Soy un fan de publicar toda la información posible en forma de gráfico o de infografía. Me encanta la capacidad que tiene un gráfico de expresar un argumento de una forma más contundente que cientos de palabras.
Trasladar los argumentos a datos y estos a información gráfica es una de las mejores formas de comunicar ideas y hacer divulgación que existen.
El problema es que el uso de las gráficas y las infografías no es tan neutral como parece. Más allá de formas de distorsionar los gráficos (como hacer escalas que hagan parecer mayores o menores las diferencias entre diversas variables), la información gráfica que acompaña a un artículo introduce varios sesgos.
Sesgo hacia la información fácilmente graficable frente a la relevante
El primero de ellos es que la información que no puede presentarse de forma gráfica tiende a quedar relegada, puede que en un artículo la información o el argumento más relevante no esté en un gráfico, y que en cambio, un dato de segundo orden o un argumento menor pueda transformarse en información gráfica. Al hacerlo fijaremos más la idea gráfica en el lector que el verdadero argumento de peso que es el que queremos que quede más claro.
Aceptamos las gráficas de forma poco crítica y no las entendemos
Cuando estamos confrontados a información presentada en forma de gráfico tendemos a aceptar el gráfico de forma poco crítica [Dubious Data: The Problem with Infographics, Christy Rezaii, 2012] y tenemos problemas para entender la escala o la relevancia de las variables presentadas (MITCHELMORE, CAVANAGH, 2000).
Hay comportamientos aún más curiosos, si la gráfica está presentada en forma de barras o de líneas tendemos a interpretarla de una forma distinta.( Selecting bars or lines in infographic could lead to some errors, ZACKS, TVERSKY, Bars and lines: A study of graphic communication, 1999) lo cuál lleva a malinterpretar la propia gráfica.
Nos provocan una falsa creencia de entender la materia
Un ejemplo de ello es el análisis del desempleo en los países de la eurozona. Una variable mal seleccionada presentada de forma gráfica o numérica nos puede hacer creer que el problema tiene una dimensión mayor o menor a la real. El hecho de ver información reflejada de forma gráfica, en muchas ocasiones descontextualizada, nos puede hacer generar la falsa ilusión que hemos entendido lo relevante de determinado tema cuando en realidad no hemos ni sobrevolado la superficie.
Conclusión
La información gráfica o infográfica tiene una potencia enorme a la hora de reforzar la capacidad de divulgación y de comprensión de los argumentos. La posibilidad de hacer que una idea o un argumento se traslade a un aspecto numérico y transformable en un gráfico es una de las mejores herramientas que tiene un divulgador o un analista para compartir sus argumentos.
Pero los diversos sesgos y problemas que generan los gráficos y las infografías obligan a un esfuerzo adicional. De ahí que la selección de las variables, su forma de presentarlas y la forma de construir la información gráfica es esencial que se haga lo más cuidadosamente posible, que recordemos a nuestros lectores los posibles sesgos que tiene la información gráfica y que construyamos un mayor sentido crítico cuando nosotros seamos los que leamos esa información gráfica.
Como ejercicio dejo este ejemplo de infografía que resume lo explicado en este artículo, veamos que sesgos se pueden encontrar: