El PSC está preparando las primeras primarias abiertas que se realizarán en la ciudad de Barcelona para escoger su candidato a las elecciones municipales del 2015.
La respuesta de “unas primarias” nacen por dos motores, una dirección y unos cuadros dirigentes de la federación de Barcelona del PSC con los que discrepo en muchos temas pero que creen realmente en la abertura del partido, y una acumulación de errores y desastres que llevan a focalizar en las primarias como uno de los pocos mecanismos para recuperar algo de credibilidad entre los ciudadanos.
En estas primarias hay 5 candidatos de los 7 posibles que considero que son buenos, unos más que otros y ya expresaré mi preferencia más adelante, pero creo que tanto Carmen Andrés, Jordi Martí, Rocío Martínez, Jaume Collboni o Laia Bonet tienen muchas cosas a aportar, son perfiles con cierta proyección de cara al futuro y son realmente de una forma u otra disruptivos con la forma de tomar decisiones que al PSC le ha llevado a la debacle actual.
La debilidad del partido y de las opciones electorales, junto a la calidad de los candidatos y a la posibilidad real de abertura del proceso hace que muchos socialistas, de carnet o no, creamos realmente que esto es una oportunidad, puede que la única, a la que aferrarse e ilusionarse.
Xavier Trias es un alcalde nefasto, su política de parálisis municipal y de transferencias de rentas de la ciudad de Barcelona a la Generalitat, sin ningún tipo de compensación, es horrible. ICV tiene un candidato muy flojo y el recorrido político de la candidatura ecosocialista es limitado, ERC tiene que resolver su candidatura en Barcelona, y tiene un gran problema de ejercer papel de líder del centroizquierda de Barcelona, las CUP, que seguramente entrarán en el consistorio el 2015 tienen también un recorrido limitado. Es decir, o el PSC logra presentar una candidatura fuerte o será imposible un gobierno de centroizquierda en la ciudad de Barcelona.
Algunos no olvidamos que seguramente Barcelona haya sido una de las pocas ciudades gestionadas con profundos principios socialdemócratas (de ahí, entre otras virtudes, que contara con cash para combatir la crisis), y vemos la decadencia, lenta, agónica, de una ciudad con un alcalde que intenta pasar desapercibido como algo triste.
Para muchos las primarias de Barcelona son una oportunidad, para el PSC, pero también para la ciudad de Barcelona. De ahí que los movimientos contra las propias primarias, que los hay, de quien no cree en ellas, como de quien tiene intereses espúreos para que no sean realmente abiertas o los errores humanos o incapacidad técnica tengan un efecto demoledor.
Ahora mismo el “quid” está en el reglamento, en los avales, que indicarán realmente lo abierto o no que será el proceso, hay quienes pugnamos por bajar el nivel de los avales y otros en subirlo, y seguramente se llegue a una solución de compromiso, pero por otro lado sí que hay una discusión profunda y es si ha de favorecerse una segunda vuelta o no.
La segunda vuelta es esencial también para este proceso. Como he dicho antes hay 5 de los 7 candidatos que me gustan de una forma u otra, pero tengo mis preferencias sobre ellos, pero creo también que si pasan dos de estos 7, las coaliciones que se aglutinen después marcarán también la capacidad de aglutinar y liderar, la capacidad de sumar proyectos parcialmente diferentes y sobretodo gente con ganas de transformar la ciudad y el PSC.
El PSC es un partido con un alto nivel de desconfianza, con unas perspectivas electorales muy bajas, una militancia muy tocada y de bajón, con una crisis de liderazgo profunda, tanto a nivel catalán como a nivel de la propia ciudad de Barcelona y en esta tanto a nivel orgánico como institucional. La segunda vuelta de las primarias puede ser la forma de ver no sólo que candidato tiene mejor proyecto, sino que candidato logra aglutinar más gente bajo su bandera cuando la primera vuelta haya perfilado quienes son los dos que tengan más apoyo.
Quien intenta que no haya segunda vuelta, o intenta mantener unos avales altos o quien no cree en las primarias posiblemente lo que está pensando es con la hoja de cálculo bajo el brazo, y no con el interés de hacer el proceso todo lo creíble que sea posible, ni en intentar reducir ese nivel de desconfianza.
A mí las segundas vueltas per sé no me gustan, porque en segunda coges “al que te disgusta menos”; no es un voto ilusionante. Lo veo para elecciones propiamente dichas; pero para Primarias no lo veo tanto.
Dicho esto, si ninguno obtiene una mayoría razonablemente clara, es obvio que ha de haberlas, pero el 50% +1, en cualquiera de los casos, me parece excesivo.
Un 40% y 10 puntos de distancia sobre el segundo, ya me parece razonable que no haya segunda vuelta, vaya.
Eso es porqué eres amigo de LM y te aprecias mucho su criterio… :-P
Un 50+1 lo entiende cualquiera, el 40 > segundo+10, no lo entiende tanta gente y eso es importante de cara a hacer creíble el proceso.
Una pregunta, la resta de la llista com es farà? No fos cas que ens trobéssim un altre cop un cap de llista que ha de marxar d’una votació perquè el grup ha decidit una cosa que no vol votar.
Ah… ahí hay quienes creemos que el mismo censo que votó al candidato termine ratificando la lista, pero somos unos ilusos.