Visto que la alta dirección del PSC no quiere hacer lo que podría ser lo mejor: un proceso de refundación o un congreso extraordinario. Visto que los dirigentes con capacidad de sustituir a los que nos están llevando por la senda del desastre prefieren como se dice en el mus “jugar a chicas”. Sabiendo además que muchos de los motivos que hay para no analizar de forma coherente las opciones que se tienen es el amor de algunos por la silla, le ofrezco a la alta dirección una hoja de ruta alternativa que nos evite ir a la irrelevancia política.
Reorganizar el grupo parlamentario para evitar perder alcaldías clave
En la actual lista de diputados electos del PSC hay un gran número de alcaldes. En una situación como la que tiene el PSC en la que en las próximas municipales se va a jugar su existencia y puede perder esas alcaldías clave (solo hay que analizar la evolución de los votos en los últimos ciclos electorales), que sin ellas perdería el magro poder institucional que aún retiene, lo mejor que puede hacer es que estos alcaldes se dediquen a ejercer de alcaldes y no cojan el acta de diputado.
En el resto de la lista hay suficiente talento para suplirlos, ya que con 20 diputados no vas a poder tener ninguno dedicado “a tiempo parcial”. La época de los alcaldes-diputados-miembrosdelaejecutiva se tiene que olvidar ya, y que cada uno haga una única función con cuerpo y alma.
Construir un discurso económico creible y socialdemócrata
Lo decía menos serio que ahora, pero la socialdemocracia necesita un discurso económico propio creible. Decir “no a los recortes” no sirve, digamos en que recortaríamos, como evitaríamos los efectos más perniciosos de estos recortes, de donde sacaríamos mejor financiación y hagamos oposición a un govern cuyo discurso económico hace aguas. Para dirigir la comisión de economía mejor apostar por Rocío Martínez en temas macroeconómicos y en Montse Capdevila para temas de empresa y comercio, que en Maurici Lucena cuyo discurso que roza las tesis cercanas a las austríacas neoliberales no creo que sea lo que mejor nos convenga para hacer oposición (y a mi oponión, tampoco gobierno). Aunque la crisis de la socialdemocracia sea profunda, al menos estas dos diputadas son bastante coherentes en este ámbito.
Apostar por el federalismo pero ir con la línea más realista y posibilista: meterlo en la consulta
Continuar apostando por una reforma de la constitución en plena mayoría absoluta del PP y con un PSOE que no sabemos si va o viene en este tema, es prácticamente suicida. Es no entender un comino que los resultados indican que los federalistas no nos han creído con este discurso. Para mi la jugada maestra sería apoyar la convocatoria de una consulta que incluya la opción federalista. ¿Se atrevería CiU o ERC a negar que aparezca la opción federalista en la consulta más o menos definida y pactada entre todas las fuerzas mal llamadas federalistas?. Sí, es ir más allá de la constitución, el PSOE se pondrá que trina, pero así pasamos a ser nosotros el centro del debate nacional y no ser un actor irrelevante. Lo mejor que puede hacer el PSC para el proyecto de un estado federal es meterse en la consulta y hackearla con esta propuesta. Una apuesta audaz por el federalismo puede ser la que haga que sea visible como el mal menor para muchos, pero para ello ha de ser audaz y creible.
Reestructurar el grupo parlamentario en el Congreso
Debido a las diversas carambolas, una de ellas que lamento profundamente, el grupo de diputados en el congreso del PSC necesita cierta reestructuración. Algunos pasos que son necesarios en Catalunya necesitan de un apoyo en las cortes creíble. Ahora sí que tiene cierto sentido que se hagan gestos para que el Grupo del Congreso del PSC se constituya como tal y tenga voz propia. Al PSOE le interesa más voces haciendo oposición y ahora ya no hay la excusa de ser el primer grupo del Congreso (con o sin los diputados del PSC no se logra), y el PSC necesita credibilidad y capacidad de articular un discurso federalista propio sin ingerencias propias o extrañas.
Todo esto sin tener que tocar sillas, ni exigir congresos extraordinarios.