Cada día he de cruzar el pasillo que hay de transbordo entre la L1 y la L3 en el metro de Pl. Catalunya de Barcelona. Ese pasillo es un lugar ideal para incluir publicidad, y por ello suele estar totalmente empapelado de un mega-anuncio a lo largo de todo el pasillo.
Este mes está incluído un anuncio de Be-Total, unas pastillas que creo que te aportan un suplemento vitamínico (creo que de vitamina B) . Más allá de que los complementos vitamínicos por si solos lo único que nos harán es que nuestra orina sea muy cara (los excedentes de vitaminas que nos proporcionan esos suplementos no se acumulan, los deshechamos al orinar), cada uno tiene el derecho de meterse lo que quiera y consumir lo que quiera más si es algo que no es ni tan solo una medicina y no tiene efectos secundarios remarcables.
El problema no es el producto, sino el mensaje subyacente al anucio. La imagen que trasladan es de personas abrumadas por un día a día que les supera, y que al tomar estos complemento vitamínicos, las mujeres se transforman en bellas diosas hindúes de múltiples brazos, y los hombres en battlebots algo retro capaces de ser la alegría de sus hijos.
Un mensaje que pone en relevancia lo que Bauman ya alerta en “Vida de consumo”, atibórrate a vitaminas y pastillas para seguir con tu vida diaria. Si estás estresado, no puedes físicamente con tu ritmo diario, si has de ser un excelente trabajador, tener la casa límpia como una patena, tener una excelente vida social, hacer deporte a todo trapo y compartir todos los momentos importantes de tus hijos, no es que intentes abarcar más de lo que puedes (o lo intentas abarcar de una forma demasiado intensa), es que no tomas suficientes pastillas.
Lo importante es ser aquél que la sociedad de consumo te hace creer que has de ser (un cruce entre una diosa hindú y un battlebot con capacidad de multitarea e inasequible al agotamiento), aunque palmes de un infarto con 40 años.
A mí, lo que me parece preocupante del mensaje del anuncio es que, en pleno 2013, los conceptos que abruman al hombre y a la mujer son “un pelín” diferentes. Mientras el mozo no puede con el trabajo, las preocupaciones y tres puntos suspensivos, la mujer carece de preocupaciones y no puede con el trabajo, la casa, los niños y los consabidos puntitos.
Se podría decir que hemos avanzado poco en temas de igualdad, pero mirándolo con un poco de objetividad, creo que hemos retrocedido. Al menos la mujer sale perdiendo …
Javier, tienes toda la razón, si además miramos que el tipo se vuelve un robot de combate (algo retro) y se pone a jugar con los niños y la tipa en una exhuberante diosa hindú tiene más connotaciones (el hombre es de hierro y su relación con los niños es la del ocio, no la educativa, la mujer ha de ser multitarea a la vez que sexi).