Uno de los rumores que se mueve de tanto en tanto alrededor de como debería reaccionar el estado español ante el movimiento independentista es la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española que permitiría suspender temporalmente la autonomía catalana y ser dirigida desde Madrid.
Es el equivalente legislativo a traer los tanques para impedir la independencia de Catalunya. Es, junto a meter en prisión o inhabilitar a políticos catalanes independentistas, lo más gordo que puede hacer el estado español para intentar frenar el proceso.
Pero no creo que lo hagan, porqué esta medida tiene tres efectos colaterales que a cualquiera que desde el estado español quiera frenar al independentismo no le gustaría.
Por un lado una actuación de “mano dura” de este tipo va a empujar al independentista condicional y al soberanista no independentista al bando independentista. Hará que la fuerza del independentismo que ronda entre el 40-50% suba, al menos temporalmente, hacia el 70% ya que se visualizaría como un ataque a la democracia.
Además en España, donde hoy no hay un apoyo al movimiento de independencia catalán o este apoyo es más que marginal, haría virar a una parte de la izquierda para hacerla favorable a las aspiraciones democráticas de los catalanes ya que los visualizaría como víctimas. Aunque este apoyo nunca sería mayoritario, podría hacer que las opciones a favor de un referéndum catalán comenzaran a tener un apoyo que vaya más allá de los partidos catalanes y eso es hacer el problema un poco más gordo.
Por otro lado, a nivel internacional y en especial de la Unión Europea, hoy en día no quieren que hagamos la independencia ni nos lo van a facilitar. Lo que quieren es que el estado español y los políticos independentistas pacten una solución. Pero si alguna de las partes aplica la “fuerza bruta” en este caso, la suspensión de la autonomía, se visualizaría que no existe una posibilidad de pacto alguno y que ese pacto quien lo impide es el gobierno del estado español. Abriendo la puerta a un posible reconocimiento internacional.
Sin darse cuenta el gobierno español podría abrir la espita a un reconocimiento internacional de Catalunya como estado en cuanto aplique sus medidas más duras.
Por tanto, ni creo que lo hagan, y ojalá, después de una victoria del independentismo este 27 de septiembre, alguien tan tarugo en el gobierno del estado se le pase por la cabeza aplicar el artículo 155.
Es el mejor favor que nos podría hacer.