La famosa ley de Godwin de las discusiones en internet que viene a decir “el primero que utilice la palabra nazi o Hitler es que ha perdido los papeles y pierde la discusión” está basada desbaratar una falacia lógica llamada “falacia reductio ad-hitlerum“.
Esta falacia se produce cuando queremos criticar alguna idea de nuestro interlocutor diciendo que Hitler (o los nazis, o Franco, o Bin Laden) la defiende y por tanto ya de por si es mala. Por poner un ejemplo. “Hitler era conservacionista ambiental, ergo, los ecologistas son malos” o.. “Hitler era católico/ateo/vegetariano y por tanto ser católico/ateo/vegetariano es malo”.
Asociar una cualidad o una acción a Adolf Hitler o el demonio de turno que queramos confiere a esa cualidad o acción algo maligno. Es una falacia, ser ecologista, católico, ateo o vegetariano tendrán aspectos positivos o negativos independientemente de quien los realice. Exterminar gente por su origen étnico es malo de por si, no porqué lo hiciera Hitler, son sus acciones objetivamente malas las que lo han convertido en un ser moralmente despreciable, no al revés. Hitler dormía, comía, soñaba, escribía libros o se rascaba el cogote y no por ello dormir, comer, soñar, escribir libros o rascarse el cogote se transforma en intrínsecamente algo malvado.
Una vez aclarada esta falacia lógica, cabe remarcar que hay usos legítimos en la comparación con Hitler/Bin Laden/Stalin o el monstruo que queramos. Pondré algunos ejemplos.
Con la reciente muerte de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, hacer la siguiente afirmación:
“Hugo Chávez aunque ganó las elecciones de forma democrática y limpias pero practicó un populismo que degradó la política. Ganar o presentarse elecciones democráticas no garantiza que el político sea demócrata, Adolf Hitler se presentó a elecciones y sacó un buen resultado y gracias al parlamentarismo llegó a ser canciller y no por ello él era un demócrata.”
En esta aseveración no se condena todo el mundo que se presenta a elecciones como un no demócrata, sino que se alerta que ganar o presentarse a elecciones democráticas no implica que el político que se presente sea demócrata o no tenga tics autoritarios o populistas.
Otro ejemplo puede ser este:
“No todas las luchas contra injusticias objetivas justifican la respuesta que se han dado. El dictat de Versalles a Alemania después de la primera guerra mundial seguramente era abusivo y humilló a Alemania. Adolf Hitler ofreció una forma de enfrentarse a ese injusto dictat, pero aunque luchaba contra una injusticia cometió atrocidades e injusticias de mucho mayor rango y provocó una destrucción sin precedentes, provocó el sufrimiento y muerte de millones de inocentes, y la práctica destrucción de su país y media Europa. Cualquier justificación de las acciones de Hitler y sus seguidores en base al dictat de Versalles es pura indigencia intelectual y moral. Lo cuál lleva a la conclusión de que las injusticias (sociales, políticas, nacionales) no pueden justificar cualquier tipo de respuesta”.
En esta aseveración no se puede deducir que “todo el que lucha contra una injusticia es malvado como Hitler”, sino que no se puede justificar toda lucha contra la injusticia sin ver la proporción de esta. En este caso se realiza un legítimo uso de la comparación con las acciones de Hitler para reforzar el argumento, no se sataniza una acción.