Hoy es el Blog Action Day, este año destinado a debatir en los blogs sobre el tema del calentamiento global, reivindicar acciones políticas y económicas para combatirlo y presionar a los gobiernos y la opinión pública para que en la conferencia de Copenhague se impulsen acciones claras para reducir emisiones de gases invernadero. Los modelos científicos son bastante sólidos y cada nueva proyección del IPCC está más afinada. Las diversas proyecciones socioeconómicas indican que tenemos que invertir entre el 0,1% (Nordhaus) y el 1% (Stern) del PIB mundial para combatir el calentamiento global. En Copenhague no van a analizar el aspecto científico, este está bastante claro, sinó el socioeconómico y en este debate los ciudadanos no deberíamos quedar excluidos: las decisiones que se tomen allí van a afectar nuestra vida inmediata (la producción de energía por fuentes renovables es hoy por hoy más cara que quemando carbón, por ejemplo) pero también indicarán hasta que punto comprometeremos a las generaciones futuras, en especial los países en vías de desarrollo, que son los que más van a sufrir los efectos negativos del calentamiento global.
Es un debate sobre la solidaridad norte-sur y la solidaridad de las generaciones actuales con las futuras, es un debate sobre costes futuros y costes presentes.
Más allá de este debate que es el que realmente es interesante y el que está abierto, los negacionistas del calentamiento global siguen con las suyas intentando que este debate no se produzca (todo lo que tardemos en decidir si invertimos un 0,1% o un 1% del PIB en combatir el calentamiento global, dejará tiempo libre para que algunas compañías emitan todo el CO2 que deseen, sin limitaciones). La forma de retrasarlo es dibujar debates científicos más allá de lo que son. Un ejemplo de ello es el debate científico sobre el efecto de isla de calor sobre la evolución de las temperaturas en las últimas décadas.
El efecto isla de calor
Una estación metereológica que esté alojada en mitad de una ciudad obtendrá datos climatológicos diferentes a una alojada a unos pocos kilómetros en el centro de un bosque. La ciudad “calienta” el aire de su entorno (los vehículos disipan calor de los motores, los aires acondicionados expulsan calor a las calles, el consumo de electricidad disipa calor, e incluso la densidad de población hace que haya suficiente fuentes de calor que incrementan la temperatura). Cualquiera que le guste la montaña o el senderismo lo habrá notado. Ir por el centro de Barcelona a las 2 de la mañana en otoño en un día de buen tiempo se puede hacer con una chaquetilla o con mangas de camisa, en cambio ir por mitad de Collserolla a pocos kilómetros del centro requiere algo más de abrigo y protección contra la humedad y el frío.
Existen varias estaciones metereológicas en ciudades y cercas de “islas de calor” de este tipo que se utilizan en las medidas que utilizan NASS o HadCru para calcular la evolución de las temperaturas locales. Los climatólogos entienden el efecto de isla de calor, pero lo que buscan no son las temperaturas absolutas, sinó la evolución de estas temperaturas a lo largo del tiempo. Si la estación metereológica del Observatori Fabra marca 12ºC de media en el mes de Noviembre no importa que otra estación en mitad de Collserolla marque 10ºC, lo importante es que el Observatori Fabra haya detectado un incremento de temperaturas de 0,1ºC con respecto al año anterior o con respecto a hace una década, y que esta sea parecida a la de una estación próxima pero fuera de la isla de calor.
Utilizando calibraciones con respecto a estaciones metereológicas fuera de islas de calor pero próximas a estas con islas de calor, y algunos usos estadísticos los climatólogos pueden eludir el efecto de isla de calor ya que lo que se busca es la variabilidad de la temperatura año a año, década a década y no la temperatura absoluta. Lo que se intenta medir en los modelos climatológicos no es si Barcelona tiene 2, 4 o 6 ºC más de temperatura que el entorno natural más inmediato, sinó cuanto aumenta la temperatura en la ciudad década a década.
El debate científico
Los modelos del IPCC desdeñan el efecto de la isla de calor ya que se consideran varios aspectos:
– Tan sólo un porcentaje pequeño (alrededor del 15%) de estaciones metereológicas están en islas de calor, la mayoría de puntos donde se miden las temperaturas están en el mar y el océano, y de los que están en tierra la mayoría están en zonas que se consideran no influenciadas por islas de calor.
– Hay una increible coherencia en la evolución de las temperaturas medidas en superficie con las medidas por satélites en las capas inferiores de la atmósfera.
– Se consideran que las calibraciones y estrategias estadísticas logran acallar la influencia de las islas de calor en la variación de las temperaturas (no en la temperatura absoluta, obviamente).
Aún así, este es un tema que permanece relativamente abierto en la literatura científica. McKritrick (2007) publicó un análisis de las estrategias de calibración y de las herramientas estadísticas de los climatólogos para eliminar el efecto de isla de calor y vió que estas no lo eliminaban. Según McKritrick los efectos de isla de calor se deberían observar como mínimo en la comparación de datos de estaciones en una misma región y se debería introducir variables socioeconómicas que lo corrigieran y no sólo los actuales sistemas que utilizan. Para McKritrick, un 15% de las estaciones daban datos que deberían reanalizarse. Por ejemplo, si cerca de una estación metereológica cercana a un polígono industrial se instala una nueva fundición de acero, esta terminará emitiendo calor que incrementará la temperatura y pone en cuestión la evolución de la temperatura que detecte esa estación.
Estudios posteriores, analizan esta posibilidad. Por ejemplo, Jones (2008), encontró que en la región de China este efecto predicho por McKritrick era descartable, una vez comparando las temperaturas de las estaciones terrestres en islas de calor con aquellas que están fuera obtuvieron, obviamente temperaturas absolutas diferentes, pero una variación de temperaturas que se correlacionaba también claramente.
Anomalías en la temperatura medida en diversas estaciones metereológicas en China, separadas las rurales de aquellas urbanas. Fuente (Jones, 2008).
Trabajos parecidos a los de Jones 2008, los hay en otras zonas como el entorno de Londres, refuerzan los datos analizados para China.
Por otro lado, Gavin (2009), encontró no significativas las conclusiones de McKritrick y en otro análisis estadístico demostró que las variables socioeconómicas no eran significativas en el estudio de la variación de las temperaturas medidas en las estaciones metereológicas cercanas a islas de calor. Este artículo va en la misma línea que otros anteriores (Parker, 2005), y rechazan la influencia de la isla de calor en el incremento de temperaturas detectado, también, en el 15% de las estaciones metereológicas embebidas en una isla de calor.
Aún así McKritick está preparando una respuesta a Gavin 2009, que seguramente siga manteniendo el debate de la influencia teórica estadística de las variables socioeconómicas en las estaciones metereológicas emebebidas en islas de calor. En este caso McKritick, en su paper en versión draft y que supuestamente la Geophysical Research Letters publicará en este próximo año, anuncia que el efecto isla de calor tendrá una relevancia a nivel regional y no tanto a nivel global.
Conclusiones del debate científico.
El trabajo de McKritick indica que es posible que exista una influencia teórica en las islas de calor a nivel regional y que debería ser considerado, como mínimo para analizar las temperaturas que miden el 15% de estaciones metereológicas. Esto introduce un factor de análisis y profundidad mayor, pero que no afecta al conjunto de conclusiones generales del IPCC de forma seria.
Entre otras, las predicciones de McKritick no se están produciendo tampoco a nivel regional.
a) El estudio regional de China que compara el efecto de isla de calor con el de los resultados observados en otras estaciones metereológicas de la región y otros estudios alrededor de la ciudad de Viena y Londres indican que la isla de calor no provoca efecto ninguno. Es compatible que McKritick tenga razón en su Paper con que físicamente sea un efecto irrelevante, también el incremento de población humana influye en las temperaturas planetarias (cada uno de nosotros somos como estufas de 100-200 Watts), pero su efecto en el conjunto global es irrelevante. Lo mismo parece ser a nivel global y regional: el abrir una fundición próxima a una estación metereológica influirá en la nueva temperatura que medirá a partir de entonces, pero su influencia en un conjunto amplio de estaciones queda apantallado y es insignificante.
b) La robustez del resto de datos térmicos medidos no es cuestionada, satélites, estaciones metereológicas en el mar (2/3), las que se encuentran en zonas poco habitadas o sin núcleos urbanos o industriales activos cerca (+ de 2/3 de las restantes) no se ven afectadas por el efecto isla de calor. Por tanto si podemos fiarnos de las medidas tomadas por el resto de estaciones metereológicas (prácticamente un 85%) y de satélites.
c) Los datos con o sin islas de calor de por medio apuntan al mismo lado, lo cuál indica que al menos en su conjunto el efecto físico es negligible. Si se selecciona sólo las estaciones metereológicas fuera de islas de calor el resultado sobre la anomalía térmica es el mismo que si se tienen en consideración el conjunto de estaciones con o sin islas de calor.
En definitiva, los efectos de la isla de calor son negligibles en el conjunto de mediciones de la evolución de temperaturas globales, es posible que tengan un efecto a nivel regional, pero este al parecer por los estudios regionales existentes no produce ningún efecto. Esto no tira por el retrete el trabajo de McKritick pero sí limita sus consecuencias.
Y como siempre los negacionistas descontextualizan y llevan el ascua a su fuego.
Para los negacionistas esto es suficiente como para utilizarlo como un argumento repetido y aburrido: las islas de calor cuestionan la evolución de las temperaturas, por tanto las temperaturas que presenta el IPCC son falsas, por tanto el calentamiento global es un timo. Algo bastante lejos de lo que dice McKritick y de las peores consecuencias que se derivarían si McKritick estuviera totalmente en lo cierto, y por supuesto sin considerar todos los estudios que falsean el conjunto de conclusiones de McKritick. Existe un debate científico, claro… no hay nada en ciencia que se dé por demostrado para siempre, pero este tiene un alcance que no llega ni de lejos a como es presentado por los propagandistas del negacionismo del calentamiento global.
Como siempre recuerdo, el debate científico debe seguir avanzando, las previsiones del IPCC cada vez son más refinadas y los modelos climatológicos más complejos y elaborados. Cuanto mejor sepamos de la climatología mejor, pero las conclusiones generales del IPCC no se han modificado desde que se reunieron a inicios de la década de los 90. No deberíamos dejarnos perder que mientras el debate científico está muy avanzado, no hemos hecho los deberes en el debate socioeconómico. Por ello es reclamable que en Copenhague se avance bastante en este debate donde la ciencia ya habla de forma bastante clara… ahora hemos de hablar los ciudadanos, los políticos y los economistas para resolver la siguiente duda: ¿cuánto queremos invertir hoy para evitar los peores efectos del calentamiento global?.
Recopilación de iniciativas alrededor del Blog Action Day 2009
– Firma la Petición mundial que se realizará a los gobiernos en la conferencia de Copenhague http://www.tictactictac.org. (vía http://www.coalicionclima.org/)
– Blog Action Day 2009 en España. www.diadelblog.com
– Blog Action Day 2009 Internacional. http://www.blogactionday.org/
– El PSOE ha realizado un encuentro con blogueros con motivo del Blog Action Day
One thought on “Poniendo en su justo límite el efecto “isla de calor” en el debate del calentamiento global (Blog Action Day 2009)”