Un serio problema de los partidos políticos es la selección inversa de cuadros y de líderes (Politikones dixit). Es decir, los mecanismos institucionales de los partidos terminan seleccionando cargos intermedios complacientes y líderes que no solucionan problemas ni hacen ofertas electorales que les permitan ganar elecciones.
En roman paladino… lo que nos encontramos es que algunos partidos han olvidado que han de premiar a quien acierta en sus propuestas y castigar a quien hace propuestas que restan a la organización política.
Sencillo, si un cuadro político convence a los demás de que su idea, por ejemplo, una determinada alianza electoral va a ser buena, y esta resulta en una catástrofe, se le castiga retirándole responsabilidades. Al revés si un cuadro del partido acierta en sus propuestas o plantea una alternativa que hubiera sido más acertada, se le premia con más responsabilidad (no necesariamente “cargos” o “salarios”).
Es un elemento sencillo que siempre se olvida. Comenzando por ahí se puede construir un aparato institucional intrapartido mucho mejor. El problema, es que los incentivos son a la inversa: cuadros que sigan apoyando los líderes que cometen errores solo porqué controlan el poder interno, y líderes que siguen seleccionando cuadros complacientes sólo por el hecho de que eso les garantiza la silla.
No hay que ser un doctor en ciencias políticas para descubrir algunas de las costuras de los partidos políticos que causan un gran grado de ineficiencia. Aunque serlo ayude. Al final se trata de diseñar un entramado institucional en los partidos que no favorezca la selección inversa. No es tan difícil.