desempleados o en situación laboral que les lleva poco a afiliarse y de hecho sus formas de movilizarse son poco sostenidas en el tiempo (algo que necesitan los sindicatos), les tendrían que preocupar poco a los sindicatos. Dejando a parte que a nivel estratégico la opinión de unos jóvenes que son poco proclives a un compromiso a largo plazo y que están bailando entre el desempleo y los puestos de menor valor, no son los cuerpos sociales que apoyan a los sindicatos, aquí ni en la revolucionaria Francia, y que tan solo hay que esperar a que entren en el mercado laboral y cambien sus issues políticos. Mayor desafección habría si los jóvenes no van a tener ni una sola oportunidad de entrar al mercado laboral y peor aún, si su posición de debilidad actual se agrava tanto que cuando salgamos de la crisis vayan a quedar condenada esta generación a los puestos de trabajo de mayor explotación y menor valor añadido. Cualquier oportunidad de intentar generar empleo juvenil ha de ser la prioridad número 1, aún cuando se haga a costa de más desafección hacia los sindicatos, o hacia el Papa de Roma.
Un joven con un mal empleo que además cobra un 3% menos, sentirá desafección por los sindicatos, pero un joven en el desempleo y condenado de por vida a un puesto de menor valor sentirá más desafección. Que el acuerdo de moderación salarial no le sale gratis a los sindicatos es evidente, lo que no está tan claro es que no firmarlo no le salga aún peor.
Por otro lado, gran parte del poder, autonomía, fuerza y capacidad de los sindicatos son sus afiliados. Por mucho que la verdadera izquierda SL llame a darse de baja a los afiliados por motivos de pureza, los 3.000.000 de afiliados a los sindicatos en España no se dan de baja por estos motivos (excepto una minoría muy minoritaria e ideologizada). Trabajo en lo que es una de las puertas de uno de los sindicatos mayoritarios y veo cada día varias altas y bajas al sindicato. El motivo principal y casi único de las bajas es la pérdida de empleo, y sobretodo la situación prolongada de desempleo. Una caída del 3% extra del desempleo es una caída casi equivalente en la afiliación a los sindicatos. Volvemos a lo mismo, ¿qué situación de debilidad puede ser mayor para los sindicatos? ¿terminar el 2014 con 500.000 afiliados menos pero con una imagen de pureza mayor o mantener unos niveles de afiliación más estables pero quedando como unos pragmáticos?
Por último, a pesar de que a Alberto Garzón le tengo un respeto y aprecio considerable, creo que el debate que él plantea es, excepto para una minoría, vacío. Sí, los sindicatos tenemos mala imagen, años de no saber explicar lo que hacemos y de ser las organizaciones más complicadas y raras del universo nos labran esa parte de la imagen y una campaña antisindical mediática durante los últimos 5 años pone la puntilla. Los trabajadores saben que no somos molones, nos miran de reojo y nos cuestionan. Sí, cierto. Pero también es verdad que tanto UGT como CCOO no están perdiendo afiliación por desafección, que son los únicos sindicatos que han crecido en afiliación en Europa desde 1980 hasta ahora, que ganan y continúan ganando las elecciones sindicales de forma masiva y que cuando un currela tiene un problema lo primero que hace es consultar a un sindicato o a alguien que conoce que forma parte. En las encuestas nos ponen a parir, pero siguen creyendo que somos necesarios. Incluso el sector de la verdadera izquierda SL que nos atiza con ganas, lo hace porqué sabe que somos los únicos que les vamos a escuchar y aún tenemos algún margen para hacer alguna cosa, una vez la fiebre de los movimientos espontáneos ha caído.
Por otro lado, hay algo más importante aún que los intereses de los sindicatos y su poder negociador. La finalidad para la que han nacido y hoy por hoy la defensa de los intereses de los trabajadores pasa por intentar evitar más despidos y ayudar a generar más empleo. Ni más, ni menos. La retórica purista se la dejo a la CGT y la CNT, que para eso han nacido y representan lo que representan y tienen otro nivel de responsabilidad.
Esto no quita que cuando hayamos podido atender el incendio luego pasemos a otras reformas y a atacar las causas de la desigualdad y toquemos cosas como el mercado financiero, el modelo fiscal, etc.. pero el incendio y la sangría hoy por hoy está en los mercados laborales, y los sindicatos tienen obligaciones directas en este marco.
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