El pasado Viernes realicé una pequeña clase de dos horas para cuadros dirigentes (casi todos municipales) en el marco del Màster de lideratge per a la gestió política i social . El público, como no, dirigentes del PSC, la mayoría con un currículum político que ensombrecen el mío y con bastantes ganas (aguantaron estoicamente un Viernes a la hora de la siesta).

Como prometí, dejo un esquema de la clase, con algunos enlaces y recursos.

La primera parte constó de lo que para mí ya es un clásico “curso de ciberactivismo para no ciberactivistas”:

La segunda fué una menos sistematica exposición de aspectos del ciberacitivismo:

– La web 2.0 permite eludir los monopolios comunicativos de los mass-media y los monopolios de activismo social de las organizaciones sindicales, políticas y sociales. Como ciberactivistas tenemos que tener en cuenta que podemos eludir la dictadura de la agenda de temas de los mass-media e introducir los que nos interesen.

– Los movimientos sociales de ciberciudadanos adoptan cada vez más formas 2.0. El fenómeno “NIMBY” y la plataformitis son ejemplos de movimientos sociales efímeros, que aglutinan a una serie de personas en una causa por un período temporal determinado y que acumulan bastante talento y conocimiento de “su causa”. Con herramientas como FaceBook los ciudadanos que rechazan propuestas políticas se están aglutinando y agrupando de forma bastante efectiva.

– Ejemplos de dirigentes ciberactivistas:

• Fernández Vara, el presidente de la CCAA de Extremadura, que dedicando unas pocas horas a la semana atiende a los comentarios y redacta sus propios posts en su blog.
• Patxi López, con un uso interesante del videoblog y una gran iniciativa a la hora de querer influir en la blogosfera y las redes sociales.

– Las cibercampañas pueden movilizar a miles de personas por una causa de forma “tibia” y sin mucho esfuerzo por parte de los ciberactivistas, campañas como las de NO a las 65 horas lograron mobilizar miles de ciberactivistas durante meses mediante pequeñas acciones puntuales.

– El ciberactivismo político es una lluvia fina, ayuda a generar estados de opinión, a transmitir sensaciones y ayudan a la construcción de un relato político, pero no es efectivo utilizarlo frente a un “escándalo” o una emergencia comunicativa negativa ya que se pierde efectividad y sobretodo credibilidad. Hay que tener estrategia comunicativa utilizando el ciberactivismo, y esta ha de ser a largo plazo.

– Hay que atender a la siguiente tríada comunicativa en el ciberactivismo:

1. Lo que no se comunica no existe (este axioma comunicativo es ya un clásico)
2. Si no te comunicas en la red, alguien lo hace en tu lugar con un mensaje que no te favorece (ejemplo, el PGM del Carmel)
3. Si no haces ciberactivismo, alguien lo hará en contra de tus intereses (campaña en contra del canon digital).

– Ejemplo de campaña que integra el ciberactivismo es la de Obama, como ilustración de ello, el efecto de Obama en la blogosfera:

y el vídeo vírico de Obama en las primarias: