Pujol, estamos hartos de sus broncas
Política

Pujol, estamos hartos de sus broncas

pujolJordi Pujol cuando era cuestionado o tenía temas por los que dar la cara conseguía que el que le cuestionaba terminara abroncado. Es paradigmático el caso de Banca Catalana (del que no sé si Pujol cometió un delito o no), donde el que terminó casi linchado por una horda de simpatizantes convergentes a la salida del Parlament fue Raimón Obiols.

Cada vez que le criticaba un izquierdista en el Parlament salía atacándole, tildándole de mal catalán. Sus broncas eran épicas, su forma de decirnos a todos los catalanes que no estábamos con usted que éramos poco menos que malos catalanes y que apenas merecíamos respirar el mismo aire que él formaba parte de la vida política catalana.

Arcadi Espada es un zumbao, pero retrata bastante bien la opresión pujoliana en el libro “Contra Catalunya”. Realmente Pujol quiso crear un país a su medida, Catalunya = CiU = Pujol y Pujol era Catalunya y Catalunya era Pujol. Toda crítica a Pujol lo era a Catalunya.

Pujol es un oligarca que se benefició de la parte extractiva de las instituciones españolas y catalanas surgidas de la transición. No le niego su labor política, ni lo que significó. Le cuestiono sí, muchas cosas a nivel político. Comenzando por el modelo  de “peix al cove” donde Pujol se hacía pasar por un conseguidor en Madrid que arañaba un sistema de financiación autonómico diseñado con el culo y nos hacía pasar lo que eran parches como grandes logros. Pujol no intentó mejorar el sistema fiscal catalán, lo hicieron Maragall, Montilla y Mas. Pujol mercadeaba. Y nos lo hacía colar como grandes logros.

Pujol y toda su familia se han beneficiado de ese sistema extractivo, creando una red clientelar (digo clientelar, no ilegal, ojo) que poco tienen que envidiar a la del PSOE en Andalucía o la del PP en Valencia. Pujol ha sido un gran beneficiado del sistema político. Pujol parece que ha cometido algún delito y es el que ha comparecido al Parlamento con un posible delito fiscal a la espalda.

Pero Pujol sigue creyendo que es el pater familia de todos los catalanes. Sigue echándonos bronca, a nosotros o a nuestros diputados, a los que representan, cada vez más, una Catalunya que está muy lejos de la CiU de su época. Y por eso le ha pegado una bronca de aúpa a los diputados en el Parlament de Catalunya. Pujol ya no es diputado, no es el President, ya no es “Catalunya”. Pujol es un humilde ciudadano, como cualquiera, como yo mismo. Pero sigue creyendo que sigue siendo Catalunya.

Su propio relato le ha atrapado y lo ha convertido en un esperpento. Señor Pujol, ya no somos una sociedad que surgía de una transición. Señor Pujol, ya no nos creemos los relatos epico-nacionalistas donde las personas son encarnaciones de las naciones. Señor Pujol, el procés, entre otras cosas le ha dejado a ud. atrás, queremos empoderarnos no sólo para librarnos de los problemas y fallos de las instituciones españolas, sino de los problemas y fallos de las instituciones catalanas que ud. representa y de los que se benefició. Queremos crear un nuevo país, sea dentro o fuera de España, para que las redes clientelares que le han alimentado a ud. y a toda su familia ya no tenga esa fuerza.

Señor Pujol estamos hartos de sus broncas, todos. Incluso los suyos. Es ud. posiblemente un corrupto y estaba compareciendo delante de los representantes del pueblo catalán. Pero aún así, la vieja gloria, creyendo que era 1990, volvió a pegar bronca a los diputados.

Pujol, ya sus broncas dan risa, mejor dicho, dan pena y vergüenza ajena. Deje de gritar, y deje de hacer de padre de la patria. Y plantéese que haya hecho mal todos estos años, pida disculpas si cree que se haya apropiado de algo que no le toca y devuélvalo. Y punto. La dignidad política también se demuestran cuando se está fuera de la primera línea. Muchas gracias por sus servicios, pague lo que nos deba a los catalanes y bon vent y barca nova.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

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